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Discurso, poder e institucionalidad: canon, cánones y canonización. El caso Bolaño, desde una perspectiva diacrónica1

Discourse, Power and Institutions: Canon, Canons, and Canonization. The Bolaño Case, from a Diachronic Perspective

Horacio Gabriel M. Simunovic Díaz

Universidad Católica del Maule

Chile

hsimunovic@ucm.cl

Recibido: 06-08-2014 Aceptado: 30-12-2014 Publicado: 30-06-2015

 

Citación: Simunovic Díaz, H.(2015). Discurso, poder e institucionalidad: canon, cánones y canonización. El caso Bolaño, desde una perspectiva diacrónica. Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura 25(1), 35-52.

Dirección Postal: Universidad Católica del Maule, Escuela de Lengua Castellana y Comunicación, Av. San Miguel 3605, Talca.

DOI: dx.doi.org/10.15443/RL2503

Resumen: El estudio propuesto intenta ofrecer una entrada parcial pero ilustrativa del fenómeno de canonización de la figura autorial de Roberto Bolaño y su obra, desde una perspectiva sistémica, valorativa y diacrónica. El supuesto básico de este trabajo es que la lengua es un sistema social y una red de recursos de construcción de significado que se instancia a través de múltiples textos, surgidos según condiciones contextuales determinadas, orientados a la consecución de metas específicas y constreñidos por valores y reglas institucionales que determinan su funcionamiento, orientación, circulación y predominancia. Se utiliza el enfoque lingüístico sistémico-funcional como marco teórico y se recurre a algunas de sus herramientas analíticas (sistemas de valoración o appraisal) para explicar los significados interpersonales cristalizados en un texto crítico literario que sirve de ejemplo del tipo de discursos integrantes del proceso dinámico y conflictivo de formación de cánones literarios. El análisis demuestra que el texto presenta un compromiso mayoritariamente heteroglósico, pero realizado a través de uno de sus mecanismos menos explícitos y democráticos: la legislación.

Palabras clave: Bolaño - canon - crítica literaria - appraisal - lingüística sistémico-funcional

Abstract: The proposed study attempts to provide a partial but illustrative entry to the canonization phenomenon of the authorial figure of Roberto Bolaño and of his work, from a systemic, evaluative and diachronic perspective. The basic assumption of this work is that language is a social system and a meaning resources network that is instantiated through multiple texts, arising under certain contextual conditions, aimed at achieving specific goals and constrained by institutional values and rules that govern its operation, orientation, movement and predominance. We use a systemic functional linguistic approach as a theoretical framework and we also use some of its analytical tools (valuation systems or appraisal) to explain the interpersonal meanings crystallized in a critical literary text which becomes a sample from the dynamic and struggling context of discourses involved in the formation process of literary canons. The analysis shows that the text is largely heteroglossic, but made through one of its less explicit and democratic mechanisms: the legislation.

Keywords: Bolaño - canon - literary research - appraisal - systemic functional linguistics

1. Preliminar

La literatura es una forma de comunicación y sus aspectos lingüísticos la convierten en un tema válido de las ciencias del lenguaje y del análisis del discurso. En el presente escrito se adopta una perspectiva interdisciplinaria que intenta mostrar la importancia que tienen los fenómenos de significado –en este caso, los significados literarios propios tanto de las obras como de los contextos culturales en que se integran- para varias disciplinas sociales.

El objeto naturalizado por los estudios literarios es el “texto literario”, la “obra” o, más genéricamente acotado, la novela, el poema, etc. Unas veces emplazado en solitario, a la espera de la detección de sus características formales intrínsecas, otras veces incorporado a una serie establecida mediante criterios diversos: históricos, sociales, autoriales, estilísticos, estético-ideológicos, etc.

Se propone aquí no sólo una extensión del objeto asumido tradicionalmente como espontáneo o natural de los estudios literarios, sino también la flexibilización del enfoque, el método y los propósitos de dicho campo de estudio.

En este estudio se indaga la relación existente entre la red de discursos generados y recepcionados en torno a la obra de Roberto Bolaño y su accidentado, pero meteórico proceso de canonización. Por ello, no se tratará de un examen de supuestas cualidades intrínsecas de la obra de Bolaño, asunto siempre relativo e histórico-culturalmente definido; sino que, asumido el hecho de su canonización, explorar los patrones semántico-discursivos de diferentes instanciaciones textuales, implicadas en la conformación de los procesos de canonización y sus efectos de monumentalización (Del latín monumentum: recuerdo) discursiva e iconización autorial.

Los procesos de canonización son un fenómeno de carácter discursivo y semiótico-social (Halliday, 1982; Van Leeuwen, 2005). Los textos asumidos socialmente como literarios se sitúan en un contexto de prácticas sociales, cuya relación con las demás prácticas sociales y su definición como actividad específica ha cambiado con el transcurso de la historia y es distinta de cultura a cultura. La estrategia metodológica asumida aquí para analizar el fenómeno integra instrumentos desarrollados por la Lingüística Sistémico-Funcional (LSF), el Análisis del Discurso y la teoría literaria. La característica común entre todas estas herramientas es la de haber surgido de teorías subsumibles en el paradigma amplio del funcionalismo, aunque eventualmente se utilizan elementos teóricos distintos para contrastes ilustrativos de lo que se quiere plantear.

2. Sistema, instanciación y gramática

El enfoque sistémico de este escrito se asocia a la postulación de relaciones íntimas y biunívocas entre lenguaje y sociedad, entre lenguaje y cultura. El sistema de la cultura se materializa en los modos de usar el lenguaje y sus instancias o productos textuales, entre ellos la literatura. Pero además, en el sistema literario, cumplen un rol muy importante una serie de otros discursos que interactúan con el propiamente literario: el discurso periodístico, el pedagógico, el discurso crítico, el científico y también un conjunto de prácticas no discursivas, también constituyentes de cultura, aunque son las prácticas discursivas las que tienen un papel formante más sólido.

Las prácticas discursivas se instancian en textos o, si se quiere, redes de textos que interactúan de diferentes modos: por contigüidad, competencia, observación, pugna, difusión y su interacción deriva en “sedimentaciones” culturales dinámicas que llamamos “estética”, “canon”, “valores”, “arte” y otros rótulos valóricos como esos, proclives a la institucionalización de sus sistemas de valoración, inclusión y segregación.

Como recuerda Halliday, la gente produce textos cuando habla o escribe. “The term ‘text’ refers to any instance of language, in any medium, that makes sense to someone who knows the language; we can characterize text as language functioning in context” (Halliday & Matthiessen, 2014: 3). Cuando la gente habla o escribe, no solo realiza estas acciones en sí mismas, sino que siempre hace algo más, siempre, no sólo en los pocos casos llamados por la pragmática “actos de habla performativos” (jurar, prometer, bautizar, etc.) El significado de cada instanciación individual se produce en un proceso dinámico de acumulación semántica en que etapas sucesivas de despliegue textual incrementan progresivamente el caudal semántico del texto. De manera análoga, podemos imaginar que el cruce y acumulación activa de textualidades en una comunidad lingüística y/o discursiva dada produce a su vez un incremento de la complejidad semiótica de la cultura, vista por un momento como espacio de circulación de textualidades, pero también como memoria semántica e ideológica de esa historia de interacciones discursivas.

Esos textos, cuando son verbales, se componen a su vez de estructuras compuestas también por cláusulas, frases y palabras, patrones de entonación oral, regímenes de diagramación y tipografía escritas. Sin embargo, entre los niveles de composición textual, en la perspectiva sistémica se hace hincapié en la importancia que tiene el estrato gramatical para la determinación del sentido de un texto.

Según este enfoque, el lenguaje es un sistema organizado en diferentes estratos. En el lenguaje adulto, estos estratos son el estrato fonografológico (expresión), el estrato léxico-gramatical (estrato más inmediato del contenido) y estrato semántico-discursivo (estrato más abstracto del contenido).

Figura 1. Concepción triestratal del lenguaje: i) estrato expresivo (fono grafológico, ii) primer estrato del contenido (léxico-gramatical) y iii) segundo estrato del contenido (semántico-discursivo). (Adaptado de Martin & Christie (2005).

A esta forma de organización se llama, dentro de la teoría, “estratificación” (Halliday, 1961; Halliday & Hasan, 1976; Martin, 1992; Matthiessen & Halliday, 2009). Cada estrato tiene carácter sistémico y los subsistemas de un estrato se conectan sistémicamente con los subsistemas de otro estrato). En el estrato semántico discursivo están las metafunciones que cumple el lenguaje: ideacional (experiencial y lógica), interpersonal y textual.

Metafunción Ideativa

Metafunción Interpersonal

Metafunción Textual

Mundo Natural (incluido el mundo de la Conciencia)

Mundo Social

Mundo Verbal

Contexto de Cultura

Contexto de Situación

Contexto Verbal

Tabla 1. Relaciones entre las distintas metafunciones, los mundos creados y los distintos contextos.

Para Halliday, la funcionalidad del lenguaje es una característica primordial en la determinación de los significados “negociables” socialmente. Sin embargo, desde su perspectiva, la noción de función trasciende su relación habitual con la idea de “uso lingüístico”, común a los demás funcionalismos. Destaca la función instrumental de la lengua. Las lenguas se han creado culturalmente para que los hombres se sirvan de ellas según los diversos propósitos posibles, dentro de los sistemas de opciones disponibles.

Según Halliday, existe una relación dialéctica entre los usos y el sistema de la lengua, lo que lo lleva a proponer el concepto de “metafunción” para referirse a los usos que son comunes a todas las lenguas, distintos de los usos específicos de cada cultura (Halliday & Mathiessen, 2014). Las funciones del lenguaje componen la gramática a la manera de modos de significado y van más allá de las situaciones específicas en que se manifiestan y su carácter es universal y trascendente del entorno específico de las comunidades de habla.

El concepto de metafunción se relaciona con los sistemas de significado planteados en el modelo como plasmación de los objetivos comunicativos de los hablantes y escritores en su uso de la lengua en contextos determinados por patrones culturales que a la vez habilitan y constriñen las opciones. Los significados se realizan en estructuras lexicogramaticales que, dentro de la concepción de Halliday, forman el estrato intermedio de organización de la fase del lenguaje: entre el estrato fonológico y el semántico.

Este estudio se ajusta a límites inevitables de extensión por lo que realizaremos más adelante la ilustración de solo una parte de las herramientas asociadas al método; en particular, ciertos aspectos de la valoración en el discurso crítico literario sobre el autor Roberto Bolaño y su obra y en un corpus textual también reducido, para que del contraste de los resultados se pueda verificar, en algún grado, la naturaleza de la relación propuesta.

Por otra parte, tomamos diferentes discursos situados en diferentes puntos históricos de producción y circulación para ofrecer un cierto sentido de la diacronía del fenómeno.

3. El canon abierto para Bolaño o el canon Bolaño

La obra de Roberto Bolaño ha devenido objeto de creciente valoración literaria desde mediados de los 90s y el efecto que ha tenido dicha valoración en su incorporación en el “espíritu” canonizante de las instituciones y en las prácticas narrativo-literarias de las generaciones posteriores es notable.

Tomar conciencia de esto es una cosa e intentar explicarlo desde un punto de vista no puramente estético o sociológico es otra cosa, ya más compleja. Se trata de algo reconocido por la crítica y que ha dado motivo de no poca discusión. “El rápido, casi súbito y sin duda espectacular aupamiento de Roberto Bolaño al estrellato literario internacional es un fenómeno al que se han buscado toda suerte de explicaciones”. Más adelante, el mismo autor intentará encontrar una explicación en lo que llama “una serie de coincidencias más o menos fortuitas” (Echevarría, 2013: 176).

No es el objetivo de este estudio explicar estéticamente las cualidades que la obra de Bolaño poseería para justificar dicha valoración, ni tampoco explicar las relaciones sociales, en cuanto tales, que derivarían en dicha valoración, pensada, esta vez, como un efecto no de las propiedades intrínsecas de sus obras, sino de las coordenadas económico-políticas de su aparición, mantención y relieve social. En el sentido de mostrar, con unos pocos ejemplos, el concierto de discursos suscitados en torno a su valoración como escritor y la de su obra como literatura relevante.

De hecho, seguramente, ambos proyectos podrían emprenderse y esperar resultados fructíferos sin temor a forzar la realidad estudiada; sin embargo, de lo que se trata aquí es de ofrecer una explicación de las relaciones de interacción que el discurso literario del autor desarrolla con otros discursos para los cuales representa una categoría tópica central y que incluyen los discursos de Bolaño como entidades representadas según esquemas de valoración, en contextos a su vez representados o construidos discursivamente como favorables circunstancias de fondo.

Para Harold Bloom, el canon literario es un canon lector individual, sostenido por la memoria de los escritores, en que los mismos autores construyen o intentan construir su presencia, que no se engendra por influencia escolástica, por políticas educativas o por el ejercicio único de los críticos.

El romanticismo elitista de esta idea no parece muy convincente pensando las muy variadas formas en que se producen los procesos de canonización en los diferentes casos de monumentalización autor-obra. Muchas veces se constata que dicho proceso se produce de manera imprevista, como en el mismo caso de Bolaño, o tortuosa y accidentada, como en el caso del escritor argentino Manuel Puig, por mencionar solo un caso. Esto no quiere decir que no tenga que ver con valoraciones materializadas discursivamente, pero no parece verosímil pensar que dependa de una sola clase social o profesional, ni de la simple voluntad excepcional del autor o de los miembros de dicha clase. Pero entonces, ¿qué discursos valoran el discurso de Bolaño?, ¿qué discursos valoran a Bolaño devenido discurso, voz literaria, enunciación identificada y sostenida en evolución?, ¿qué discursos valoran esa evolución literaria en sus altos y sus bajos, de tal forma que contribuyen a la institucionalización de Bolaño y de su obra, a su transformación en monumento y en ejemplo y, por lo mismo, también en límite por superar?

Y, una vez que ya lo sabemos, que identificamos esas voces, a su vez, institucionalizadas, conscientes de su jerarquía social, de su efecto en el objeto-sujeto mentado y en los receptores de su defensa, su crítica, su interpretación interesada, ¿cómo lo hacen? Cuando definimos ese universo discursivo, ¿cómo es que lo hacen, cómo lo logran, socio-semióticamente hablando?

4. La cultura y las instituciones

Halliday (1982) entiende la cultura en términos de sistema social. Para él, el lenguaje es como es a causa de las funciones que cumple en el sistema social. En él, el lenguaje no es usado de manera del todo autónoma, sino mediatizada por estructuras organizacionales estabilizadas culturalmente en el tiempo que llamamos instituciones. Podemos considerar “institución” cualquier mecanismo estable y reglamentado, explícita o implícitamente, de reproducción social. En este sentido, el carácter institucional de toda práctica comunicativa es inevitable, aunque haya unos casos más evidentes que otros, justamente a propósito del nivel de explicitud de sus sistemas de habilitación y restricción.

El carácter institucional de las prácticas semióticas y sus resultados materiales determinan la especificidad de la relación entre dos sistemas semióticos de distinto nivel de abstracción. Uno propiamente lingüístico, si bien de instanciación discursiva –lo que quiere decir que relativo dialécticamente a su contexto- y otro, compuesto también por prácticas no verbo-discursivas o, al menos, no del todo materializadas a través de ese sistema semiótico. “El simbolismo hizo su aparición con las primeras apariciones de la cultura humana. Es en esencia esa modificación del organismo humano que le permite transformar el impulso fisiológico en un valor cultural” (Malinowski, 1939:295).

El canon o los cánones, los procesos de canonización, son también una de muchas formas de expresión de los conflictos sociales de negociación semiótica y de pugna ideológica, pero también el efecto de enfrentamientos de valores que, no siempre de forma consciente y explícitamente argumentada, instalan su necesidad de expresión y aceptación en el escenario de las convivencias y los litigios sociales:

Los conflictos sociales son siempre también una lucha por conceptos, por el “poder de definición” sobre la forma en que los problemas pueden ser abordados. También se podría decir que los problemas son definidos, casi naturalmente, de acuerdo con los criterios de la lógica del sistema dominante. Y los conceptos asumen entonces el color correspondiente al aspecto del camaleón. No existe una prohibición expresa o una censura, pues el mecanismo de la construcción de los conceptos y el proceso de la definición discurren una manera mucho más sutil. Una determinada forma del discurso se manifiesta de un modo determinado y, de pronto, todo el mundo empieza a hablar el mismo lenguaje, aparentemente con profunda convicción. Sobre todo en el plano socioeconómico, se ha instituido en la investigación científica, en los medios y en la clase política una reglamentación general del discurso, un “discurso del consenso”, que funciona de un modo mucho más rígido por no haber sido fijado administrativamente (Kurz, 2002).

Básicamente, hay tres instituciones que influyen, dialécticamente, en la construcción de los significados sociales que componen el canon y que no son sólo significados en el sentido de contenidos o representaciones, sino de acciones y esquemas de valor. Éstos son:

i) El discurso literario (ejecutado por autores literarios, recepcionado por lectores literarios y crítico-literarios y distribuido por la industria editorial)

ii) El discurso periodístico (ejecutado por críticos literarios de oficio o profesión, recepcionado por lectores de medios periodísticos y distribuido por los medios de prensa)

iii) El discurso crítico (ejecutado por académicos y otros escritores, recepcionado por universitarios y distribuido por la prensa académica en el caso de los agentes universitarios y por la industria editorial en el caso de los pares escritores).

Los tres incluyen instancias interactivas específicas internas y a su vez interactúan entre sí. El canon, tal como se intuye culturalmente, resulta principalmente de la interacción de estas tres instancias discursivas que a su vez dan vida al sistema literario.

Según Sheffy (1990), la hipótesis central de la evolución literaria es la afirmación de que la dinámica sistémica en que los estratos literarios se mueven les es connatural y ellos se encuentran en una contante fluctuación entre centro y periferia, tal como ya lo había indicado el formalista ruso Tynianov. En otras palabras, el cambio resulta de la interacción entre opciones centrales y periféricas, en su lucha por alcanzar el gusto contemporáneo, interacciones que terminan por redefinir el funcionamiento de la totalidad del sistema.

5. Tres momentos críticos

Para analizar estos tres momentos críticos: el antes, el durante y el después, vamos a usar como recurso un par de herramientas emanadas del enfoque lingüístico sistémico-funcional. Los discursos que habría que incluir para dar una imagen de conjunto más acabada y poder rastrear de manera más fina el proceso de roce e interacción discursiva es muy superior al que aquí se ofrece, pero tan reducida muestra no deja de ilustrar en algún grado el mecanismo de construcción de significados en torno a la figura autorial y obra de Bolaño en una mirada diacrónica:

5.1. Antes

En un trabajo sobre la crítica y la obra Roberto Bolaño, Alejandra Oyarce destaca algunos momentos críticos del ANTES de su inclusión en la tradición o, según los términos ocupados en esta presentación, el canon.

“Nosotros sí, ustedes no. Por un extraño mecanismo, la Nueva Narrativa incluye a algunos y deja fuera gente clave. Aunque la aldea global lleva ya una década de unión, aquí se sigue pensando como aldea. Es un movimiento que no cree en el fax, le teme a Federal Express, no sabe usar el correo electrónico. Skármeta está fuera por edad y fecha de publicación. Sepúlveda, Allende y Dorfman, por ser famosos y vivir fuera, quedan out. ¿Qué pasa con Bolaño, el mejor de todos? (…)” (Fuguet, 1997: 122 en Oyarce, 2012).

El tono apelativo y crítico del texto de Fuguet a la vez que valora negativamente el criterio de la crítica literaria nacional, desliza una valoración positiva para Bolaño, ubicada, estratégicamente, al cierre del comentario. De forma comparativa, acusa al retraso de la crítica nacional de la inclusión de Bolaño en los “territorios” de la tradición. El fragmento escogido muestra un propósito irónico, expresado a través de mecanismos diversos: dramatización, en el primer enunciado; ironía por contrastes en el segundo y tercero; individuación del colectivo en la secuencia siguiente, hasta llegar a la mención de Bolaño en un enunciado de modalidad interrogativa, en que la demanda informativa del enunciador invita a la reflexión crítica del lector.

Más recientemente, a propósito del Bicentenario, Ignacio Valente entrega una síntesis titulada “200 años de Literatura chilena”, en el suplemento “Artes y Letras” de El Mercurio del 19 de septiembre del 2010. En ella, el crítico nacional opta, tal como acusaba Fuguet, por no incorporar a Roberto Bolaño dentro de su revisión de la tradición literaria chilena por considerarlo demasiado reciente. Señala que es prematuro inscribirlo en la tradición y explícitamente manifiesta que es mejor dejar en manos del tiempo esta tarea: “el tiempo, el juez más seguro, deberá decantarlo” (Valente, 2010: E2, en Oyarce, 2012).

Ideológicamente, el crítico muestra su concepto de canon asociado a una propiedad definitoria, manifestada en la forma de un juicio categórico modalizado deónticamente. La aparente modestia y sumisión del crítico esconde la autoridad ejercida en la sanción de exclusión. Al mismo tiempo, propone de manera implícita un concepto de canon como discurso tradicional, ajustado al valor de lo antiguo y lo perdurable. Se entrevé, por lo tanto, la ideología de la trascendencia temporal, o sea, del valor atemporal de lo literario.

5.2. Durante

“En cualquier caso, quiero manifestar mi confianza y la de los miembros de un jurado ejemplar en la altísima calidad de Roberto Bolaño, y confío en que, a partir de ahora, dicha convicción será compartida por más lectores, al igual de ha pasado en convocatorias anteriores. Una de las mayores alegrías que nos ha dado el Premio ha sido comprobar que bastantes de sus ganadores pese al pésimo historial de ventas de sus libros anteriores se han consolidado entre los mejores novelistas de nuestro tiempo, tras la concesión del mismo” (Herralde, 1998).

En un tono personal, Jorge Herralde, amigo y editor de Bolaño, le presta su respaldo y lo elogia como ganador del Premio Herralde. Al mismo tiempo, lo recomienda a los lectores, a quienes pide “no se arrugara ante la inusual extensión de su novela o ante el overbooking de poetas que comparecen en el libro: Los detectives salvajes posee una milagrosa legibilidad” (Herralde, 1998).

El enunciador asume responsabilidad de lo que dice y la asume desde un rol específico e institucional. La institucionalidad alcanzada por el premio, su jurado y la calidad de los concursantes se traducen en un crédito de credibilidad para el ganador, Roberto Bolaño. A la vez, el mismo enunciador se atreve a recomendar al lector amplio la lectura de la novela, producto de su “milagrosa legibilidad”.

5.3. Después

Death is proving no barrier to the late Chilean writer Roberto Bolaño, who yesterday added the National Book Critics Circle award for fiction to his roster of prizes.

“The esteemed American award was given to Bolaño for his epic final novel 2666, which NBCC board member Marcela Valdes described as a “sexy, apocalyptic vision of history”, a “work so rich and dazzling that it will surely draw readers and scholars for ages”. Accepting the posthumous award on Bolaño’s behalf, his translator Natasha Wimmer recalled he had once said that “posthumous” sounded like a Roman gladiator, the Associated Press reported”2 (Flood, 2009).

6. La valoración en el discurso crítico literario

Dentro de las múltiples discursividades concurrentes en la conformación de los cánones literarios, la crítica literaria juega un rol importante. El interés de esta sección está puesto en descubrir la forma en que la ideología de los críticos literarios, en cuanto actores sociales, se manifiesta en sus textos a través del sistema de significados interpersonales llamado “sistema de valoración” o appraisal (Martin, 1997; Martin & White, 2005; Rothery & Stenglin, 1999; White, 1998). El papel de modelo de opinión cultural adjudicado generalmente a la crítica literaria y el grado de influencia que ésta tiene en la recepción de las obras y los autores en el mercado cultural y las prácticas sociales asociadas hacen del discurso crítico literario uno de los de mayor efecto en el proceso de formación de los cánones literarios.

Antes mostramos una cierta secuencia ilustrativa de la diacronía del fenómeno, desde épocas de desvalorización o indiferencia crítica a épocas de consagración crítica. En las siguientes páginas, se analiza la forma en que un texto crítico en particular construye la valoración de la obra de Bolaño, en un período ya de consagración y que fue publicado el mismo año de la muerte del autor. El texto escogido tiene por objeto la crítica de la obra de Roberto Bolaño, escritor chileno que representa un hito en el interés de la crítica, tanto periodística como universitaria, en el transcurso de la última década. Este texto apareció publicado en el libro compilatorio de Patricia Espinosa H. Territorios en fuga: Estudios críticos sobre la obra de Roberto Bolaño en el año 2003. Se trata del artículo “Roberto Bolaño, escritor para leer” de Javier Edwards (Espinosa, 2003: 119-122). Del total de textos críticos aparecidos en el libro se ha seleccionado éste, por tratarse del trabajo de un conocido crítico literario del medio nacional y su selección deriva de la idea de estudiar caso que se acercara a la crítica de tipo periodístico. Suponemos que esta modalidad posee un impacto social mayor debido a su difusión más masiva.

La crítica literaria es una actividad heterogénea que se lleva a cabo tanto en el contexto de las prácticas universitarias como en el contexto de los medios de comunicación masiva. Ambos ejercicios tienen en común el dedicar su interés a los textos literarios, pero muestran también diferencias más o menos marcadas de diversa índole, si bien éstas no tienen carácter necesario: esquemáticamente, diremos que la crítica literaria universitaria, por su naturaleza académica, tiende a utilizar un instrumental teórico-metodológico más riguroso y, por lo mismo, su formato es más estricto y su desarrollo más analítico. Por contraparte, la crítica literaria de circulación periodística posee una naturaleza menos analítica y más evaluativa; en consecuencia, su formato es más libre y ensayístico. El propósito comunicativo de esta última manifestación es más abiertamente ideológico al mostrar explícitamente un sistema de valores que aplica al texto (o textos), al autor y a la literatura en general. Esto no quiere decir, por supuesto, que en la crítica académica no haya, a su vez, sistemas de valores e intereses particulares involucrados; sino que éstos resultan, en general, menos evidentes.

Conviene en este punto hacer una diferencia conceptual entre la práctica social que llamamos “crítica literaria” y los “textos críticos” que emanan de dicha práctica extendida socialmente. Esta distinción tiene por objetivo situar cada instancia en el nivel de análisis que le corresponde, si bien su interrelación es evidente y su relación secuencial imprecisable: la práctica social se manifiesta –entre otras formas- a través de los textos críticos y éstos circulan socialmente gracias a la configuración ritual de dicha práctica. Patricia Espinosa, en el estudio preliminar que abre el libro sobre Bolaño desde el que han sido tomados los textos que son objeto de este estudio, precisa lo siguiente:

En términos de crítica y debate, la prensa desempeña hoy un rol central, y es precisamente en este espacio donde se visibiliza toda nueva producción literaria; material que a largo plazo nutre al ámbito académico. Creí necesario recuperar la función crítica, recoger escrituras cuyos tonos, paradigmas, recurrencias, desvíos y contradicciones nos permitan advertir cómo se articula hoy la crítica y desde dónde y cómo se lee a Bolaño. Pero también la idea del libro surge pegada a la idea de visibilización de una nueva formación (entiéndase ‘formación’ a la Raymond Williams y no ‘generación’) de críticos literarios, demostrarles a quienes con una mueca de asco se niegan a reconocer las mutaciones, las transiciones, la multiplicidad. En su conjunto este libro nos enfrenta a un territorio en constante desestabilización, un espacio crítico que lee a partir de un único eje común: el entusiasmo por Bolaño (Espinosa, 2003: 16).

6.3. Las relaciones que las personas establecen en las sociedades están cruzadas por intereses particulares y por disposiciones de poder derivadas del posicionamiento social relativo que éstas tengan entre sí. Una de las maneras de manifestación, regulación, mantenimiento y transformación de estas relaciones de poder es el uso del lenguaje en sociedad (Fairclough, 1989; Gee, 2005; Halliday & Martin, 1993; Martin & Rose, 2003; Rogers, 2004). El lenguaje, en tanto semiosis, se percibe como elemento integral del proceso social material (Fairclough en Wodak & Meyer, 2003) y su participación en la construcción y reconstrucción del mismo tiene carácter central.

En este escenario social de intercambios mediados por el lenguaje se encuentran las ideologías como “sistema de ideas básicas que es compartido por un grupo social” (Van Dijk, 1999: 27). De esta manera, no basta que los individuos posean tales o cuales creencias para hablar de ideología sino que es condición de éstas el ser compartidas por un grupo. No cabe duda de que la supervivencia en el tiempo de las instituciones se justifica, entre otros motivos, por la coincidencia ideológica de los grupos de una manera trascendente a las pugnas y las aparentes oposiciones. Por ejemplo, puede pensarse que a pesar de las disputas políticas entre partidos litigantes en un sistema democrático, éstos comparten más o menos un mismo grado de confianza en la democracia como marco de garantía para la coexistencia partidaria. Sin embargo, en las sociedades, no siempre los grupos poseen las mismas garantías de participación social, ni todas las ideologías tienen el mismo grado de influencia en la vida pública, en términos de impacto estructural para las sociedades.

En el caso de la práctica social que hemos llamado “crítica literaria”, las relaciones de poder se ejercen en un circuito relativamente acotado que tiene consecuencias, sobre todo, para el clima cultural de las clases medias-altas y el destino profesional de los actores del mundo cultural3 de una comunidad; aunque, por cierto, los efectos de estas prácticas no se agotan al interior de los estratos privilegiados y sus manifestaciones tienen repercusiones que alcanzan a la sociedad toda.

Los críticos literarios realizan su labor profesional en el contexto de las universidades, los medios de prensa y demás medios de difusión de la información. Su influencia está dada de forma privilegiada por su participación comunicativa y su contribución a la proliferación, mantenimiento y, eventualmente, diversificación de los discursos generados desde la institución crítica. El grado de influjo social, su posicionamiento en las redes de poder relativas a estas prácticas, dependen también de otros sistemas: sistemas de castas sociales, económicas, políticas, culturales, etc. Sin embargo, su principal medio de participación es el uso del lenguaje en un marco institucional, según ciertos patrones genéricos y de registro.

En la LSF, el género es la expresión del contexto de cultura en el texto. El concepto de contexto de cultura (y el de contexto de situación, asociado a los registros) fue tomado por Halliday (1978/1982) de la elaboración que Firth (1957) hizo de las ideas de Malinowski (1923). Thompson (1996) considera el género como “el registro más los propósitos”. O sea, el género es la forma más general en que se expresa lo que hacen los interlocutores (o interactuantes en la modalidad escrita) para alcanzar sus propósitos comunicativos. Martin entiende el género como un nivel adicional del contexto, como categoría descriptiva de la relación entre los propósitos sociales de un texto y la estructura de la lengua (Martin 1993 en Ghio, 2005).

En un nivel menos abstracto, la noción de registro, que Halliday y Hassan consideran ligada al contexto de situación, posee interés como categoría que busca definir la variación lingüística a nivel del uso. El registro posee tres dimensiones principales de variación: campo, tenor y modo. El primero tiene que ver con la acción social y los temas, el tenor corresponde a la estructura de roles que define la interrelación entre los participantes de la comunicación; por último, el modo concierne a los recursos utilizados para producir textos apropiados a la situación, incluyendo el medio (oral y escrito) (Halliday & Hassan, 1985 en Ghio, 2005). Cada una de estas dimensiones se relaciona con alguna de las llamadas metafunciones4. El campo se conecta con la metafunción ideacional o experiencial, el tenor determina los significados interpersonales y el modo, principalmente, los significados textuales. Como el interés de este estudio está puesto en los significados interpersonales, es el tenor la variable más relevante por desarrollar y dentro de ella, lo que antes denominamos sistema de la valoración.

El Appraisal o Sistema de Valoración se ubica en la semántica del discurso por tres razones:

1.- la realización5 de una actitud tiende a exceder sus propios límites, especialmente cuando es amplificada.

2.- una actitud puede ser realizada a través de una gama de diferentes categorías gramaticales (adjetivos, verbos, adverbios, etc.).

3.- las actitudes pueden ser expresadas, también, a través de las llamadas metáforas gramaticales6. Por ejemplo, una actitud puede aparecer gramaticalmente transformada en una cosa mediante la nominalización7 (Martin & White, 2005).

El modelo del appraisal surge en la década de los 90 en el contexto de los programas de alfabetización remedial8 desarrollados por académicos de la Universidad de Sydney, Australia. Algunos de estos profesores fueron Jim Martin, Joan Rothery, Mary Macken-Horarik, Maree Stenglin, Rick Iedema, Susan Feez, Caroline Coffin, etc. (Martin and White, 2005). En este período, se realizaron importantes progresos en el afinamiento y proyección del método puesto que las investigaciones fueron más allá de la consideración del afecto para atender los recursos léxicos utilizados para juzgar la conducta y apreciar el valor de las cosas. Inclusive se llegó a reconocer ciertos síndromes de valoración asociados a las diferentes voces en los medios de comunicación y el discurso de la historia.

El appraisal es uno de los tres principales recursos para construir significados interpersonales, junto a la negociación y el involucramiento. Por su parte, se subdivide en tres diferentes dominios: Actitud, Compromiso y Gradación.

La Actitud se trata de nuestros sentimientos, emociones, reacciones y juicios sobre la conducta, como de la evaluación de las cosas. Este dominio, a su vez, se subdivide en afecto, juicio y apreciación. El afecto construye lingüísticamente nuestras reacciones a la experiencia (horror, preocupación, rabia, etc.). El juicio se relaciona con los recursos para evaluar la conducta de acuerdo a principios normativos (miserable, mezquino, inmoral, etc.). La apreciación aporta recursos para evaluar las cosas, incluyendo los fenómenos naturales y los productos semióticos (destructivo, lluvioso, psicodélico, catártico, interesante, etc.).

El Compromiso representa el conjunto de recursos usados para proyectar, modalizar, polarizar, conceder y otras formas de posicionarse valóricamente como hablante/escritor frente a posibles respuestas hacia ese posicionamiento valórico. Tiene relación con las voces del discurso y con el grado de compromiso que el hablante asume respecto de lo dicho. Por lo tanto, se relaciona con el discurso directo e indirecto. Este dominio se subdivide en monoglosia y heteroglosia. En el primer caso, el hablante asume una completa identidad con su discurso y no propicia alternativas dialógicas que lo maticen: lo dicho le pertenece como primera fuente. En el segundo caso, se reconocen alternativas dialógicas que se presentan a través de tres submanifestaciones: proyección, modalidad y concesión.

Por último, la Gradación responde a una semántica escalar; esto es, a la gradabilidad de las valoraciones y, por lo mismo se combina con otros recursos valorativos que pueden o no ser graduables. Si los recursos son graduables, la gradación muestra la fuerza (mayor o menor) de la valoración. Si los recursos no son graduables, la gradación muestra el foco (agudizado o atenuado) de la valoración.

En la siguiente sección se ofrece un examen resumido del análisis efectuado sobre los textos, puesto que su despliegue completo excedería los límites de extensión programados para este texto. El análisis se ha centrado en los siguientes elementos: los críticos literarios (como actores sociales histórico-culturalmente situados), sus textos críticos como expresión ideológica (el sistema de valoración como manifestación del posicionamiento ideológicos de los autores) y el tema tratado (como referente alusivo coicidente de todos los textos que han servido al análisis).

7. El análisis9

Edwards realiza en su texto un escueto y halagüeño balance de la obra -y la personalidad como escritor- de Roberto Bolaño. Su crítica focaliza diversos aspectos de esta relación entre autor y obra.

El título del texto no es sólo una fórmula de fantasía más o menos inocua, tiene también la función de mostrarnos la forma en que será abordado el tema; en este caso, cómo será evaluado: “Roberto Bolaño, escritor para leer. La estructura subrayada, en cuanto actitud, tiene un evidente valor de apreciación (tasación social positiva de trascendencia)9, puesto que la expresión sugiere la adjudicación de valor estético al conjunto de la obra del autor (en tanto escritor). Se podría pensar, apresuradamente, que se hace un juicio cuyo referente es el escritor; sin embargo, equivale más bien a una transferencia metonímica (autor-obra). En el fondo, la expresión “para leer” quiere decir aquí QUE VALE LA PENA LEER. Equivale a una recomendación de valor apelativo explícito. Aunque también puede leerse no ya como mera sugerencia sino en términos de una apelación más enfática, como instrucción: QUE HAY QUE LEER. Por otra parte, desde el punto de vista del compromiso, aparece como un enunciado monoglósico de modalidad imperativa o legislativa, que establece entre quien enuncia (el autor del texto crítico) y quien recepciona (sus lectores) una relación jerárquica de autoridad.

Seleccionamos, en seguida, algunos fragmentos claves:

Roberto Bolaño es tan chileno como Matta, como Arrau, como Amenábar, como todos aquellos que sienten que la estrecha faja de tierra en que vivimos les queda chica y, como dice el refrán uruguayo, se convierten en hombres ‘que se toman los vientos’, individuos que parten a buscar el mundo (…)Bolaño es chileno en su partida de nacimiento, y en la fuerza polémica que ha mostrado en sus visitas o libros como (…)Y como el que se atreve cruza el río, este escritor es ya Premio Rómulo Gallegos y Premio Herralde, además de autor de una obra extensa y variada… (119).

Existen múltiples instancias valorativas en estos fragmentos, de hecho, podríamos decir que constituyen el núcleo semántico de todo lo dicho. En el caso de “tan chileno como Matta…”, la estructura adopta un valor apreciativo graduado, aunque lo congruente es que una cualidad como “chileno” no sea graduable. La graduación está dada por la comparación de igualdad “tan…como…” entre el participante temático principal del texto y otros participantes propuestos de esta forma en un mismo rango valórico. Las entidades con las que se compara al referente (Bolaño) corresponden a objetos culturales conocidos y prestigiosos en el contexto cultural compartido por escritor y lector (Matta, Arrau, Amenábar), por eso el texto compromete al lector a través de los conocimientos compartidos para asumir la comparación exactamente en los términos en que ha sido propuesta.

El grupo nominal “todos aquellos que sienten que la estrecha faja de tierra en que vivimos les queda chica” abre al escritor y al lector la posibilidad de integrar el mismo conjunto prestigioso de íconos culturales involucrado en la comparación anterior. La estructura subrayada tiene el valor de un juicio que implica una estima social en términos de capacidad positiva. Su significado es ESPÍRITUS LIBRES E INQUIETOS. Capacidad es un criterio de estima social que se puede resumir como “qué tan capaz” es la persona enjuiciada.

La expresión “como dice el refrán uruguayo” es una fórmula semi-lexicalizada que sirve de nexo conjuntivo consecutivo entre las estructuras “que sienten que la estrecha faja de tierra en que vivimos les queda chica” (causa) y “se convierten en hombres ‘que se toman los vientos’” (consecuencia). Desde el punto de vista de la valoración, lo que hace es focalizar (destacar, dar espectacularidad a) la consecuencia (se convierten en hombres que se toman los vientos), significado valorizado por el texto en términos de juicio de estima social (normalidad) como positivo. Normalidad es un criterio de “estima social” dentro de la categoría JUICIO que tiene que ver con “qué tan especial” es la conducta de la persona enjuiciada. El espíritu aventurero es valorizado dentro del paradigma convencional de una ideología romántica que ve la literatura y el arte como expresión libre del espíritu humano. Solapadamente, el escritor de la nota crítica se suma a sí mismo al conjunto de los espíritus libres para los que las convenciones provincianas nacionales resultan una condición opresiva. Con ello, compromete ideológicamente también al lector.

Estos primeros pasajes muestran la valoración que el autor hace de la figura personal de Bolaño como escritor, su identidad y pertenencia, su carácter espiritual. Luego, brevemente, el objeto de valoración (Bolaño) deja de tener presencia tópica y se habla de “La fuerza de Bolaño consiste en un dominio excepcional de las diversas técnicas literarias, como asimismo, una muy saludable libertad al momento de utilizarlas o dejarlas de lado”. El tema ahora es la fuerza de Bolaño. Bolaño es fuerte. Mediante una metáfora gramatical de grado sutil (categorialmente, sustantivos y adjetivos poseen un carácter cercano), la cualidad “fuerte” aparece dotada de carácter más abstracto al nominalizarse y Bolaño figura como poseedor de la cualidad. Se trata de un juicio de estima social en torno a una capacidad positiva. Posteriormente, esta capacidad abstracta se hace concreta al traducirse en habilidades técnicas relativas al oficio literario.

“Excepcional” muestra una alta gradación positiva respecto de la capacidad “dominio”, expresada como elemento nominal abstracto que a su vez se despliega en elementos más concretos: “diversas técnicas”, “una muy saludable libertad…” (para utilizar las técnicas).

En compromiso heteroglósico implícito, el texto invita nuevamente al lector a compartir la ideología de la “fuerza”, el “dominio”, la “libertad” que confirman su matriz ética romántica; si bien en clave más contemporánea: apuesta por un cosmopolitismo más propio de la versión vanguardista (posmoderna estaría tentado a decir) de dicha ética.

Finalmente, el texto de Edwards se concentra en valorizar la obra de Bolaño a través de algunas de sus obras más emblemáticas. Cuando habla de la novela Los detectives salvajes, lo hace en los siguientes términos:

En esta novela, Roberto Bolaño presenta: un universo de personajes, de mundos ligados a la literatura americana y mundial; una verdadera exploración sobre la posibilidad de articular lenguajes diversos que retratan a sus hablantes; el ejercicio de diversas formas narrativas; fluidez y naturalidad en la propuesta de una trama que es vida, ficción y memoria, tal y como el escritor decide recogerlas. Todo ello hace de Los detectives salvajes una novela superior que convierte a Bolaño en una lectura necesaria (121).

Este último pasaje describe valorizadamente la novelística de Bolaño, cifrada en la novela Los detectives salvajes. En la expresión “universo de personajes” el tema es en realidad los personajes, pero aparecen ocupando una posición subsidiaria en el grupo nominal para destacar su variedad en grado extremo. Se trata de una constatación de existencia expresada hiperbólicamente a través de un juicio apreciativo de composición. Dentro de los tipos de apreciación, la composición tiene que ver con la metafunción textual y con la percepción del orden.

Existe una condensación de múltiples niveles metafóricos en la utilización del sustantivo universo en esta unidad: metáfora léxica hiperbólica que quiere decir MUCHOS (cantidad), pero también VARIADOS (variedad) y por lo tanto RIQUEZA; asimismo, metáfora gramatical al utilizar un sustantivo para expresar en abstracto un significado cuantitativo que más congruentemente se expresa mediante adjetivos.

La expresión “mundos ligados a la literatura americana y mundial” representa una unidad compleja de significado valorativo en tanto constituye un segundo elemento en la enumeración de atributos de riqueza asociados a la novela. Se trata de una prolongación de los atributos de juicio apreciativo de composición presentados antes: mundos (narrados), pero en este caso, el significado se bifurca en apreciación valuativa -relativa a la cognición- (literatura americana y mundial). Esta apelación a la tradición expresa una entrada heteroglósica de tipo proyectiva. El compromiso heteroglósico se relaciona con la inclusión de otras voces en el propio discurso. Este subsistema posee tres variedades: proyección (mediante la cita), la modalidad (mediante un sistema de ofertas y demandas) y la concesión (mediante la expresión de contraexpectativas): COMO DICE LA TRADICIÓN LITERARIA, COMO HA HECHO LA TRADICIÓN LITERARIA (americana y mundial). El autor adjudica esta vinculación a la novela de Bolaño, pero en la medida en que su texto destaca esta característica se hace cargo de la existencia de dicha tradición y de su poder de influencia discursiva.

La expresión “verdadera” se traduce en una manifestación de intensidad o de foco agudizado para “exploración”, elemento que no es posible graduar.

En el enunciado “lenguajes diversos que retratan a sus hablantes”, aparece nuevamente la noción de variedad como valor positivo (juicio apreciativo de composición). Los lenguajes planteados como POSIBILIDAD DE ARTICULACIÓN, serían “diversos” y como cualidad de estos lenguajes diversos aparece la expresión “que retratan a sus hablantes” (a su vez, juicio apreciativo de composición, interno o incrustado). El significado vendría a ser: POSIBILITAR VARIOS LENGUAJES COINCIDENTES CON QUIENES LOS USAN.

“Diversas”, en relación a “formas narrativas”, reitera el mismo significado apreciativo de composición. “Fluidez y naturalidad”, continúan en la misma línea ya que se refieren a la “propuesta de la trama” (juicio apreciativo de composición). “Que es vida, ficción y memoria” construye en orden pospuesto un nuevo juicio apreciativo de composición, también en relación a las “propuesta de la trama”; aunque menos congruente por la fuerte subjetividad expresada en un foco tan atenuado.

Al decir que “el escritor decide”, el texto valora al escritor en términos de juicio personal positivo de tenacidad, o sea, cuan dependiente es el evaluado (EL ESCRITOR ES DECIDIDO Y TOMA DECISIONES). Planteado monoglósicamente, en términos de la expresión de compromiso (fortalecido por la dependencia de este verbo respecto del verbo del enunciado que da entrada a esta enumeración: “presenta”).

“Superior” evalúa en términos de apreciación comparativa positiva de composición a “novela”. Este sustantivo también aparece evaluado por la expresión compleja “que convierte a Bolaño en una lectura necesaria”. Este elemento valorativo posee un significado de apreciación valuativa positiva, ya que imprime valor cognitivo a la relación entre dos entidades: la obra Los detectives salvajes y su autor, Roberto Bolaño.

Al interior de esta expresión de apreciación, se produce una metonimia similar a otra mostrada más atrás, en el momento en que se dice que “Bolaño” se transforma en “lectura necesaria” (nuevamente la relación obra-autor). Esta idea coincide con la apreciación formulada en el título del artículo, en tanto “lectura obligada”. El carácter legislativo o imperativo de esta instrucción revela el carácter heteroglósico del compromiso adquirido por el hablante en relación con lo que dice y con su interlocutor potencial, el lector.

8. Conclusiones

La relación que una obra, un conjunto de obras o la figura autorial con la que se asocian y los patrones valorativos exhibidos en la constitución de los cánones rectores del gusto literario en una época dada es una relación tensa y dinámica en que juegan un rol importante los roces o los acuerdos producidos entre los distintos discursos que conforman la red sistémica de significados que llamamos “sistema literario”: el discurso de los escritores, el discurso periodístico y el discurso de los críticos académicos. El reflejo que dicho entrecruzamiento muestra posteriormente en el sistema escolar es sólo el efecto de una organización que es anterior y que se define por la influencia que mantiene el fenómeno sociosemiótico de la literatura en el escenario más amplio de la cultura. El curso tomado por el sistema particular de la literatura en ese contexto general se define y redefine constantemente y su descripción y explicación sólo pueden afrontarse en la comprensión de la confluencia de relaciones discursivas y no discursivas entre los múltiples agentes involucrados. El caso estudiado aquí, aún de forma, exploratoria e incompleta, reviste interés por el dinamismo y la velocidad de sus posicionamientos culturales y sugiere, con vehemencia, la integración de métodos lingüístico-discursivos y sociales para su estudio.

El texto ilustrativo, analizado en la última parte de este trabajo, presenta una configuración valorativa especial, aunque característica de su género y su circuito de circulación semiótica. Se trata de un texto de compromiso mayoritariamente heteroglósico, pero realizado a través de uno de sus mecanismos menos explícitos y democráticos: la legislación.

La apreciación de composición es el mecanismo valorativo mayoritario, lo que resulta evidente si se piensa que lo evaluado es la obra de una autor como producto semiótico. Sin embargo, hay también valoración de juicio relativas a la conducta social del autor (Roberto Bolaño, actor social).

Por otro lado, el tinte romántico de la ética mostrada en el aparato ideológico del texto resulta visible y mueve al autocuestionamiento del analista en términos del grado de conciencia que posee de sus propios parámetros de juicio ético y apreciación estética.

Se concluye que la teoría de la valoración presenta enormes posibilidades para el análisis exhaustivo de los rastros ideológicos expresados en las valoraciones que los hablantes realizan a través de los más diversos recursos lingüístico-textuales.

Pero también se sugiere que el análisis sistémico amplio de un número también mayor de formas discursivas intervinientes en los procesos de canonización puede generar un conocimiento más completo y complejo de los mecanismos que entran en juego y de las relaciones de intersección de esas discursividades, sus vínculos institucionales y el resultados de sus tensiones de fuerza. El caso particular de la crítica literaria, como institución y como práctica de producción textual, resulta especialmente interesante para ser estudiado mediante esta modalidad de análisis. Más aun si tomamos en cuenta la naturaleza socialmente crítica de su desempeño difusor de conocimiento y opinión, y si vislumbramos los recursos usados para privilegiar ciertas formas de lectura, ciertos escritores, ciertos textos y ciertos alineamientos ideológicos.

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Notas

1. Este trabajo forma parte de las actividades de investigación del proyecto Fondecyt Regular N° 1121091 “De la ‘aceptación’ a la resistencia: una anatomía del detalle disciplinario en la narrativa latinoamericana de los siglos XIX y XX”.

2. “El importante premio estadounidense fue dado a Bolaño por su novela épica final 2666, descrita por uno de los miembros de la junta NBCC, Marcela Valdés, como una” visión atractiva y apocalíptica de la historia “, una “obra tan rica y deslumbrante que seguramente va a atraer a los lectores y por mucho tiempo”. Al aceptar el premio póstumo en nombre de Bolaño, su traductora, Natasha Wimmer, recordó que una vez había dicho que “póstumo” sonaba como un gladiador romano, informó la Associated Press “ (Flood, 2009).

3. Mundo cultural quiere decir aquí: conjunto de prácticas sociales medio y altoalfabetizadas, generadas y mantenidas en torno a instituciones sociales, económicas y valóricas como la educación, el arte, la ciencia, etc. No debe deducirse de ello el planteamiento de estas prácticas como las únicas que concuerden con la noción de cultura, que sin duda posee un sentido más amplio y menos estratocéntrico.

4. El concepto de metafunción surge en la LSF para satisfacer la necesidad de recalcar que no se trata solamente de la noción de función como patrón de utilidad comunicativa que defendieron funcionalismos anteriores, sino que se trata de una noción más amplia y más abstracta que intenta dar cuenta de la naturaleza inherentemente social del lenguaje (Ghio, 2005).

5. Se entiende por realización el mecanismo de codificación de los niveles más abstractos del lenguaje en niveles más concretos.

6. No se trata de las metáforas léxicas que tradicionalmente han sido estudiadas por la Retórica o el análisis literario, sino un tipo de metáfora que se caracteriza por una transferencia retórica a nivel gramatical. Esto es, para expresar un significado que normalmente sería evocado a través de determinada categoría o estructura léxico-gramatical, utilizamos otra menos congruente (congruente aquí describe la relación más esperable entre una unidad lingüística y su función) (Halliday, 1994; Halliday & Mathiessen, 2014; Thompson, 1996).

7. La nominalización es un tipo de metáfora gramatical por la que un elemento léxico-gramatical que normalmente es usado para expresar una función semántica como: proceso, cualidad, circunstancia, etc. es usado para expresar entidades (función propia de los nombres o grupos nominales).

8. Disadvantaged Schools Program’s Write it Right literacy project.

9. Todas las referencias numeradas entre paréntesis corresponden, en esta sección, al número de la página del libro en que aparecen. Como en todos los casos se trata del mismo libro, sólo se pondrá entre paréntesis dicho número.

 

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