Reseña: Luis Payrató, de profesión, lingüista. Panorama de la lingüística aplicada

Carmen Sánchez Morillas

Universidad de Granada

España

csanchez11@ugr.es

Resumen: El presente volumen presenta un texto centrado en la proyección y comentario de los principales campos de la Lingüística Aplicada. La obra puede considerarse como un breve ensayo, por las opiniones que se vierten, o como un breve panfleto destinado a contextualizar la Lingüística Aplicada en su momento actual, no sin evitar cierta mirada al pasado de la Lingüística más reciente y plantear perspectivas de futuro inmediato.

Palabras clave: lingüista - lingüística aplicada - lingüística teórica - lingüística general

Abstract: This volume presents a focused text projection and review of the main fields of Applied Linguistics. The work can be considered a short essay by the views that are dumped, or as a short pamphlet intended to contextualize the Applied Linguistics at the present time, not without a certain look to the past to avoid the latest Linguistics and raise prospects immediately.

Keywords: linguist - applied linguistics - theoretical linguistics - general linguistics

Desde el “Preámbulo” se hace la aclaración de que el libro no es, en sí, un texto académico al uso, sino que se trata de un texto “a medio camino entre ensayo y el manual” (Payrató, 2011: 11). Por tanto, podemos comprender que en la lectura del mismo encontraremos suficientes orientaciones para adentrarnos en el campo de la Lingüística Aplicada en un estudio introductorio pormenorizado.

El libro, que está estructurado en dos partes principales (siete capítulos y su correspondiente “Epílogo”), nos muestra el camino recorrido por la Lingüística Aplicada desde diferentes perspectivas de investigación. En la primera parte se establecen cuatro puntos fundamentales, dentro de los cuatro primeros capítulos: la dinámica de la ciencia del lenguaje aplicado; el campo de acotación terminológica entre la Lingüística Teórica y la Lingüística Aplicada; las áreas temáticas que determinan, o más bien engloban, al campo de la Lingüística Aplicada y, por último, las posibles profesiones de los lingüistas en el panorama actual de la cultura y la sociedad.

En el segundo apartado, el comentario se desglosa realizando un ejercicio reflexivo entre el concepto de comunicación, las tipologías comunicativas y cómo la Lingüística Aplicada les saca provecho como objeto de estudio. Además, se plantean las diferentes perspectivas de conocimiento que se relacionan con la Lingüística Aplicada. Finalmente, en el último capítulo, se opta por hablar de “intersecciones” para determinar, de manera más específica, cuáles son las áreas de actuación más relevantes de la Lingüística Aplicada.

Comenzando nuestro comentario por los diferentes capítulos, observamos que en el primero se expone la realidad de la Lingüística Aplicada, iniciándose por la delimitación de las primeras consideraciones de lo qué es y no es. Se inicia el comentario general con la oposición de los conceptos de Lingüística, concebida desde el punto de vista tradicional, y de LA; hacia ella apunta los calificativos de “lingüística más dinero” (Payrató, 2014: 13) o aquella que se lleva a cabo en “laboratorios, observatorios y talleres lingüísticos”. Para el autor (Payrató, 2014) ambos términos se refieren a una misma “cosa pero con perspectivas y orientaciones parcialmente distintas” (Payrató, 2014). Tras una primera oposición entre los conceptos de Lingüística en general y la LA se admite la gran confusión que existe en el área de la terminología lingüística a la hora de determinar qué es el objeto de estudio o qué metodología se debe usar, cuando se trata de las finalidades o instrumentos de investigación. Ante tal confusión, Payrató justifica que la LA surja como una dimensión particular de la lingüística, concebida esta última como el “conjunto de las ciencias del lenguaje” (Payrató, 2014: 15) respondiendo a las necesidades sociales y profesionales del mundo contemporáneo; ante la tradición únicamente teórica de la Lingüística teórica o la Lingüística descriptiva, la LA apunta a la unión del desarrollo teórico y prácticos de los conocimientos lingüísticos que se derivan al considerar el lenguaje como objeto de estudio.

En el capítulo 2 se expone la posibilidad de que la LA se hubiera convertido en una herramienta útil para trasladar los conceptos lingüísticos a otras disciplinas diferentes a las de las Ciencias del Lenguaje, cuando lo cierto es que la LA, lejos de considerarse una subdisciplina (Payrató, 2014: 18) debe comprenderse como un elemento más complejo, contemplándola desde su propio origen, desarrollo y determinación de los conceptos básicos que lo convierten en foco práctico de una ciencia. Payrató rastrea los antecedentes de la LA en el temprano trabajo de Collitz, “The scope and aims of linguistic science” (Collitz, 1925), advirtiendo cierta dimensión aplicada de la lingüística, o en los precedentes conceptuales de la enseñanza de lenguas, traducción, o el hecho lexicográfico. Por otra parte, aclara que, prácticamente, en algunos momentos de su desarrollo, la LA ha coincidido con la enseñanza de lenguas.

Por otra parte, la LA también, como se apunta, surge por la demanda social que exige que el lenguaje y el hecho comunicativo sean abordados desde diferentes perspectivas. Desde este punto de vista marca el autor que existen dos momentos históricos respecto a esto: el I Coloquio Internacional de la LA, celebrado en 1964, en Nancy (Francia) y el resto de congresos celebrados en las décadas siguientes como de Sydney (1987), o el más reciente en Singapur (2002).

La LA se confronta con el concepto de Lingüística General (subepígrafe 2.3), esta más teórica y respetable que la LA que es un “dominio práctico de las teorías lingüísticas”. Por ejemplo, el conocimiento inicial de la LA en enseñanza de idiomas exige conocimientos pedagógicos, psicológicos, antropológicos, entre otros, (LG). Por lo que es necesario, desde el punto de vista de la investigación, poseer técnicas específicas y habilidades teórico-prácticas. Tanto la LA como la LG por sí solas no aportan soluciones satisfactorias a los problemas comunicativos surgidos en el seno de la vida social. Por otra parte, gracias a la institucionalización de ambos conceptos (Payrató, 2011: 23) la LG -que siempre ha estado centrada en el objeto principal del estudio de la gramática- ha sido la más aceptada por los expertos y teóricos de la misma, mientras que la LA ha sido criticada por no conseguir un aparato teórico apropiado, pareciendo que se teoriza en áreas laterales o periféricas que deberían estar ubicadas en la LG.

Payrató concluye que la realidad es bien distinta: lejos de una concepción únicamente teórica de la LA, esta misma ha supuesto un nuevo planteamiento reorientando lo teórico para responder a problemas prácticos: se consigue responder a las demandas propias comunicativas que se producen en la interacción-social. Por otra parte, esta misma reorientación de lo teórico lingüístico permite la reducción del grado de abstracción del que adolece muchas veces la propia teoría, aunque tampoco se puede caer en convertir la LA en una técnica. Por tanto, tanto la LA como la LG no son antónimas. Ambas poseen un carácter interdependiente y complementario. Acaba el debate con la definición siguiente de LA:

[…] la lingüística aplicada puede concebirse como una orientación o dimensión de la investigación lingüística, propia de todos los campos incluidos en las ciencias del lenguaje que, partiendo de marcos (teóricos) interdisciplinarios (prácticos) derivados de la praxis lingüística, del uso lingüístico en que se concreta la capacidad humana del lenguaje.

Enlazando con esta definición se establece el punto siguiente sobre los “Rasgos fundamentales de la lingüística aplicada”. Se comienza la identificación de la LA y sus rasgos con diferentes términos:

-Aplicación: uno de los primeros que identifica al tipo de lingüística que estamos comentando- y que se define como una unión entre la actividad teórica y la actividad práctica

-Actuación: referida a la acción de los lingüistas aplicados y expertos sobre la materia de estudio.

-Antersección: comprendida como interdisciplinariedad entre varias áreas de conocimiento lingüístico. sto también puede ser un obstáculo para la descripción total de la disciplina pues al diversificarse ampliamente los campos de estudio, también lo hacen los papeles que representa nuestro lenguaje en la sociedad, haciendo que no podamos quedarnos únicamente en lo teórico o en lo práctico (Payrató: 2011, 27).

-Comunicación: está presente en todas las líneas posibles en las que se subdivide la LA

Todos estos elementos caracterizadores conducen a pensar que el lingüista los puede observar mejor dentro del nombre Ciencias del lenguaje; esto responde a la amplitud de objetos de estudio que está desarrollando la Lingüística. Históricamente, en un comienzo la teoría lingüística se ha legitimado en objetos de estudio concretos, quedando bien descritos su metodología y límites de investigación. Por el contrario, la LA al ampliar sus objetos de estudio han hecho pensar que no es ni disciplina, ni posee metodología o, acaso, límites en la investigación.

Para Payrató, la historia de ambas lingüísticas confluye en que la LA responde a las intersecciones o uniones entre el lenguaje y otras disciplinas ajenas al mismo. Al respecto, encontramos, una vez más, que existe una tendencia divisora a caracterizar las mismas. En este punto se establecen la psicolingüística, la psicolingüística aplicada, la sociolingüística y la sociolingüística aplicada (Payrató: 26). El autor otorga dos posibles soluciones: macrolingüística aplicada y microlingüística aplicada. La primera respondería a un mero título genérico y la segunda se centraría únicamente en el aprendizaje de lenguas. Concluye Payrató que la LA debe comprenderse como una dimensión que está vinculada en todas las líneas existentes de las ciencias del lenguaje.

El curioso título del Capítulo 3, “El supermercado lingüístico”, se centra en realizar una exposición de las áreas temáticas que se concentran en la LA (subepígrafe 3.1) y las bases teóricas y empíricas que la sustentan (subepígrafe 3.2). El primer punto abarca las diferentes áreas de especificidad que se pueden extraer a raíz del programa formativo de varios encuentros académicos-científicos. Por orden cronológico se mencionan: 1) I Coloquio Internacional de Lingüística Aplicada, celebrado en 1964, Nancy, (Francia) sobre la articulación interna de la L.A; 2) II Congreso Internacional de LA, en Cambridge, (1969), acerca de la amplitud y diversificación de las áreas; 3) Congreso de Sydney, (1987) donde se recapitulan 20 áreas de especialización; 4) Congreso de Tesalónica, (1990), con 32 áreas de especialización; 5) Congreso de Ámsterdam, (1993), con 30 áreas de especialización.

Apunta Payrató que a todo esto se le une que, en muchas ocasiones, los temas de congreso en LA se superponen con los de congresos de Pragmática. Por tanto, dado el amplio espectro que durante varias décadas se le ha otorgado a la LA, no puede extrañarnos que algunos teóricos se muestren escépticos con el concepto mismo de esta dimensión de la lingüística y la descripción exacta de sus características, metodología u objeto de estudio. Como solución alternativa a tanta línea o área de estudio, Payrató (2011, 32) señala la clasificación de la profesora Tatiana Slama-Cazacu (1984) como la más idónea con tan solo 15 áreas. Partiendo de la definición básica de la LA, que Payrató traza más arriba, en el segundo apartado se exponen las bases teóricas de la LA: se trata de una dimensión de la investigación lingüística, parte de un marco teórico interdisciplinario y su fin es la solución de problemas surgidos a raíz de los procesos comunicativos. Por tanto, la LA se basa en la teoría lingüística (contempla los “resultados de la investigación teórica sobre los principios genéricos subyacentes a la capacidad lingüística humana” (Payrató, 2011: 34) y en la interdisciplinariedad, característica inherente de la LA desde su nacimiento. Por otra parte, como apunta Payrató, la misma LA no se puede apartar de lo empírico pues los datos que maneja para realizar las diferentes investigaciones están extraídos de usos lingüísticos que solo cumplen la condición de veracidad dentro de su propio contexto.

Para determinar la metodología que utiliza la LA, de nuevo se recurre a la autora Slama-Cazacu (1984) que afirma que se debe partir de diversos contextos prácticos comparándolos para alcanzar la concepción de la teoría y los principios generales de la misma. Tomando un punto de vista más concreto, esta misma autora afirma que los hechos de lengua son recogidos en los objetivos prácticos escogidos, para después ser formulados en el metalenguaje propio de la disciplina (Cazacu, 1984: 35). Payrató admite que este planteamiento se completa con el Kaplan (1980): concepción de la LA como una zona de influencia entre varias disciplinas y aspectos teóricos.

En el Capítulo 4, el autor aborda el estado actual de la LA así como las nuevas profesiones que de ella se derivan y a las que las lingüísticas pueden optar. Para Payrató en los últimos treinta años se ha producido un proceso de institucionalización de la LA gracias a las promoción de creación de asociaciones, congresos, revistas o estudios universitarios como carreras, máster o doctorado; pero, desde otro punto de vista, existe todavía una amplia tendencia a la crítica negativa y el desconocimiento por varias causas (Payrató, 2011: 39): la ambigüedad en la definición de los conceptos teóricos o prácticos, que influye directamente en la acotación del objeto de estudio de la LA, la no inclusión de ciertas áreas de estudio que chocan frontalmente con los sectores más conservadores de la lingüística, o el desequilibrio metodológico que implica, en ocasiones, la interdisciplinariedad, característica inherente a la LA Pero todo esto es justificable si tenemos en cuenta que la LA solo se ha constituido recientemente -en la década de los sesenta en el siglo XX- por lo que posee una tradición teórica menos longeva que la de la lingüística en sí. Desde este punto de vista, podríamos recordar e insertar la definición que más arriba nos indicaba Payrató:

[…] la lingüística aplicada puede concebirse como una orientación o dimensión de la investigación lingüística, propia de todos los campos incluidos en las ciencias del lenguaje que, partiendo de marcos (teóricos) interdisciplinarios (prácticos) derivados de la praxis lingüística, del uso lingüístico en que se concreta la capacidad humana del lenguaje (Payrató, 2011: 24).

Si comprendemos que la LA se inserta en un momento actual idóneo en que responde a las necesidades comunicativas que en la sociedad presente surgen, comprenderemos el siguiente apartado sobre nuevas profesiones de la lingüística profesional. Hemos de considerar, de manera positiva, que dadas las necesidades comunicativas que el lenguaje experimenta en los últimos tiempos, la profesión lingüística sobrepasa el hecho de la profesión docente y se amplifica la labor del lingüista así como su formación que no será únicamente filológica o didáctica. Payrató define, pues, al lingüista aplicado profesional como:

[…] debería concebirse como un lingüista con una buena formación teórica general en el campo de las ciencias del lenguaje; con unos conocimientos pertinentes y una mínima experiencia en las diferentes esferas de la lingüística aplicada, y con una especialización ulterior que le permitiera afrontar el desarrollo de tareas profesionales concretas (Payrató, 2011: 41).

Terminamos la parte primera con el Capítulo 4 y pasamos al Capítulo 5, “Telón de fondo” donde el autor, desde un punto de vista teórico, se centra en la justificación de la LA desde el concepto amplio de comunicación y se abordan cinco áreas que comprenden los apartados de “Lingüística y Comunicación”. En ellas se repasa el concepto mismo de comunicación, expone los factores fundamentales de la comunicación, y termina explicitando las diferentes tipologías comunicativas, y la relación que existe entre la comunicación animal con la humana. Este capítulo, por tanto, podemos comprenderlo como la antesala al Capítulo 6: las diferentes perspectivas actuales de la LA

Situados, pues, en la sección sexta, abordamos que durante el siglo XX, sobre todo para la ciencia, las principales características que definen el paradigma del conocimiento son la interdisciplinariedad y la pluridisciplanariedad, que obligan a que las fronteras lingüísticas se amplíen; partiendo desde este punto de vista no se puede negar que se definan diferentes subdisciplinas dentro de la LA Payrató considera que lejos de la visión enciclopédica que algunos profesiones han ejecutado sobre el objeto del lenguaje, se debe alcanzar el punto medio entre el ser tradicional del filólogo y el lingüista, además de acoger los nuevos campos de la tecnología y de la ciencia (Payrató, 2011: 60).

Entre las diferentes disciplinas, que Payrató considera dentro del capítulo 6, y que guardan esta relación de interdisciplinariedad con la L. A. aparecen las siguientes: Etología, Teoría de la Información y la Cibernética, Psicología, Sociología (dentro de ella la Comunicación de Masas), la Antropología y Etnología, la Semiótica.

La Etología, considerada dentro de la rama de la ciencia biológica, se encarga de la conducta de los animales desde la vertiente filogenética y la ontogenética. Las áreas de estudio de la Etología han sido la territorialidad, el apareamiento y los procesos de agresión y lucha. Todo ello se vuelca en la metodología de los etogramas, que marcan las pautas de conducta. En relación a todo esto nacen los concpetos de display y ritualización, que son los más aprovechables desde el punto de vista lingüístico. El display es el acto o comportamiento especializado en funciones informativas; la ritualización “[…] es el proceso que permite que determinados modelos de conducta con fines específicos, se vacíen de este contenido y acaben convirtiéndose en actos meramente informativos”(Payrató: 2011, 62). Teniendo en cuenta estas definiciones en LA se comprende que los humanos también poseemos una lista de displays que contribuyen a mejorar las necesidades comunicativas y que hacen que nos podamos convertir mejor al medio. Así, desde el punto de vista comunicativo-informativo: cuanto mayor sea el volumen de información que se maneje, se será más capaz de controlar el entorno y mayor capacidad de supervivencia se poseerá.

La Cibernética posee una rama concreta que es la Teoría de la Información que estudia y analiza los procesos de transmisión, almacenamiento y transformación de la información; esta teoría aporta a la L. A. los conceptos de hartley, bit, entropía, redundancia y ruido.

La Teoría de la Información se ha aplicado en recuentos de léxico de obras literarias, para exponer datos sobre el estilo de los escritores, en diccionarios de frecuencia o en estudios de psicolingüística o sociolingüística. A continuación, Payrató dedica un breve subapartado sobre la relación que se establece entre la LA y la Psicología. Esta está centrada en el concepto de comunicación entendida como conducta interactiva (Payrató: 2011, 65), por lo que presenta varios campos de interés desde los procesos de decodificación hasta las estrategias individuales comunicativas de cada persona, que llegan a definir la personalidad.

Amplía el comentario de la relación entre la LA y la Sociología, donde incluye el subapartado de la Comunicación de Masas, definiendo la Sociología como la “interacción dentro de grupos u organizaciones sociales” que está condicionada por el estatus y el rol, definidas como variables sociales. La Sociología aporta a la LA la concepción de la actividad social observada como actividad comunicativa que se produce en las redes sociales pertinentes entre los individuos de una comunidad, además de la noción de proceso de socialización, proceso de aprendizaje de pautas comunicativas.

Dentro del subepígrafe de la Comunicación de Masas, Payrató destaca el proceso de institucionalización de los medios de comunicación centrados en las actividades básicas de envío-recepción de información que están controlados por los agentes o mediadores que en estos campos trabajan; todo ello está regulado por una serie de leyes o códigos. Por otra parte, para Payrató los medios de comunicación se centran en su desarrollo y apogeo en el siglo XX y guardan una estrecha relación con el mundo empresarial. Desde la perspectiva comunicativa e informativa del silgo XXI deben ampliarse a la multiplicación del código que ofrece la red.

El autor termina el capítulo con la relación de la LA y la Antropología, la Etnología y la Semiótica. Desde la primera relación opina que la cultura es un factor determinante en los significados comunicativos pues pueden guardar relación directa con fórmulas de corte filosófico o religioso. La Antropología se centra en el ser humano, mientras que la Etnología se centra en la etnia. Entre ambas disciplinas Payrató recupera el concepto de variables culturales muy importantes en las interacciones entre culturas: oral-no oral, paralingüístico, etc. Por último, se señala la presencia de la etnografía del habla o de la comunicación como el campo de estudio centrado en la influencia que se obtiene de los factores lingüísticos por medio de los culturales.

Llegamos al Capítulo 7, “El placer de las intersecciones”, que versa sobre los diferentes enlaces existentes entre campos de estudio diversos y la LA Payrató los diferencia en cinco grandes grupos:

a) Lenguaje, cerebro y mente: Payrató destaca la Biología Lingüística y Neurolingüística (estudio del lenguaje desde la fisiología, anatomía y neurología), la Psicolingüística (estudio de la mente y sus facultades).

b) Lenguaje, aprendizaje y trastornos: se incluye el proceso de adquisición de la lengua, (estudiada por la Psicolingüística y por la Gramática Generativa) y la enseñanza de las primeras lenguas o segundas lenguas; cierra el apartado con el estudio de trastornos comunicativos y lingüísticos (perturbaciones lingüísticas o comunicativas).

c) Lenguaje, cultura y sociedad: enfocado desde la Etnolingüística, Antropología Lingüística y la Sociolingüística (estudio del hecho comunicativo dentro del medio sociocultural donde se produce, pasando por el contacto de lenguas, la planificación lingüística, el análisis del discurso y del texto, o la traductología y entre otros campos.

d) Lenguaje, matemática y nuevas tecnologías: principalmente se apunta la lingüística matemática, la traducción automatizada o el desarrollo de corpus lingüísticos.

e) Lenguaje, gramática y aplicaciones: tal vez el bloque más tradicional desde la teoría lingüística, y el que más metodológicamente se puede delimitar. Incluye la gramática aplicada, la fonética, la lexicografía y terminología, además de la Gramática Textual, Estilística y Prescriptiva.

El recorrido por este ensayo sobre la LA termina con el Capítulo 8, “Epílogo”, donde Payrató concluye que aun habiendo intentado describir y definir la LA no podemos tener la sensación de estar ante un “cajón de sastre”o un todo absoluto, porque aunque la realidad, también es cierto, no es algo que se pueda seccionar por diferentes compartimentos, por lo que nuestro concepto científico sobre lenguaje tampoco. Payrató sí desea hacer ver al lingüista, o estudioso de la lengua, que en el momento actual se encuentra ante un amplio campo de estudio que debe atender al momento histórico y las necesidades comunicativas propias de su época, para ayudar a “resituarse” en una perspectiva real y continuar trabajando en una línea profesionalizante del mundo lingüístico, y no solo de corte investigador.

Bibliografía

Collitz, H. (1925). The Scope and Aims of Linguistic Science. Language (1), 14-16.

Kaplan, R. B. (ed.) (1980). On the Scope of Applied Linguistic. Rowley: Newbury- House.

Payrató, L. (2011). De profesión, lingüista. Panorama de la lingüística aplicada. Barcelona: Ariel Letras.

Payrató, L. (2014). De profesión, lingüista. Barcelona: Ariel.

Slama-Cazacu, T. (1984). Linguistique appliqué: une introduction. Brescia: La Scuola.