Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura
2012, 22 (2) 98-112
El potencial discursivo de las categorías gramaticales
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El potencial discursivo de las categorías gramaticales
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Omar Sabaj Meruane 1 , 2
1 Doctor en Lingüística de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Universidad de La Serena. 2 Prodicyt, La Serena, Chile
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Aunque las categorías gramaticales han sido muy relevantes tanto en la tradición lingüística grecolatina, así como también en estructuralismo y en el generativismo, dichas unidades han jugado un rol escaso en los modelos de análisis del discurso. Esto, debido principalmente a que el surgimiento del interés por el estudio del discurso ha favorecido que sean otros los aspectos (sociales o cognitivos) los que se han investigado respecto de aquella unidad de lenguaje en uso, i.e., el discurso. En el presente trabajo exploramos una forma de unir dos ámbitos que histórica y lingüísticamente han estado distanciados. Luego de revisar panorámicamente el desarrollo de la teoría lingüística, de revisar conceptualmente la noción de categorías gramaticales y presentar algunos modelos discursivos, exponemos la noción de ‘potencial discursivo’ entendido como una relación directa entre la aparición deunacategoría gramatical y la expresión de algunas de las categorías discursivas de los modelos presentados.
Los resultados permiten observar que existen algunas categorías gramaticales que presentan un mayor potencial discursivo que otras, aún cuando esto depende del modelo discursivo seleccionado.
Palabras clave: Teoría lingüística, categorías gramaticales, modelos discursivos.
Even when the grammatical categories and the syntactical elements have been extremely relevant, both in the Greco-Latin linguistic tradition and in structuralism and generativism, the already mentioned units have played a scarce role in the models of discourse analysis. This is mainly due to the uprising of interest for the study of discourse has favored other aspects (social or cognitive) which have been researched in connection with that unit of language in use, i.e., the discourse. In the present work we explore a way to unite these two realms which have been historically and linguistically apart. After checking panoramically the development of the linguistic theory, examining conceptually the notion of grammatical categories and presenting somediscursivemodels, wepropose the notion ‘discursive potential’ understood as a direct relationship between the appearing of a grammatical category and the expression of some of the discursive categories of the models presented. The results allow us to observe that there exist some grammatical categories which present a greater discursive potential than others, even when this fact depends on the selected discursive model.
Keywords: Linguistic Theory, grammatical categories, discursive models.
Hoy es ampliamente aceptado que la lingüística como ciencia surge a partir de los planteamientos del suizo Ferdinand de Saussure, plasmados póstumamente por sus discípulos en el Curso de Lingüística General, en 1916. Desde entonces, las ideas de Saussure siguen siendo cruciales, desde otras escuelas que epistemológicamente se encuentran
muy lejanas de las ideas originales de Saussure.
La lengua, el objeto de esta ciencia incipiente, se caracterizaba como un sistema de unidades que se podían describir a partir de un conjunto de oposiciones. La lingüística era entonces una ciencia ordenada que tenía límites claros: desde los rasgos distintivos a la oración. Entonces, la gramática y la morfología ocupaban un lugar privilegiado en los estudios lingüísticos.
Luego, con el surgimiento del interés por el discurso, el foco se trasladó lentamente al estudio de aspectos lingüísticos y extralingüísticos que evidentementesuperabanloslímitesdelaoración, alejándoseasídeunidades gramaticales y morfológicas. A pesar que los primeros estudios del discurso sí comenzaron considerando modelos gramaticales para explicar el texto (e.g., la gramática del texto) o bien, utilizaron elementos gramaticales para explicar la correferencia; la mayoría de los estudios del discursos actuales no se basan en aspectos gramaticales y, aunque se siguen utilizando algunas unidades de la gramática, en reiteradas ocasiones, estas son consideradas como unidades prescindibles para el análisis. En cierto modo, la naturaleza interdisciplinaria del discurso ha permitido que sean otros aspectos, como los cognitivos o los sociales los que priman sobre los aspectos lingüísticos o gramaticales al momento de analizarlo.
1.1 El surgimiento de la lingüística como ciencia
Tal como ya hemos adelantado, las propuestas de Ferdinand de Saussure fueron claves para el desarrollo y surgimiento de la lingüística como ciencia. Esto, porque fue entonces cuando la lingüística adquiere un objeto de estudio, define un método, se fija unas tareas, y divide el estudio del lenguaje en una dimensión diacrónica y otra sincrónica. Claramente, esto no permite aseverar que antes de las ideas del ginebrino no existían los estudios lingüísticos. En efecto, se había avanzado mucho en los estudios historicistas y comparativistas con figuras muy relevantes para el estudio del lenguaje como Wilhem von Humbolt y todo el trabajo de los denominados ‘neogramáticos’. Pero estos avances consistían a menudo en una recopilación de fenómenos en los que se confundían niveles y planos de distinto orden,
sin una idea integradora que dirigiera todo el trabajo (Apresian, 1985). Fue eso justamente lo que logró Saussure.
Sus ideas influenciaron fuertemente y permitieron el desarrollo de distintas escuelas que aunque con algunos matices, todas seguían los principios epistemológicos(laseparaciónentrelenguayhabla, ladivisióndeladiacronía y la sincronía, entre otras) del suizo. Entre estas escuelas, denominadas a posteriori ‘estructuralistas’ se encuentran la Escuela Funcionalista o el Círculo de Praga, la Glosemática o la Escuela Danesa y el distribucionalismo o Escuela Norteamericana.
El legado estructuralista fue muy importante (y aún lo sigue siendo) para diversas corrientes lingüísticas posteriores, sobre todo para el generativismo. Tal como lo señala Benveniste (1974), los límites de la lingüística van entonces de los merismas o rasgos distintivos a la oración (o frase en su terminología).
A finales de los años cincuenta, Chomsky (1957) propone una teoría para explicar la facultad del lenguaje; basándose en las ideas de filósofos renacentistas o romanticistas como Descartes o Von Humbolt y, sobre todo, en los postulados de la gramática razonada de Port Royal de 1660. Con justa razón, indica Bernárdez (1995) que no es sino con Chomsky que la lingüística se consolida como ciencia con un aparato formal hipotético-deductivo que está a la par de las mal denominadas “ciencias duras” como la física o la biología. A pesar de la gran influencia que las ideas de Chomsky (1957, 1965) han tenido y siguen teniendo en los estudios lingüísticos, la forma de estas ideas no permitía la inclusión del discurso como un objeto de estudio científicamente válido, puesto que no era posible modelar formalmente su estructura. En efecto, el objeto de estudio chomskiano es la facultad del lenguaje, o sea, una abstracción avanzada de las propiedades formales de la gramática; que permiten que esta sea adquirida.
Aunque las ideas de Chomsky tuvieron una fuerte influencia en toda la lingüística posterior, su escaso interés en el lenguaje como una herramienta de comunicación, favorecieron la investigación de los aspectos sintácticos más que los discursivos del lenguaje. Lo que sí gatilló Chomsky fue un gran énfasis en el nivel cognitivo del lenguaje, entendiendo que lo que el autor propone es una explicación de la facultad del lenguaje o dicho de otra forma de las restricciones formales de la gramática que permiten que adquiramos el lenguaje. Así entonces, aunque no podamos decir que Chomsky es un aporte directo a investigación discursiva, su acento en una teoría de la
mente provocó una serie de estudios claves para la teoría contemporánea del discurso.
Gracias a la influencia de las ideas de Wittgenstein, un grupo de filósofos de Oxford, liderado por John Austin, comenzaron a preocuparse por el uso del lenguaje, centrándose de esa forma en aspectos inalcanzables para el estructuralismo. A pesar de ello, algunos lingüistas estructurales también comenzaron a interesarse por aspectos que superaban la oración. Es el caso de Benveniste (1974) y su noción de embrayeurs o embragues. Con este término, Benveniste (1974) se refería a elementos deícticos que a pesar de tener un significado sistemático solo adquieren valor en una situación enunciativa determinada. Paralela a esta corriente, diversos investigadores europeos (Petöfi & Sözel, en línea; Harweg, 1968) comenzaron a interesarse por aspectos que no era posible explicar si no se iba más allá de la oración, por ejemplo, la correferencia léxica o pronominal. Luego, debido a la influencia al surgimiento de lo que hoy denominamos ciencias cognitivas, se iniciaron los estudios cognitivos del discurso, en los que se desarrollaron conceptos como la gramática del discurso, los esquemas, los guiones; todos ellos relacionados con estructuras socio-cognitivas del discurso, entendido como una unidad comunicativa en una situación determinada.
Una gramática es un modelo formal de la lengua cuyas unidades mínimas, categorías gramaticales (CG) o partes de la oración, son, según la tradición grecolatina, ocho. El artículo, el nombre, la conjunción, el adjetivo, el verbo, el adverbio, la preposición y la interjección. Según el modelo gramatical, se agregaba también el pronombre y se descontaba el artículo simultáneamente, por lo que el número de categoría podía fluctuar, digamos, entre 7 y 9. Independientemente de eso y entendiendo que la noción de categoría gramatical es, en este estudio, específica, en tanto, se asume una posición determinada; tomaremos como modelo para las categorías gramaticales el de Port Royal, los antecesores epistemológicos de los postulados racionalistas de Chomsky (1957, 1965).
La gramática de Port Royal además de su interesante historia (Ver Laborda, en línea) es exclusiva en tanto que se entiende que las categorías gramaticales son la cristalización innata de las ideas, una manifestación del espíritu. En palabras de Laborda (2007):
“Las ideas son realidades internas, instrumentos de la intelección, cuyo origen raramente debe atribuirse a los sentidos ya que son creadas por el mismo espíritu”.
La gramática de la abadía jansenista era fuertemente innatista/cartesiana y lo que especialmente la diferenciaba era un desvío en los intereses filosóficos predominantes, en cuanto se centraba no en la relación entre la referencia y el lenguaje (nominalismo) sino en el lenguaje como en un reflejo completo (no solo de los nombres) de la realidad mental. Por lo anterior, la gramática de Port Royal es la única que le da especial importancia al verbo, entendido como una proposición de carácter innato que se manifiesta en un juicio sólido y efectivo de la naturaleza de las cosas. Para comprender el modelo de Port Royal y mostrar así cómo permite este ser un vínculo entre la gramática y el discurso se debe considerar que los clérigos franceses separaban el modelo en dos grupos, tal como se muestra a continuación:
4. PARTICIPIO 5. PREPOSICIÓN 6. ADVERBIO
Y un segundo grupo, compuesto por:
El discurso, entendido como pensamiento, se compone de objeto (I) y forma (II). Los dos elementos que encabezan cada serie (1 y 7) son las unidades más prominentes del discurso. Esta concepción ontológica del lenguaje considera que los nombres y los verbos son los dos conceptos más prominentes del pensamiento, en términos más contemporáneos, uno es el contenido preposicional (nombre) y el otro la forma y la intención de significar (verbo).
Ahora bien, las clasificaciones con elementos como los anteriores, tienen ventajas y desventajas. En principio son simples porque se cuenta con un inventario reducido de unidades y la simpleza siempre se agradece. Pero por otra parte, contiene elementos subespecificados, los que dentro de una misma categoría pueden tener variaciones importantes (Aarts, 2004). En este sentido, aunque seguiremos el modelo de los frailes franceses, nuestro modelo final contendrá elementos subespecificados con información morfológica, semántica o sintáctica, según sea el caso.
A pesar de la enorme influencia del Trivium latino (la gramática, la lógica y la retórica) los estudios gramaticales no influyeron en los estudios discursivos,
por lo que sostenemos que entre gramática y discurso existe un abismo marcado. Aún cuando las categorías gramaticales se utilizaron en los inicios de los intentos por estudiar el discurso, el desarrollo de la teoría gramatical se dio independiente del surgimiento por el interés en el discurso (Ver 1.3). Esto produjo que, tal como hemos mencionado antes, fueran otros los aspectos (socio-cognitivos) los que primaron al momento de estudiar esa unidad que Chomsky (1957, 1965) no pudo incluir dentro de los objetos científicos del estudio del lenguaje. Esto porque para Chomsky como para sus antecesores franceses lo esencial de la facultad lingüística es su carácter innato, rechazando la idea de incluir la relación entre el lenguaje y la sociedad (léase estudio del discurso) como un objeto de estudio científico.
Si el potencial funcional (Di Tullio, 1997) de una categoría gramatical es cumplir una función sintáctica y si creemos que los sintagmas reciben el nombre de la categoría núcleo (endocentricidad); diremos que toda categoría gramatical tiene un potencial sintáctico o dicho de otro modo, un potencial funcional. El potencial funcional es específico a cada categoría. Así, por ejemplo, un sustantivo puede formar un sintagma nominal que puede funcionar (entre otras) como sujeto de una oración. Las preposiciones, en cambio, no tienen ese potencial, por lo que una frase preposicional nunca podrá funcionar como sujeto de una oración.
Extendiendo la noción de potencial funcional, proponemos en este estudio la noción de potencial discursivo. Siguiendo el mismo razonamiento, este se refiere a la potencialidad de una Categoría Gramatical (CG) de cumplir una función discursiva. Lo que denominamos función discursiva puede entenderse como una categoría o dimensión discursiva que depende del modelo de discurso que se esté utilizando. Por ejemplo, si nuestro modelo de discurso incluye la referencia como un componente del discurso, las preposiciones no deberían aparecer expresando referencia ya que gramaticalmente estas no presentan esa potencialidad.
Ahora bien, se asume que un modelo completo y exhaustivo de discurso contiene aspectos que no necesariamente están asociados a una marca específica y que, por lo tanto, no se materializan en elementos lingüísticos (Charaudeau, 1992). Así, entendemos que estudiar factores discursivos a través de elementos gramaticales abarca solo una parte del fenómeno discursivo. No obstante lo anterior, estudiar el discurso desde las categorías gramaticales es una forma de unir dos ámbitos que, histórica y lingüísticamente, han estado desvinculados. Debido a lo anterior y a sabiendas que lo que proponemos en la presente investigación no puede cubrir todos los aspectos relevantes para el discurso, vincular la gramática directamente con el discurso es un vacío que vale la pena llenar.
Para mostrar cómo vinculamos conceptualmente las categorías gramaticales con el discurso, seleccionaremos algunos modelos de los estudios del discurso e indicaremos qué categorías gramaticales tienen el potencial de expresar los componentes del modelo de discurso propuesto.
Para entender el alcance de esta investigación se debe asumir un supuesto cuantitativo, el cual, como todo supuesto, se asume por verdadero sin que se compruebe su factibilidad empírica. Reconocido ello, el supuesto cuantitativo no comprobado en esta investigación es el siguiente: suponemos que a una mayor aparición de las categorías gramaticales que relacionamos con esa función discursiva, en mayor o en menor medida estarán marcados los discursos respecto de esas funciones.
Cada vez que se estudia un fenómeno o sistema complejo (Hofstadter, 1989), se deben necesariamente hacer reducciones, idealizaciones o abstracciones para poder aproximarse al objeto de estudio de forma científica y formal. Aunque cuando nuestro objeto de estudio es el discurso, se corre el riesgo de dejar fuera partes relevantes y esenciales del mismo; siempre es necesaria esa generalización; ya que sin ella sería imposible acercarse a su descripción. En este sentido no existe aún una teoría exhaustiva sobre el discurso, ya que debido a su complejidad es prácticamente imposible dar cuenta de todas sus dimensiones o aspectos relevantes al momento de explicarlo. Aún cuando el discurso fuese susceptible de ser formalizado, sabemos gracias a Gödel (Hofstadter, 1989) que incluso en los sistemas formales existe la incertidumbre.
Dicholoanterior, quedaclaroqueelmodeloquepresentamossinjustificación previa es necesariamente parcial y obviamente incompleto1. Por lo mismo, entendemos también que los aspectos relativos al discurso que presentamos
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1 La verdad es muy difícil estimar cuántas y cuáles son las dimensiones que debe tener un modelo completo de discurso. Para una revisión de los métodos en análisis del discurso, véase
Titscher, Meyer, Wodak & Vetter (2000).
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no son necesariamente modelos (un marco referencial teórico exhaustivo) del discurso, sino más bien algunas dimensiones relevantes de los discursos.
La deixis es aquella propiedad que tienen los discursos de referir a ciertas dimensiones de la realidad (Escandell, 1999). Desde un punto de vista muy general (Paz, 2001; Carbonero, 1979), se puede establecer que la deixis señala a las personas, las coordenadas espacio-temporales y otros factores contextuales de un discurso. En este sentido, los deícticos son justamente esos elementos que según Benveniste (1974) tienen un significado en el sistema pero que se actualizan o cobran un significado específico en cada discurso (embrayeurs).
Siguiendo a Martin y White (2005) y a White (1999), entendemos que la teoría de la valoración se ocupa de los recursos lingüísticos por medio de los cuales los textos/hablantes llegan a expresar, negociar y naturalizar determinadas posiciones intersubjetivas y, en última instancia, ideológicas en los discursos. Un esquema del modelo propuesto por Martin y White (2005) es el siguiente:
Figura 1.Síntesis del modelo de la teoría de la valoración (Martin & White, 2005)*
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* La síntesis es nuestra, se han traducido los términos siguiendo las propuestas en español de White (2005).
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Segúnlosautores, estateoríapermitedescribirlapresenciadelasubjetividad, valoración o lenguaje evaluativo en el discurso. Debido a que no utilizaremos todo el modelo definimos solo aquellas categorías que integran nuestro estudio.
La actitud es la expresión del campo semántico de la emoción, el juicio sobre las personas y su comportamiento y la apreciación sobre las cosas del mundo. El afecto es la expresión de la emoción y la emotividad en el lenguaje. El juicio es la expresión de la valoración, a un nivel social, sobre las personas y sus comportamientos: consta de dos subsistemas la sanción social (SS) y la estimación social (ES). La apreciación es la expresión de nuestra evaluación de las cosas o productos (sustantivos concretos) y se manifiesta en adjetivos calificativos (Martin & White, 2005). La gradación, la entendemos como la expresión de la intensificación y del debilitamiento de los enunciados. La gradación se expresa a través de distintos recursos gramaticales, por ejemplo, a través de los grados del adjetivo (bueno, mejor, buenísimo) o de marcadores adverbiales de intensificación o mitigación.
Para Charaudeau y Maingueneau (2002), la modalización es una categoría conceptual que forma parte de un fenómeno lingüístico más complejo denominado ‘enunciación’. El análisis de la modalización permite explicitar las posiciones del sujeto parlante en relación a un interlocutor, a él mismo o a un contenido específico; en otras palabras, esta noción nos permite analizar cómo la lengua se convierte en discurso. La modalización está compuesta por un cierto número de actos locutivos especificados por modalidades enunciativas según el esquema [Acto locutivo [modalidad enunciativa]].
Losactoslocutivospuedenseralocutivos(orientadoshaciaelotro), elocutivos (hacia el hablante) o delocutivos (orientado hacia un ello temático). Los actos alocutivos son aquellos actos en los que el locutor implica a su interlocutor y le impone o presenta el contenido de su enunciado. En los actos elocutivos, el locutor sitúa el contenido en relación a sí mismo, revelando su posición acerca de lo dicho. Finalmente, en los actos delocutivos el locutor impone el contenido como si él no fuera el responsable de la enunciación. En este tipo de actos tanto el locutor como el interlocutor están ausentes en el acto de la enunciación y el mensaje se interpreta como si el mundo hablara por sí mismo. Charaudeu (1992) propone una serie de marcas específicas que permiten determinar qué tipo de acto se está utilizando.
Es importante recalcar que, según el mismo autor, la expresión puede ser explícita o implícita. Esto implica que no siempre la modalización se manifiesta en la superficie y es tarea del investigador develar su funcionamiento:
“Il Peut se faire enfin que la Modalisation ne soit exprimée par aucune marque linguistique, etquecesoit l’organisation d’ensemblede l’ennoncé qui, enrelationavec d’autres indices verbaux ou paraverbaux (intonation, gestes, regards, ponctuation), et les particularités de la situation de communication, témoigne d’une modalité énonciative particulière’’ (Charaudeau, 1992 : 573).
Como ya señalamos, la limitación que señala el autor se aplica también a este estudio, ya que solo estudiaremos o relacionaremos marcas explícitas (CG) con las categorías discursivas de las dimensiones del discurso que hemos seleccionado (i.e., 1.6.1, 1.6.2, 1.6.3).
Existen diversos estudios que se enmarcan en una línea similar al presente. En lo que sigue, intentamos establecer las diferencias entre los otros estudios y este, de forma de determinar cuáles son sus características específicas. En primer lugar existe una amplia gama de estudios enmarcados en análisis multidimensionales de la variación entre registros tanto en inglés (Biber, 1988) como en español (Parodi, 2005). La característica común de estos trabajos con el presente, se basa en la asociación de elementos lingüísticos con categorías o dimensiones del discurso. Ahora bien, la presente investigación se limita solo a categorías gramaticales, mientras que en los estudios referidos se incluyen además otros tipos de rasgos. Así también, los trabajos enmarcados en el análisis multidimensional son eminentemente empíricos, mientras que esta investigación es de corte teórico exploratorio, i.e., se propone como un primer acercamiento que deberá ser corroborado con investigaciones empíricas a futuro. Para otro estudio asociado al presente, revísese Sabaj (2007).
El presente estudio sigue una metodología cualitativa. Una vez expuestos los modelos de discurso, presentamos las categorías gramaticales que tienen el potencial de expresar algunas de sus dimensiones. Ahora bien, aunque el trabajo es eminentemente teórico y cualitativo, en él subyacen algunos supuestos cuantitativos (1.5.2). Así también, para conocer una aplicación empírica de las ideas que aquí se presentan, revísese Sabaj (2007).
Relacionar conceptualmente la ocurrencia de una categoría gramatical con algunas dimensiones o categorías de algunos modelos del discurso.
Presentamos en este acápite los resultados de nuestra indagación. Para ello relacionamos cada uno de los componentes de los modelos discursivos expuestos con ciertas categorías gramaticales que los expresan.
Aunque todos los textos pueden contener elementos deícticos, aquellos con un alto índice de estos elementos suelen presentar una alta dependencia del contexto. La manifestación gramatical de la deixis, se expresaría según se muestra en el cuadro siguiente:
Cuadro 1.Categorías gramaticales y deixis
Tal como observa en el Cuadro 1, la deixis se manifiesta gramaticalmente a través de nombres propios, adverbios y pronombres.
En el Cuadro 2 aparecen las CG ligadas a dos componentes de la teoría de la valoración:
Cuadro 2. Categorías gramaticales y teoría de la valoración
Tal como se muestra en el Cuadro 2, la valoración se expresa principalmente por medio de participios, adjetivos calificativos y en grado superlativo, nombres comunes valorativos y adverbios de cantidad. Cabe señalar que algunos de los elementos gramaticales aquí señalados están subespecificados desde un punto de vista semántico, como es el caso de los “adjetivos calificativos aplicables a entes inanimados y relativos al campo semántico del juicio estético, pragmático y ético” o de los “nombres comunes valorativos”. En este sentido, se nos podría criticar que este tipo de elementos subespecificados semánticamente no forman parte de nuestro marco de referencia teórico. Aunque evidentemente esto es así, se pueden encontrar las referencias a estas categorías gramaticales subespecificadas semánticamente en la bibliografía sobre la valoración (Martin & White, 2005; White, 1999).
3.3 Categorías gramaticales y tipos de actos locutivos
En el Cuadro 3 aparecen las categorías gramaticales ligadas a los tipos de actos locutivos.
Cuadro 3.Categorías gramaticales y tipos de actos locutivos
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La presencia de pronombres personales de primera o segunda persona (singulares o plurales) son las principales formas de marcar los actos elo- y alocutivos. Su ausencia, en cambio, es un signo de los actos de tipo delocutivos.
4.Discusión
Como una forma de evaluar autocríticamente la propuesta, exponemos algunos puntos esenciales para un juicio al respecto.
a) La relación entre un componente discursivo y una categoría gramatical parece ser directa, en el sentido que, verdaderamente esas categorías cumplen con la expresión de esos componentes.
b) A pesar de lo anterior, se deben aceptar dos puntos básicos. Aunque la relación entre un componente y una CG es directa, no es ni unívoca ni biunívoca sino múltiple ya que una categoría puede cumplir más de un función discursiva o un mismo componente puede expresarse en más de una categoría.
c) Además, se debe considerar el hecho de que no todas las categorías gramaticales tienen un potencial discursivo, al menos, según los componentes elegidos en esta investigación. En este caso, los artículos, las preposiciones y las conjunciones no aparecen como unidades gramaticales con un potencial discursivo. Ahora bien, esto debe interpretarse en su justa medida, ya que como afirmamos anteriormente, todo depende del modelo discursivo utilizado. A pesar de ello, creemos que naturalmente algunas categorías pueden decir más de los discursos que otras, independientemente del modelo utilizado. Digamos que el sustantivo, el verbo, los pronombres, el adjetivo y el adverbio son mucho más informativos que otras categorías ‘menores’ como el artículo, la preposición y la conjunción. Sin embargo esto debe ser corroborado empíricamente.
d) Por último, es necesario entender que no todos los componentes de una teoría podrán ser analizados a través de las categorías gramaticales. Es el caso de la teoría de la valoración que contiene componentes como el compromiso que difícilmente puede estudiarse utilizando esas unidades.
Conclusión
En este trabajo, se ha propuesto una relación conceptual entre las categorías gramaticales y algunas dimensiones de algunos modelos del discurso. Para ello, se revisó sintéticamente el desarrollo histórico de la lingüística, como una forma de sostener que la gramática ha quedado prácticamente excluida de los análisis discursivos. Aunque claramente la propuesta logra el vínculo entre gramática y discurso, se pueden expresar algunos reparos que han sido debidamente manifestados en la discusión. Las proyecciones del trabajo tienen una orientación teórica y otra empírica. Por una parte, parece interesante poder rastrear
otros modelos cuyas categorías pudiesen expresarse a través de las categorías gramaticales. Por otra parte, el trabajo necesita ser aplicado a una descripción empírica para poder probar por un lado, su potencial descriptivo y, por otro, para determinar si las categorías propuestas permiten distinguir discursos que difieran desde el punto de vista teórico.
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