Abstract
Los nuevos Estándares Pedagógicos publicados por el Ministerio de Educación de Chile (2012) señalan lo que se espera de la formación inicial de profesores bajo la forma de un conjunto de competencias genéricas propias de la función docente. Pero, simultáneamente, implican desempeños fundados en competencias emocionales no abordadas, hasta ahora, por la educación formal. En ese contexto, surge la necesidad para los centros formadores de incorporar en el currículum experiencias de aprendizaje orientadas al desarrollo de las dimensiones humanas, emocionales y espirituales, a fin de que los futuros docentes estén adecuadamente preparados para superar el desafío de contribuir efectivamente a la formación integral de los estudiantes en aula.
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