Marcadores conversacionales de voseo en el habla coloquial de Medellín, Colombia1

Voseo conversational markers in medellín coloquial speaking

Citación: García, C. & Ortiz, A. (2018). Marcadores conversacionales de voseo en el habla coloquial de Medellín, Colombia. Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura, 28(1), 12-29.

Dirección Postal: Universidad de Antioquia. Calle 70 No. 52 - 21, Facultad de Comunicaciones, bloque 12, oficina 406. Medellín-Colombia.

DOI: dx.doi.org/10.15443/RL2802

Carlos García

Universidad de Antioquia

Colombia

carlos.garcia1@udea.edu.co

Adriana Ortiz

Universidad de Antioquia

Colombia

adriana.ortiz@udea.edu.co

Resumen: El trabajo presenta una caracterización preliminar de los marcadores de voseo de uso frecuente en el habla coloquial de Medellín, tales como ¿entendés?, imaginate, mirá, y ¿sabés qué?, con algunas de sus variantes, utilizados principalmente para llamar la atención del interlocutor. Este estudio de carácter descriptivo tendrá en cuenta la posición de cada una de estas unidades, para describir los contextos de aparición y las diferentes funciones pragmático-discursivas presentes en el discurso dialogal y en el monologado, así como en el modo en que contribuyen al intercambio verbal en la comunicación. Para la realización del análisis, se ha partido de un corpus de veinticuatro grabaciones de habla espontánea y de las entrevistas semidirigidas del PRESEEA-Medellín. En las conclusiones se resaltan algunas observaciones extraídas del presente estudio.

Palabras clave: Función Pragmática - Habla Coloquial - Marcadores Conversacionales - Español de Medellín - Voseo

Abstract: Discourse markers such as ¿entendés?, imaginate, mirá, and ¿sabés qué? are used in coloquial speech by Medellín people to achieved different communicative goals. This paper first of all, aims at showing some examples taken from oral sources: recordings and interviews from PRESEEA-Medellín project used with a specific pronoun: vos, that is typical use in the area of study; on the other hand, analyzes their pragmatic roles on each context as a way to describe dialectal uses.

Keywords: Pragmatic Function - Colloquial Speaking - Conversational Markers - Medellín´s Spanish - Voseo

1. Introducción

Los marcadores discursivos son, sin duda, una de las categorías pragmáticas más representativas de la conversación coloquial que, no obstante, ha recibido poca atención de los estudiosos que se han ocupado de la variante dialectal antioqueña (cf. Grajales, 2011; García, 2016; Hernández, 2016). En Colombia, sobresalen los trabajos de Uribe Mallarino (2007), Vásquez Cantillo (2009) y Rincón (2013). En los últimos años, siguiendo los enfoques dialectal y sociolingüístico, se han publicado importantes trabajos sobre marcadores discursivos en el español hablado en Hispanoamérica. Entre otros, pueden mencionarse: Toniolo y Zurita (2014) en Argentina; Rojas (2012), San Martín (2004-2005; 2011 y 2015) en Chile; Vigueras Ávila (2014) y Aldama y Reig (2016) en México; Acquarone y Gil (2012) en Uruguay; Bentivoglio et al. (2014) en Venezuela. Por ello, nos proponemos en este artículo hacer una aproximación descriptiva de los contextos de aparición y los diferentes usos pragmático-discursivos que hacen los hablantes de una serie de marcadores conversacionales, como ¿entendés?, imaginate, mirá, y ¿sabés qué?2 , con algunas de sus variantes, de uso en el español coloquial de Medellín, que tienen por función pragmática fundamental llamar la atención del interlocutor sobre algo que se va decir o se ha dicho. Estos marcadores presentan una doble función: informativa, orientada hacia el mensaje, sobre todo en los textos escritos, y la interactiva, orientada hacia el interlocutor y característica de la conversación coloquial (Martín & Portolés (1999)3.

Hemos seleccionado para tal fin las formas de uso voseantes, por ser el voseo4, en la actualidad, un modo de tratamiento de confianza común en el habla coloquial de los antioqueños. «Por lo que respecta al voseo, se puede afirmar que, a pesar de la diferencia de su uso por estratos y sexo, esta forma de tratamiento está bastante vital en la ciudad de Medellín» (Jang, 2009, p. 356). Para el autor, el voseo continúa firme entre los hablantes, debido al sentido de pertenencia tan fuerte del grupo paisa, el cual se relaciona con la opinión negativa que tiene frente a los hablantes de otras regiones del país. Sin embargo, dado el uso alternado de las formas de tuteo, ustedeo y voseo5 en gran parte de los medellinenses, el uso de estos marcadores es bastante variable, lo que lleva a que aparezcan o no en las conversaciones y textos seleccionados.

Está tan arraigada esta forma de tratamiento en Antioquia, que este departamento es considerado uno de los más voseantes de Colombia, incluso su uso se ha registrado en la lengua literaria, a partir de la obra de Tomás Carrasquilla (1952) y otros connotados autores más recientes como Darío Ruiz Gómez (1974), Manuel Mejía Vallejo (1979), Luis Fernando Macías (1990), Tomás González (2000) y Fernando Vallejo (2001)6. Como marca de solidaridad, el voseo permite un mayor acercamiento del hablante, y por consiguiente, un refuerzo de la imagen positiva de éste hacia el interlocutor (Brown & Levinson, 1987).

El artículo consta de cuatro partes. En la introducción se presenta la delimitación del tema, así como los objetivos y las justificaciones. La segunda parte contiene las consideraciones teóricas en las que se da cuenta de las propuestas de Martín Martín y Portolés (1999), Briz (1998) y el Grupo Val.Es.Co., para la clasificación y análisis de los marcadores objeto del presente estudio. La tercera hace referencia a los corpus seleccionados para realizar el estudio. La cuarta parte se refiere al análisis de los cuatro marcadores y sus funciones pragmático-discursivas. Finalmente, se presentan las conclusiones sobre las observaciones extraídas de los ejemplos analizados.

2. Consideraciones teóricas

Las unidades de análisis que comprenden este estudio las hemos considerado marcadores discursivos por las siguientes razones: 1) han ido experimentando un cambio semántico denominado desemantización, en que al significado conceptual se le superpone un nuevo significado de carácter procedimental, ya que proporciona instrucciones sobre el procesamiento del discurso (Martín & Portolés, 1999); 2) han ido adquiriendo cierto grado de fijación en sus formas, puesto que pierden la morfología típica del sintagma verbal dentro de la estructura oracional; 3) sintácticamente no forman parte de la estructura predicativa de la oración, lo que favorece la movilidad dentro del enunciado. Estas razones aparecen sintetizadas en Martín y Portolés (1999), para quienes

Los marcadores discursivos son unidades lingüísticas invariables, no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oracional -son pues elementos marginales- y poseen un cometido en el discurso: el de guiar de acuerdo con sus propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas las inferencias que se realizan en la comunicación (1999, p. 4057).

De acuerdo con Briz, Pons & Portolés (2008), son básicamente cuatro las funciones de los marcadores discursivos o partículas discursivas, como ellos las denominan,: a) la conexión, que puede ser argumentativa, reformuladora o estructuradora; b) la modalización, que hace referencia a la intensificación o la atenuación del punto de vista del hablante; c) la focalización, que destaca un elemento o miembro del discurso; d) el control del contacto, que se centra en la relación entre hablante y oyente.

En la clasificación que hacen Martín y Portolés (1999) de los marcadores discursivos, destacan los llamados marcadores conversacionales, usados sobre todo en el diálogo, ya que implican la copresencia del hablante y del oyente, los cuales clasifican en cuatro grupos: marcadores de modalidad epistémica, relacionados con la certeza o no que tienen los hablantes respecto de los enunciados que emiten (claro, desde luego); marcadores de modalidad deóntica, vinculados con el carácter volitivo que manifiestan los hablantes para aceptar o no lo dicho por el interlocutor (bueno, bien); los enfocadores de alteridad, que sitúan al hablante con respecto a su interlocutor (mira, oye), y, dentro de estos, los apéndices comprobativos (¿entiendes?, ¿verdad?), que sirven al hablante para conseguir cierta corroboración respecto del segmento del discurso al que remiten. Por último, los metadiscursivos conversacionales, como bueno, este, utilizados para organizar la información o mantener el turno dentro de la conversación.

Los marcadores que ocupan nuestra atención los hemos ubicado, dentro de esta clasificación, en el subgrupo de los enfocadores de alteridad, de la siguiente manera: imaginate, mirá, provenientes de formas verbales imperativas, y ¿sabés qué?, en cuanto expresan fundamentalmente valores interactivo-apelativos; y ¿entendés?, con que el hablante solicita del oyente corroboración respecto de lo que está diciendo. Los cuatro marcadores son propios de la conversación, de ahí que aparezcan en el nivel de enunciación inmediata, es decir, en la concreta actividad comunicativa. En este subgrupo de los enfocadores de alteridad, existe un subconjunto llamado Formas verbales de segunda persona al que pertenecen estos marcadores, que apuntan al oyente y comentan el fragmento del discurso al que remiten, para mostrar la actitud del hablante respecto a este, y señalan las relaciones que mantiene el hablante con el oyente: amistosas, corteses, etc. (Martín & Portolés, 1999).

Por su parte, Antonio Briz (1998) en su clasificación de los conectores pragmáticos considera los metadiscursivos como los de mayor uso en la oralidad y los divide en dos apartados: por un lado, aquellos conectores que cumplen un papel de control y organización de los mensajes, ya sea con un papel demarcativo, en cuanto señalan las partes del discurso (ordenadores), la estructura de la conversación, ya sea en la regulación del discurso, es decir, señalan el retraso en la apertura de la conversación, la progresión y la reformulación de lo dicho y los cierres de turno de habla y de las secuencias que constituyen la conversación. Por otro, aquellos conectores que controlan el contacto comunicativo entre los participantes de la enunciación y de éstos con el mensaje. Los conectores de ambos apartados no son en realidad excluyentes, ya que estos son unidades polivalentes que funcionan o pueden desempeñar funciones en diferentes rangos o niveles de la organización jerárquica del discurso. (Briz, 1998).

También tendremos en cuenta para el análisis de las funciones de los marcadores conversacionales, la manera como el Grupo Val.Es.Co. considera que se organiza y desarrolla el discurso a través de sus dos niveles fundamentales: el nivel dialógico, que opera con marcas que señalan el acuerdo o el desacuerdo con lo dicho en el intercambio y el diálogo como unidades que lo segmentan; el nivel monológico, con el subacto, el acto y la intervención, conectan los enunciados entre sí; y en el orden social externo, en el que se observa la influencia de los participantes, la alternancia de turnos y el turno.

Como algunos de los marcadores son indicadores de la cortesía verbal (positiva o negativa), seguiremos en el análisis del corpus los planteamientos de Brown y Levinson (1987)7; y en relación con el concepto de atenuación lingüística y sus procedimientos formales, a Albelda y Briz (2010).

3. Metodología

Los ejemplos utilizados en este artículo proceden de veinticuatro grabaciones realizadas entre 2014 y 2016, correspondientes a conversaciones espontáneas entre familiares y amigos, oriundos de la ciudad de Medellín. Estas grabaciones8 -en promedio treinta minutos por conversación, con un total aproximado de doce horas- fueron recogidas para el corpus del proyecto, ya terminado, Fórmulas de tratamiento pronominales en Antioquia (Colombia), dirigido por Son Jang. También se revisaron las 119 entrevistas semidirigidas del PRESEA-Medellín9 , de las cuales se extrajeron varias realizaciones de los marcadores objeto de este estudio. Los textos detectados en los dos corpus fueron transcritos en fichas y luego analizados para finalmente seleccionar los que aparecen en el artículo.

4. Análisis

4.1 ¿Entendés?

La variante principal de este marcador de voseo, ¿sí me entendés? -con adverbio de afirmación + anteposición de clítico-, que tiene su origen en una pregunta absoluta con el verbo de percepción mental entender, aparece fijado en la segunda persona singular del presente de indicativo, con variación de persona en ¿sí me entiende?), ¿sí me entiendes? y ¿sí me hago entender?. Por medio de este marcador, el hablante, como lo plantean López Serena & Borreguero Zuloaga (2010), trata de cerciorarse de que el interlocutor recibe el mensaje de forma adecuada (control de la recepción), o de comprobar que el oyente está de acuerdo con lo que le dice (petición de confirmación).

La Nueva gramática (2009) los llama apéndices confirmativos, apéndices interrogativos o muletillas interrogativas y estima que se emplean «para dar énfasis a la afirmación que se acaba de hacer, presentarla como evidente, lógica o natural, deshacer la incredulidad del oyente o simplemente averiguar si se está siendo comprendido». Se da, por tanto, cierto grado de desemantización de su significado primario, pues el verbo no indica plenamente proceso de percepción mental, sino que además se observan ciertas actitudes del hablante en relación con el oyente, como la de llamarle la atención dentro de la interacción verbal, fenómeno que ha sido denominado subjetivización.

Este concepto, surgido de la lingüística cognitiva como un subtipo de gramaticalización10, alude a que “el hablante hace explícitas a través del lenguaje sus perspectivas y actitudes determinadas por el mundo comunicativo, antes que por las características del mundo real del suceso o situación referidos” (Traugott & Dasher, 2002, p. 30). De la subjetivización surge una tendencia a la intersubjetivización “que supone codificar significados centrados en la atención del hablante / escritor hacia la imagen del destinatario” (Traugott, 2010, p. 22).

En virtud de este proceso, determinadas unidades léxicas que antes tenían un significado conceptual han pasado a expresar valores procedimentales de carácter subjetivo o intersubjetivo, en que el hablante muestra su relación con el interlocutor o con lo enunciado11. En el caso de ¿sí me entendés?, esta expresión adquiere el valor fático de comprobación, de modalizador, y es afectado en su distribución, como veremos en los siguientes ejemplos:

En (1), el padre (P) aconseja a su hijo adolescente (X) acerca de cómo debe actuar cuando vaya a conseguir mujer:

(1) P: por ese lado parcero / enseñala a camellar / que ella no dependa de usted y más bien que usted dependa de ella / pues del salario / pa progresar mija / pa progresar / o si no vea / vas a vivir llevao del verraco / entoes tiene que hacer como hago yo / Gorda Elena12 / ¿cuánto se ganó? / ah que esta vez me gané veinte / bueno / consiga veintiuno / pues le quedaron faltando mil / ¿sí me entiende? o sea tenés que presionar para que consiga más / ¿sí me entendés?

X: ¡Ajá! (Grab. No. 13, p. 9).

En (1), el marcador ¿sí me entiende?, con tratamiento de usted13 el hablante reafirma ante el oyente el contenido proposicional del enunciado exhortativo que le antecede (posición final), seguido de una paráfrasis con o sea para acabar de aclararlo14 . Con el segundo marcador ¿sí me entendés?, igualmente con entonación ascendente, el hablante refuerza el acto ilocutivo del enunciado exhortativo que ha dirigido al interlocutor, al que le solicita su corroboración; se constituye, además, en cierre del turno del hablante, permitiendo por ello, el inicio de la intervención del segundo hablante15. Aparece intensificado con el adverbio de afirmación y admite la modificación con el pronombre átono me en función de complemento directo, con el que el hablante da un mayor realce a su afirmación16. El uso de este marcador, reforzador del acto exhortativo, no afecta la imagen negativa del destinatario, pues la conversación se da en una relación de igualdad y solidaridad entre los interlocutores17.

En el ejemplo (2), los hablantes Ch y D conversan sobre asuntos amorosos:

(2) Ch: y empezó a hablar y que tranquilos que yo no voy a decir que el Largo y me miró a mí /que el Largo se besó una mona el sábado /y/ Alejandro agachó la cabeza ahí mismo / y vea / me ha llamado hoy por ahí diez veces o sea porque Juvenal no sabe nada

D: y no / que no sepa nada

Ch: y que no sepa nada / pues él sí era anoche delante de él cogiéndome con la mano / yo le decía Alejo por favor / ¿sí me entendés? / como evitando porque Juvenal siempre ha sabido que Alejo es detrás de mí pero supuestamente yo no le paro bolas (Grab. No.5, p. 14).

En este uso, el marcador, que aparece en interior de enunciado con tonema ascendente, es un continuador fático que, junto con la función comprobativa, pretende mantener o asegurar el contacto con el interlocutor, sin exigirle una respuesta expresa, aunque puede manifestar su asentimiento con la cabeza o con emisión de sonidos fáticos (Briz, 1998).

En (3), G comenta el problema que tuvo con su madre a una amiga:

(3) G: yo sabía que Camilo iba pa’llá con Keila / entonces yo era muerta de nervios / yo le dije cuando llegó Camilo / hágame el favor y cuelga ese teléfono que tenemos que hablar

Ch: ¿a la mamá?

G: sí / tenemos que hablar es ya / entonces doña Gladis colgó / cuál es la pendejada que vos tenés / que andás como una loca con un cuchillo en una bolsa que pa chuzar al negro /// si seguís con esas hablo con Esteban / ¿entendés? // ese muchacho no te ha hecho sino favores (Grab. No. 3, p. 6)18.

En este ejemplo, el marcador, en interior de intervención y en posición final de acto, refuerza el acto ilocutivo de advertencia que G le endilga a su madre para que cambie de actitud.

En el siguiente ejemplo (4), el marcador, con función atenuadora, se localiza en posición final de intervención:

(4) J: yo le veía la gana que tenía de que le vendiera el negocio / sobre todo por lo bien acreditado que lo tenía La Chava desde que estaba meseriando / entonces le dije // hombre Fercho / yo te vendo pues la taberna / pero me tendrías que dar la plata de una / porque la voy a necesitar pa otro negocio ¿me entendés?19

Ch: ¿y qué te dijo? (Grab. No. 9, p. 18).

Aquí el hablante J, en una relación solidaria con F -anterior interlocutor-, atenúa la objeción que hace a su propuesta de venta del negocio, con varios recursos gramaticales y discursivos que expresan una actitud deferente con su amigo: la forma condicional del verbo ‘tener’, la justificación de su exigencia y el marcador discursivo por medio del cual busca la comprensión de su actitud.

En resumen, los marcadores de voseo ¿entendés?(4), ¿me entendés?(3), ¿sí entendés?(1), ¿sí me entendés?(13), que se dan en 21 ocasiones en los dos corpus, solo aparecen en la conversación oral en posición final y media. En posición media y en final de enunciado, en unidad entonativa independiente, adquieren la función de control de la recepción, en tanto que reclaman la atención del interlocutor, así como el valor modal de intensificador o atenuador; y en forma periférica la función metalingüística de progresión, que marca la continuidad de la conversación. En posición final de intervención, desempeña fundamentalmente la función de apéndice comprobativo, que apela a la participación del interlocutor para verificar la comprensión del mensaje, además de los valores modales de intensificador, atenuador y de advertencia o recriminación20.

4.2 Imaginate

Este marcador de voseo procede del verbo pronominal de percepción mental imaginarse y aparece como marcador en la forma imperativa de segunda persona singular. No es totalmente invariable, ya que posee variación de formalidad, con tuteo imagínate, para indicar solidaridad entre los interlocutores, o con marca de tratamiento formal: imagínese, para expresar distanciamiento. Se emplea principalmente como apelativo para llamar la atención al interlocutor y enfatizar un segmento del discurso que el hablante considera importante (valor catafórico), o también sobre una información que ha emitido previamente (valor anafórico)21. Su significado léxico de ‘representarse en la mente la imagen de algo o de alguien’ aparece debilitado ante esta nueva función, es decir, se gramaticaliza la actitud cortés del hablante hacia el oyente22, con el que busca compartir sus experiencias y emociones (cortesía positiva). Podría parafrasearse con la expresión ¡cómo te parece! Los dos usos podemos observarlos en el siguiente diálogo en una tienda, entre una joven universitaria y su sobrino de cinco años:

(5) M: cuidado se le riega pues eso / que vea que se ensucia y cómo me lo llevo yo así sucio // ¿te imaginás lo que van a decir?

N: ¡ay! / me cansé de hacer muchas fuerzas ¡ay! /lo volveré a intentar

M: imaginate Andrés que en estos días / yo me fui en el metrocable y monté por allá

N: pues en estos días / cuando tenía tres años / con el profesor Byron viajé en metrocable (Grab. No. 6, p. 9).

La posición proclítica de la forma pronominal átona de te imaginás, en el ejemplo (5), hace que, como en todo verbo imperativo, conserve su significado léxico original; en el segundo caso, la forma enclítica imaginate, en posición inicial de diálogo y seguida de vocativo, aparece integrada al grupo fónico del enunciado que precede para llamar la atención del interlocutor sobre el cambio de tópico. Obsérvese, además, que este marcador, al igual que mirá y ¿sabés qué?, que también desarrollan la función apelativa de llamada de atención, puede converger con la toma de turno de palabra al inicio de intervención o en el transcurso de la misma (López Serena & Borreguero Zuloaga, 2010).

También pueden aparecer normalmente en un diálogo la forma ustedeante con la voseante en el habla coloquial, como ocurre en (6), en que la hablante B es atendida en su residencia por L, su amiga peluquera:

(6) B: ojalá querida escampara un poquito

L: ¿cierto que sí?

B: imagínese que mi mamá fue a un tratamiento que le hicieron en el Seguro / y le contó un enfermero / de un aguacero horrible que cayó en Girardota con un rayo // imaginate que tumbó la casa de él (Grab. No. 12, p. 3).

En el anterior ejemplo, B utiliza ambos marcadores: el primero, como iniciador de intervención, llama la atención de L acerca del comentario que le dijeron a su mamá; el segundo, como iniciador de enunciado, marca la continuidad del comentario.

Es frecuente la combinación de marcadores apelativos, como en (7):

(7) L: y bien maluco que es el jazz / pero que al menos estén tocando bueno

D: a lo bien

L: jajaja

D: oíste / imaginate vos que me encargaron dizque el ciclo de conferencias en noviembre del Colombo // imaginate

L: ¡qué nota! / ¿sobre qué?

D: qué hacemos o qué

L: ¿el ciclo de conferencias?

D: ayudame a planear eso pues

L: ¡ay fue pucha! (Grab. No.12, p. 16).

En el ejemplo anterior, imaginate pierde la posición inicial absoluta al combinarse con oíste otro marcador apelativo, y con función de conector metadiscursivo de reformulación, permite que D cambie el tema que venía tratando con L, para enfatizar la tarea que le encomendaron en el trabajo. Como ya no es posible el sujeto preverbal, este suele aparecer pospuesto al marcador, como intensificador de la apelación. En el nivel monológico, en posición final de enunciado declarativo, el hablante utiliza el marcador imaginate, con entonación descendente final, para reafirmar su propio punto de vista dentro del contenido proposicional, a la vez que solicita corroboración del interlocutor sobre lo expresado.

En la secuencia narrativa de la conversación de (8), imaginate se combina con pues, al inicio de intervención reactiva, para darle una mayor fuerza expresiva al comentario que H le hace a M de cómo le fue con el odontólogo:

(8) M: quiubo / y ¿cómo le fue en la cita del odontólogo? / ¿qué le dijeron?

H: imaginate pues que me estaban mirando lo de la muela / y esa muela está llena de una infección / estaba por allá llena de comida / entonces /imaginate que me echaron un ácido ahí / ¡ah! no un ácido / no / izque agua oxigenada (Grab. No.1, p. 1).

En este mismo ejemplo, en posición interior, imaginate puede desarrollar una función predominantemente metadiscursiva, acompañado de entonces, como continuador que realza el miembro del discurso que introduce (Briz, 1998). Ambos presentan tono alto.

En el diálogo de (9), B le comenta a M sobre la grave enfermedad que le descubrieron a su mejor amiga:

(9) B: yo le dije / ¿ay / qué pesar! / de todas maneras / Claudita / hay que orar- hay que orar mucho

M: ¡ay / querida! / ¡no te puedo creer! &

B: & ¡imaginate! ¿Y qué más Márgara?

M: ¡ay no mija! / ¡estaba más estresada! (Grab. No. 21, p. 2).

En este ejemplo, imaginate, en posición inicial de intervención reactiva, se realiza como un acto de habla con entonación descendente y contorno melódico propio, con el que la hablante B comparte el comentario de sorpresa de M ante la noticia, expresando, de esta manera, el acuerdo con la interlocutora (cortesía positiva).

En (10), la hablante M les cuenta a sus amigos la invitación que le hizo a H para que asistiera a la fiesta de su novio:

(10) M: yo no tenía nada pa hacer pues / yo porque estaba muy aburrido y Maria Paola me llamó o si no yo no hubiera venido

H: eso tampoco fue así

M: es que imaginate que lo invito al cumpleaños de mi novio y llega todo borracho / entonces Jose dizque ¡ay parce muchas gracias por haber venido / porque aparte fue superpoquita gente // y llega y le dice Hugo / noo / yo porque estaba en una fiesta más aburridora que no sé qué aah

H: eso no fue así

M: ¿entonces usted cómo le dijo? / ni se debe acordar (Grab. No. 13, p. 6).

En el ejemplo anterior, como H no acepta la versión de M, esta inicia la intervención con el conector argumentativo es que, seguido de imaginate, para enfatizar la justificación de su punto de vista23.

En síntesis, imaginate (38 apariciones) es un marcador apelativo y catafórico, emitido con tono de suspensión, cuya función básica es introducir enunciados, para dar información relevante, que el hablante desea compartir con el oyente. En cuanto a su distribución, se usa en diversas posiciones del miembro del discurso en el que se inserta -inicial, interior y final. En posición inicial de intervención y de enunciado llama la atención del interlocutor y enfatiza lo expresado por este; en posición interior, puede adquirir otros valores como metadiscursivo continuativo y modalizador de intensificación. En posición inicial de intervención de respuesta, con entonación descendente, adquiere el valor modal de comentario afirmativo intensificado a preguntas o aseveraciones del interlocutor; igualmente, en posición final de intervención, como reafirmativo del punto de vista del hablante. En la mayoría de los textos del corpus, en posición inicial y medial, imaginate aparece integrado con que a la estructura del enunciado. Suele aparecer, según la documentación de los corpus, combinado con vocativo o con otros marcadores, como entonces, es que, oíste, pero, porque, pues.

4.3 Mirá

Este marcador, variante voseante de segunda persona singular del imperativo del verbo de percepción sensorial mirar, es bastante frecuente en el tratamiento de voseo en el habla coloquial de Medellín. Su función central es llamar la atención del oyente sobre la información que el hablante considera relevante, y no a que mire un objeto, de ahí que se haya operado un proceso de desemantización, en cuanto que su significado de base se ha debilitado. Con esta función, el marcador aparece, sobre todo al principio de enunciado, frecuentemente reforzado con el vocativo a quien se dirige, y sintácticamente, no desempeña función gramatical dentro de la estructura oracional. En general, expresa una estrategia de cortesía positiva, en tanto que trata de acercar el oyente al ámbito del hablante, lo que implica confianza entre los hablantes (Martín & Portolés, 1999, p. 4181). También aparecen en los corpus las variantes de persona mire (de usted) y mira (de ).

Si bien en Colombia no se han hecho estudios al respecto sobre esta variante voseísta, en el ámbito internacional se conocen los trabajos de Solano Rojas (1989) y Benavides González (2014), quienes consideran a mirá como marcador de uso en el español de Costa Rica24, en tanto que para Toniolo y Zurita (2014) es bastante frecuente en la oralidad cordobesa de Argentina. Por su parte, Martín y Portolés (1999) estudian las variantes tuteante (mira) y ustedeante (mire) en el español general, mientras que Pons Bordería (1998) lo hace con la variante tuteante.

Veamos a continuación los siguientes ejemplos de uso en el español coloquial de Medellín:

En (11), C le comenta a su profesor H los problemas de concentración en el estudio; X los interrumpe:

(11) H: esperame un segundito Cristian

X: profe / ¿tiene pa que me cambie por moneditas?

H: ¿por moneditas? sí / esperate un segundito / ¿cómo le está yendo?

X: ¡uh ya lo (( ))

H: mirá

X: profe / gracias

H: bueno hombre Cristian / yo pienso que / bueno pero / a ver / ¿a qué se debe como esa desatención hombre? / ¿tenés problemas en la casa? (Grab. No. 14, p. 2).

En este ejemplo, el verbo mirar no está totalmente gramaticalizado, de ahí que, a veces, debido a la estrecha relación existente entre el significado conceptual y el procedimental, sea difícil discernir si estamos ante un marcador o ante la forma homónima que funciona como verbo.

En este caso, constituyendo por sí solo un turno de habla, con entonación descendente, no solo resalta el valor apelativo de llamada de atención al interlocutor, sino que hace referencia al sentido primario de dirigir la vista a un objeto, ya que el profesor al mismo tiempo se refiere a un elemento de la enunciación: el cambio de dinero.

En el ejemplo siguiente (12), Liliana se comunica por teléfono con Manuela, para informarle que ella y sus amigos no van a llegar a la hora convenida:

(12) ¡eeh hola! / ¿con Manuela? /// hola Manuela / mirá / hablás con Liliana /// bien y tú ///Manuela / mira / es que vamos como tardecito / entonces ¿será que ustedes pueden salir un poquito más tarde? /// (risas) ¿sí? // ¡listo! / ¡dale pues! (Grab. No. 1, p. 24).

A diferencia de (11), en la conversación telefónica de (12) mirá ha perdido totalmente la referencia al sentido de la vista, para referirse a un significado subjetivo, vinculado con la actitud del hablante hacia el oyente. La hablante utiliza el marcador mirá como subacto adyacente interpersonal para llamar la atención de su amiga, con el fin de saludarla, pero a continuación utiliza varios mecanismos atenuadores con una intención cortés: por ejemplo, emplea nuevamente dicho marcador con tratamiento de tuteo porque considera importante un mayor acercamiento con su interlocutora, para introducir la justificación con el conector argumentativo es que, que atenúa además con como tardecito, y así solicitarle la posibilidad de encontrarse más tarde.

Obsérvese que la hablante se asegura de salvaguardar la imagen negativa de Manuela (cortesía negativa), de ahí que atenúe la fuerza ilocutiva de la petición con recursos lingüísticos, como el tiempo futuro (será), el contenido hipotético de la perífrasis (pueden salir), así como de la locución determinativa un poquito, todos incluidos en la modalidad de pregunta25.

Puede combinarse, de acuerdo con los datos analizados, con otras partículas discursivas, entre ellas, pero, ay, entonces, como se muestra en los ejemplos (13), (14) y (15):

(13) E: ¿a usted le parece que está haciendo mucho calor?

I: pues en este momento sí está haciendo calor pero mirá, por ejemplo, todos estos días ha estado lloviendo por todas partes, mirá la semana pasada que hubo esos aguaceros por allá en Bogotá, acá en Medellín pues también un montón de gente damnificada con todos esos aguaceros, mucho frío a mí me da mucho pesar es cuando llueve así tan duro de pues yo me pongo a pensar que listo yo me acosté en mi casa tranquilo y pero también gente que de pronto con todos esos aguaceros no tienen donde dormir o la casita se los lleva pero pues yo no sé este clima es muy extraño (PRESEA-MEDELLÍN. Entrevista semidirigida. MEDE_H03_6).

(14) E: ¿cree en agüeros o supersticiones?

I: no, pues a veces uno como que, no sé lo del gato negro y esas cosas uno mi mira y ¡ay mirá!, y uno piensa ¡ay qué miedo!, pero, pero que me traumaticen esas cosas no, no, no, no yo prefiero no pensar en eso (PRESEA-MEDELLÍN. Entrevista semidirigida. MEDE_JSM2).

En (13), el hablante con pero, en posición interior, pone en relación dos actos que en realidad se contraponen. En el primero, en su respuesta parece aceptar el tópico de la pregunta hecha por el entrevistador sobre el estado del tiempo; sin embargo, introduce el segundo acto, combinado con mirá, para enfatizar las razones que sustentan lo contrario a lo dicho en el primer enunciado: está haciendo mucho frío. En el siguiente ejemplo (14), mirá, antecedido de la interjección ay, aparece en el interior de la estructura enunciativa e indica la actitud afectiva de fuerte impresión que causa en el hablante la mención de estos temas.

En la intervención (15), una vendedora de productos naturales conversa sobre su experiencia con uno de estos productos ante posibles clientes:

(15) M: por ejemplo Juan Camilo / la experiencia que tuvimos es por mi hija // tiene mucha rinitis / y yo cuando la primera vez que Juan Camilo fue a mi casa / hace dieciocho años / y le compré unas cosas / empecé otra vez el leucasol / y siempre lo usaba / y después lo compraron las amigas / cuando me encontré a Juan Camilo en el mercado hace poquito / hace dos meses / le dije yo ¡JUAN CAMILO NECESITO LEUCASOL! / entonces mirá / son cosas que nunca se le olvidan. (Grab. No. 16, p. 20).

Con la función metadiscursiva de continuador del discurso, en el ejemplo anterior mirá se combina con entonces en el plano monológico, para enfatizar el valor conclusivo de este marcador (Briz, 1998). La entonación con que se pronuncia corresponde a un tono descendente.

Sumado a lo anterior, esta investigación logró establecer que frecuentemente mirá aparece como respuesta a una pregunta hecha por el hablante (16):

(16) E: ¿usted cree que todavía sigue esa tradición, o que ya ha cambiado y se ha convertido más bien como en rumba?

I: mirá, ha cambiado mucho lo, la, la navidad, me parece que sí, que antes era más de, más religiosa, ahora se le ha dado un vuelco total, me parece que es más comercial, es más de rumba, es más de diversión y digamos que, que el pesebre, todas esas cosas religiosas son como un pretexto ahí ya como algo, digamos como por no dejar pues perder esa idea, pero de todas maneras no es lo mismo (PRESEA-MEDELLÍN. Entrevista semidirigida. MED_M23_1).

En (16), mirá, en posición inicial de enunciado, impone una pausa con la que el hablante entrevistado atrae la atención del entrevistador, para explicarle enseguida su punto de vista sobre cómo ha cambiado la navidad.

En los ejemplos de la muestra analizada, el marcador mirá trata de buscar la cercanía entre los hablantes participantes de la conversación, sin embargo, también puede introducir expresiones cortantes o de réplica como respuesta ante algo que ha ofendido al hablante26.

Hemos observado que mirá, con 71 apariciones en los corpus analizados, es un marcador discursivo apelativo, utilizado en unos casos para introducir mensajes que el hablante considera relevantes para el oyente, como justificaciones, explicaciones, contraargumentaciones, y en otros, coincidiendo con imaginate, para que este preste atención acerca de información relevante para el hablante. Se utiliza como estrategia de cortesía, aunque también puede introducir enunciados con tono amenazador y otros valores modales y metadiscursivos (continuativo).

Aparece principalmente en posición inicial, ya sea de intervención iniciativa o reactivo iniciativa, o en posición interior, generalmente en construcción parentética (entre pausas), aunque puede aparecer integrado al enunciado mediante la conjunción que, o combinado con vocativos u otros marcadores: ah, ¡ay!, dizque, eh, entonces, es que, oíste, pero, pues, ve, y. Se emite en las diferentes posiciones con tono de suspensión, salvo cuando se usa con valor interjectivo para expresar emociones.

4.5 ¿sabés qué?

Es una estructura sintáctica interrogativa compuesta del verbo de actividad mental saber en presente de indicativo, fijado en la segunda persona singular, seguida de qué interrogativo. No obstante su forma interrogativa, con este marcador el hablante no espera una respuesta del interlocutor, sino atraer su atención para enfatizar la información que le va a proporcionar. Podría parafrasearse el uso de este marcador como “póngame cuidado a lo que le voy a decir”. Tiene un comportamiento fundamentalmente catafórico, ya que se considera como muy importante para el oyente, lo que va a decir a continuación.

Posee como variantes las formas ¿sabés una cosa? y ¿sabe qué?27. En la Nueva Gramática de la Lengua Española (2009), esta expresión se considera como fórmula interrogativa:

Se usan en el habla coloquial varias fórmulas interrogativas introductorias que anticipan una afirmación del hablante, generalmente presentándola como novedosa, interesante, inesperada u oportuna. Algunas de ellas son ¿sabes? (también ¿sabes una cosa? o ¿sabes qué?), ¿te digo una cosa?, ¿te cuento? (p. 3166).

Veamos los siguientes ejemplos:

En (17), tres amigos, J, L y S conversan sobre diversos temas:

(17) S: oíste / ¿y vos comés de todo? ¿sí o qué?

L: ¡yo sí!

S: o sea / ya eso de / nada de azúcares / ¿nada? / porque ahí llevo ahí llevo merengón.

L: (risas)

J: ¡oiga! / si la viera tomando jalea real parejo

S: ¿sí? / ¡parce! ¿sabe ¿una oportunidad de mercado la hijueputa? / inseminar abejas &

L: & ¿sabés qué?

se están extinguiendo (Grab. No. 1, p. 15).

En el plano de la organización discursiva, en posición inicial de enunciado, ¿sabés qué? es utilizado por la hablante L, para tomarse el turno de habla y llamar así la atención de sus compañeros sobre su preocupación acerca de la posible extinción de las abejas.

En (18), M, dueña de un Spa, trata de convencer a su amiga B, para que acepte una de sus ofertas:

(18) M: no es solamente que usted se haga sus cosas cosméticas y estéticas // es que usted encuentre como esa paz / como ese equilibrio

B: hmm / eso no lo hay en toda parte

M: con el ejercicio / con la meditación / con la relajación / eso es lo que nosotros buscamos / eso es diferente a lo que a usted le brindan en cualquier Spa

B: es verdad es verdad

M: yo le voy a pasar a él ¿sabés qué? / el portafolio de nosotros a ver si se apunta

B: ¡sí sí / listo! (Grab. No. 21, p. 9).

En este uso, ¿sabés qué?, en posición interior, aparece incrustado en mitad de un acto de habla, para enfatizar el segmento que M considera importante: su portafolio de servicios a sus potenciales clientes.

¿Sabés qué?, como marcador discursivo, puede combinarse con otros elementos, incluso los vocativos, como ocurre en el ejemplo (19), en que A y C, dos estudiantes de bachillerato, dialogan en un corredor del colegio:

(19) C: venga pues ñero

A: planiemos primero qué vamos a hablar

C: ¡uyy!

A: ¡hey! ¿sabés qué home?

C: de qué ñero

A: ¡más aburrido güevón!

C: ¡uuuh! / ¿qué le pasó?

A: Eliza / nada / no quiere güevón

C: ¡uuuh!

A: y es que le ruego y le ruego y / yo no sé (Grab. No. 9, p. 1).

El hablante A utiliza el marcador interjectivo de apelación para llamar la atención de C, seguido de ¿sabés qué?, reforzado con el apelativo de solidaridad home28, con que lo implica, para que participe antes de expresar su comentario de tipo personal, a través del cual habla sobre su estado de ánimo.

En (20), el hablante A, con el marcador al principio de intervención reactiva, y luego al inicio de enunciado, ambos con grupo entonativo independiente, manifiesta abiertamente el desacuerdo a lo dicho por el interlocutor y trata de apabullarlo e imponerle violentamente su decisión.

(20) A: ¡oe! / ¿tiene un fósforo / parce?

B: no / no tengo porque no fumo

A: ¿sabés qué? / no me simpatizás / parcero / ¿sabés qué? / te perdés de aquí / pirobo / te perdés ya o te saco de aquí / ¿oíste? (Grab. No. 23, p. 3).

En el ejemplo (21), la hablante B inicia la intervención con ¿sabés qué?, precedido de la conjunción y enfática, como recurso para buscar el acuerdo o el consenso con el interlocutor:

(21) A: si quiere yo la acompaño al Bloque de Extensión

B: y ¿sabés qué?, me acompañás también a Ingenierías a reclamar el certificado en la oficina de Idiomas y enseguida te invito a comer helado29.

En líneas generales, este marcador y sus variantes (23 ocurrencias) se realizan en construcción parentética y mayoritariamente mediante una entonación ascendente. Su función dominante es atraer la atención del oyente, con el fin de enfatizar los elementos más importantes del discurso. Como modalizador en la relación dialógica introducen el desacuerdo o el acuerdo con lo expresado por el interlocutor. Manifiestan gran preferencia por la posición inicial de intervención o de enunciado; en ocasiones suelen aparecer precedidos de otros marcadores: es que, oíste, pero, y, etc.

5. Conclusiones

En este artículo hemos hecho una primera aproximación al estudio de los marcadores de voseo ¿entendés?, imaginate, mirá y ¿sabés qué?, de uso frecuente en las conversaciones coloquiales del habla de Medellín, los cuales hemos clasificado como marcadores conversacionales enfocadores de alteridad, de acuerdo con Martpin y Portolés (1999), por cuanto se considera que su valor dominante es atraer la atención del oyente y al mismo tiempo llaman la atención sobre el enunciado.

Estas formas verbales se han visto afectadas por un proceso de gramaticalización y subjetivización de la siguiente manera: presentan desemantización o pérdida en mayor o menor grado del significado conceptual en favor de un significado subjetivo, relacionado con la actitud del hablante. Morfológicamente, no cambian el tiempo y el modo y están fijados en la segunda persona del singular, con algunas variaciones en número y persona. También sufre alteración su función sintáctica, en tanto que no modifica elementos de la estructura oracional, lo que lleva a un cambio en su distribución, en relación con la posición preferentemente inicial o final, o en combinación con otros elementos lingüísticos. Tales cambios han llevado a que sean consideradas marcadores discursivos, ya que adquieren funciones más amplias en el contexto del discurso, entre ellas la función básica apelativa de llamada de atención al oyente. A este valor derivado de su significado léxico, se añaden, dentro de la organización discursiva, otros valores (metadiscursivos y modales), de acuerdo con la posición y la intención comunicativa del hablante, de ahí que sean formas discursivas polifuncionales.

Por su función de apéndices confirmativos, ¿entendés? y sus variantes, a diferencia de imaginate, mirá y ¿sabés qué?, no ocupan la posición inicial sino medial y final, en tanto que estos marcadores suelen aparecer preferencialmente en posición inicial, ya sea de intervención o de enunciado. Sobre imaginate y mirá, ambos marcadores son similares en su función apelativa, si bien el primero realza el valor de la información para el hablante, mientras que el segundo enfatiza información importante para el oyente. También difieren en cuanto al grado de integración en la estructura oracional, siendo mucho mayor en imaginate, lo que supone un menor grado de gramaticalización con respecto a mirá.

En relación con ¿entendés?, imaginate y mirá, podemos concluir que sus funciones son muy similares a ¿entiende(s)?, imagínate (imagínese) y mira de frecuente uso en el español peninsular, según nos lo muestran estudios como los de Fuentes (2009), Martín y Portolés (1999) y Pons Bordería (1998), entre otros.

Finalmente, como hemos anotado antes, el presente estudio no es de ninguna manera exhaustivo, sino una muestra preliminar que ha pretendido exponer en forma somera las funciones pragmático-discursivas de estos marcadores en los ejemplos analizados. Va por descontado la necesidad de levantar corpus más extensos y representativos, donde se delimiten y precisen aún más los valores que inicialmente hemos señalado.

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Notas

1. Este artículo se enmarca en el proyecto de investigación “Marcadores conversacionales de voseo en el habla coloquial de Medellín, Colombia”, inscrito en el Sistema Universitario de Investigaciones (SIIU), de la Universidad de Antioquia. Los autores son miembros del Grupo de Estudios Lingüísticos Regionales (GELIR).

2. Sobre el marcador de voseo oíste, hemos presentado la ponencia “Oíste, vea: marcadores de la conversación coloquial en el habla de Medellín, Antioquia”, en el II Congreso Internacional de Investigación Lingüística y III Coloquio Internacional de Argots, celebrado en noviembre de 2016, en Medellín, Colombia.

3. La conversación coloquial prototípica, según Briz (1996, p. 32-33), es una conversación no preparada, con fines interpersonales, informal, que tiene lugar en un marco de interacción familiar, entre iguales que comparten experiencias comunes y en la que se habla de temas cotidianos.

4. En términos generales se ha entendido el voseo como el uso del pronombre personal vos en lugar de , para dirigirse al interlocutor (véase la Nueva Gramática de la Lengua Española, 2009, p. 1261).

5. Un futuro estudio permitiría comparar el uso de las tres formas. Por efectos de delimitación del tema, este estudio sólo se ocupa de la forma voseante.

6. Según Días Collazos (2015, p. 171), “En Antioquia, el voseo aparece por primera vez en 1873, en un cuento llamado La ventanera, de Alejandro Hoyos Madrid. El cuento parodia el habla de una criada que suele estar apoyada a su ventana interpelando a los transeúntes para averiguar detalles de su vida privada y contarles detalles de la vida privada de otros”.

7. Estos autores hablan haciendo una apretada síntesis de imagen positiva, o el deseo del hablante de ser aceptado por el interlocutor, y la imagen negativa, el deseo de mantener la autonomía de sus acciones. La imagen positiva se protege a través de la cortesía positiva que mitiga su amenaza; y la imagen negativa con la cortesía negativa, que busca preservarla de los actos verbales que la amenacen.

8. Todas las grabaciones se efectuaron en reuniones de amigos y familiares, sin que los participantes tuvieran conocimiento de la presencia de la grabadora. Sin embargo, una vez terminada la grabación, se les informó del hecho y se les pidió autorización para su utilización en el presente trabajo. Para acceder a estas grabaciones contactarse con los autores.

9. Estas grabaciones se apoyan en el Corpus Sociolingüístico de Medellín (González Rátiva, 2008), el cual sigue los parámetros metodológicos del PRESEEA («Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y de América»).

10. La gramaticalización se ha definido como un proceso mediante el cual una unidad léxica o construcción asume un valor o significado gramatical, o también una construcción gramatical que adquiere una función más gramatical (Company, 2004).

11. Company (2004) señala tres cambios sintácticos que diferencian la subjetivización de la gramaticalización: 1) ampliación del alcance de la predicación, ya que incide sobre el enunciado de manera global; 2) fijación y autonomía predicativa, puesto que puede formar expresiones fijas o constituir formas aisladas del resto de los constituyentes de la oración; 3) reducción o empobrecimiento de capacidades sintácticas, en tanto que no modifican o complementan elementos de la estructura oracional.

12. Hemos cambiado los nombres que aparecen en algunos ejemplos de las grabaciones, con el fin de proteger la identidad de los colaboradores.

13. En ¿sí me entiende?, el uso de usted como segunda persona discursiva no expresa un tratamiento formal o de distancia, ya que en el habla de Medellín usted, al igual que vos, se usa también en las relaciones de confianza entre amigos y compañeros (Millán, 2011, citado por Díaz Collazos 2015).

14. García Vizcaíno (2005) considera para la partícula ¿eh? la función de refuerzo expresivo y señala entre los criterios que constatan esta función el hecho de que se puede añadir una oración explicativa precedida con el marcador o sea o es decir.

15. Los marcadores discursivos de carácter conversacional constituyen subactos adyacentes, es decir, segmentos que presentan información subsidiaria que depende de un subacto sustantivo que posee el contenido proposicional (Briz & Pons, 2010). ¿Sí me entendés? sería un subacto adyacente modalizador en la medida en que desempeña la función de intensificador del mensaje expresado por el hablante y a la vez interpersonal (función fática).

16. Martín Martín & Portolés (1999) no consideran propiamente a entiendes como marcador, pues además de no estar suficientemente gramaticalizado, suele combinarse con otros complementos, como en este caso.

17. Obsérvese que el hablante utiliza el vocativo dialectal parcero, propio del uso coloquial e indicador de confianza y amistad. Castañeda & Henao (2006) en su Diccionario de parlache definen este término de la siguiente manera: parcero, ra: s. Cultura juvenil. Amigo. Forma de tratamiento para referirse a un compañero muy allegado.

18. En las grabaciones aparecen numerosos textos en discurso directo que hemos transcrito en letra cursiva. San Martín & Guerrero (2013) consideran tres variantes de discurso directo: a) discurso directo libre (DDL), es decir, sin presencia de elementos marcadores o introductores; b) discurso directo con pronombre personal (DDPro), en que se utilizan los pronombres personales como elementos marcadores; y c) discurso directo convencional (DDC) con los verbos de habla (verba discendi) como elementos marcadores o introductores.

19. Aunque ¿entendés?/¿me entendés? son intercambiables en un mismo contexto, nos parece que cuando va acompañado del pronombre, el marcador aumenta el grado de modalización.

20. Como anotan López Serena & Borreguero Zuloaga (2010) los marcadores discursivos son polifuncionales, ya que pueden asumir más de una función pragmática en el discurso en que aparecen. Distinguen, citando a Bazzanella y otros (2008), dos tipos de polifuncionalidad: “a) polifuncionalidad paradigmática, es decir, los distintos valores que un marcador puede asumir en distintos textos dependiendo de su posición, su entonación, etc.; y b) polifuncionalidad sintagmática, es decir, los diversos valores funcionales de un marcador en un texto concreto […]”

21. A este respecto, Cestero Mancera (2003) considera que en la conversación recursos apelativos como mira, fíjate, oye, vamos, hombre, entre otros, hay siempre una doble llamada de atención: la básica, que sería hacia el interlocutor, y de ella se deriva la llamada de atención sobre el discurso o fragmento del discurso al que acompañan o del que forman parte. Véase también la función fática interna en Pons Bordería (1998), y los “apéndices con valor apelativo” en Fuentes (1990).

22. Fuentes (2009) describe imagínate (imagínese) en el español peninsular como operador modal con el mismo valor de figúrate, en cuanto es una apelación al receptor.

23. Según Fuentes (2015), es que es un conector justificativo cuando exige un segmento precedente que justificar, o una situación contextual que exija una explicación.

24. Para Solano Rojas (1989), mirá aparece 62 veces en el corpus recopilado; además, resalta el aspecto sociolingüístico de este marcador, ya que disminuye la distancia social de los hablantes.

25. Briz (1998) considera dos tipos de atenuación: la atenuación semántico-pragmática, que afecta el contenido proposicional, ya sea en parte o totalmente; y la atenuación estrictamente pragmática, que atenúa la fuerza ilocutiva de un acto de habla, que puede ser asertivo, exhortativo o comisivo, o bien minimiza el papel de los participantes de la enunciación, el yo y el tú.

26. Así lo hemos constatado los autores en una conversación real, oída a un padre de familia: “cómo así que no entendés nada de lo que te estoy enseñando /// mirá, no me vengás ahora con ese cuento /// no me busqués que me encontrás / ¿oíste?”

27. Este marcador con tratamiento de usted es muy utilizado por el hablante medellinense en el habla conversacional para llamar la atención del interlocutor.

28. Home es la forma coloquial del apelativo hombre, de bastante uso en el habla antioqueña. Castañeda y Henao (2006) la definen de la siguiente manera: home: fórmula de tratamiento para referirse a un interlocutor de confianza. Oí, home, ¿dónde está Chilapo?

29. El ejemplo (21) fue oído y transcrito por los autores en los predios de la Universidad de Antioquia.