Resumen
La salud medioambiental es actualmente uno de los desafíos más urgentes y complejos para la salud pública global.1 El entorno en el que vivimos, trabajamos y nos desarrollamos impacta directamente en el bienestar físico, mental y social de las personas.2 La contaminación del aire, del agua y del suelo, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la exposición a sustancias químicas peligrosas son solo algunos de los factores ambientales que contribuyen al aumento de enfermedades crónicas, respiratorias, infecciosas y trastornos de salud mental.3,4 En este contexto, el papel del profesional de enfermería se vuelve fundamental para enfrentar estos retos desde una perspectiva de salud integral y sostenible.
Históricamente, la enfermería ha estado comprometida con el cuidado del entorno como parte fundamental del proceso de salud-enfermedad. Florence Nightingale, es considerada la pionera de la enfermería moderna, ya reconocía la importancia de factores ambientales como la ventilación, la limpieza, la luz natural y el saneamiento en la recuperación de los pacientes.5 Hoy, frente a una crisis ecológica global, ese legado se resignifica y exige una actualización del rol del profesional de enfermería hacia una práctica ambientalmente responsable.
Los profesionales de enfermería, por su cercanía con las personas y comunidades, están en una posición estratégica para liderar acciones orientadas a la protección del medio ambiente y la promoción de la salud ambiental.6 Desde el ámbito clínico, pueden implementar prácticas sostenibles dentro de los establecimientos de salud, tales como la gestión adecuada de residuos, la reducción del uso de plásticos de un solo uso, el ahorro energético y la compra responsable de insumos.6,7 Estas acciones, aunque parezcan pequeñas, pueden tener un impacto significativo en la huella ecológica de las instituciones sanitarias.
En el nivel comunitario, la enfermería puede desempeñar un rol educativo fundamental. A través de intervenciones en escuelas, centros comunitarios o en la atención primaria, los y las enfermeras pueden promover estilos de vida sostenibles, fomentar el uso racional del agua y la energía, incentivar la movilidad activa y generar conciencia sobre los efectos del cambio climático en la salud.8,9 Estas acciones permiten empoderar a las comunidades y fortalecer su resiliencia frente a fenómenos ambientales adversos.
Asimismo, el profesional de enfermería tiene un rol esencial en la formación de nuevas generaciones.10 Incluir contenidos de salud ambiental en los programas de pregrado y postgrado contribuye a desarrollar una conciencia crítica y comprometida con la sostenibilidad.11,12 La formación en competencias medioambientales debe ser transversal y estar alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente aquellos relacionados con salud, agua limpia, energía asequible, ciudades sostenibles y acción por el clima.13,14
Desde la perspectiva de la investigación, la enfermería puede contribuir a la generación de evidencia científica que vincule las condiciones del entorno con los determinantes sociales de la salud, así como evaluar la efectividad de intervenciones ambientales en el ámbito clínico y comunitario.6,14 Estas investigaciones no solo enriquecen el cuerpo de conocimiento disciplinar, sino que también aportan insumos para la toma de decisiones en políticas públicas.
El concepto de eco-enfermería ha surgido como una corriente que articula la práctica profesional con el compromiso ecológico y la justicia ambiental. Esta visión propone un modelo de atención centrado no solo en la persona, sino también en su entorno, y reconoce que el deterioro ambiental es una amenaza directa a la salud humana.8 La eco-enfermería promueve un ejercicio ético, informado y proactivo frente a los desafíos ecológicos contemporáneos.
En conclusión, el cuidado del medio ambiente debe ser entendido como una extensión natural del rol del profesional de enfermería. La salud de la población no puede garantizarse sin un entorno sano, y la profesión de enfermería está llamada a liderar, junto con otros actores, una transformación hacia sistemas de salud más sostenibles, equitativos y resilientes. Es fundamental integrar la salud medioambiental en el quehacer cotidiano de la enfermería, tanto en la asistencia como en la docencia, la gestión y la investigación. Solo así será posible construir un futuro saludable para las personas y el planeta.
Citas
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