Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura
2010, 20 (1) 42-55
Dennis Páez Muñoz 1
1 Magíster en Literatura chilena e Hispanoamericana
Universidad Santiago de Chile
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La siguiente exploración, intenta observar la reconstrucción de la vida y obra de Jorge Luís Borges en tres obras: Autobiographical essay (Borges, 1970), autobiografía de Jorge Luís Borges, Borges, una biografía literaria (RM, 1987) de Emir Rodríguez Monegal, y los libros y la noche (Bauer,1999) documental del cineasta y documentalista Tristán Bauer. Nos interesará explorar cómo la figura del autor argentino es trazada en los tres relatos, intentando preocuparnos de la forma que adquiere la narración en cada caso, más que en el contenido mismo. Finalmente, esbozaremos una reflexión sobre la narración testimonial y sus variantes, las cuales según los casos examinados, escapan a la retórica usual de la biografía, produciendo otros modos de elaboración discursiva de la memoria que van de la mano de la ficción.
Palabras clave: Autobiografía, testimonio, relato biográfico, Borges
The following investigation observes the reconstruction of the life and work of Jorge Luis Borges in 3 publications: Autobiographical essay (Borges, 1970), Borges, una biografía literaria (RM, 1987) by Emir Rodríguez Monegal, and Los libros y la noche (Bauer,1999) a documentary by director and documentary filmmaker Tristan Bauer. We are interested in exploring how the figure of the Argentinian author is depicted in these 3 works, concerning ourselves with the form each narrative acquires, more than in the content itself. Finally, we sketch a reflection on the testimonial narrative and its variants which, considering the cases analyzed here, escape the usual rhetoric of the biography, producing other methods of elaborating the discourse of memory that (go hand in hand with fiction) (have more to do with fiction than non).
Keywords:autobiography, testimony, biographyc tale, Borges
Llego a mi centro, a mi algebra y mi clave,
a mi espejo. Pronto sabré quien soy.
Borges, Elogio de la sombra.1969
En 1970, cuando Jorge Luís Borges cuenta con un indiscutido reconocimiento internacional, se publica Autobiographical essay, texto testimonial que pretende ser la síntesis de la vida y obra del escritor argentino. El texto, por razones de la prominente ceguera que afectaba a Borges a sus 71 años, es dictado a Norman Thomas di Giovanni, quien por iniciativa propia se trasladó a Buenos Aires y colaboró durante ese periodo en numerosas traducciones, ya que, según Rodríguez Monegal, di Giovanni “no estaba satisfecho con las durezas e imprecisiones de las versiones existentes de Borges en Inglés” (RM, 1987: 413). Para Borges, di Giovanni significó, en materia literaria, un gran atajo para ingresar al mercado angloparlante, pues, al ser éste un asiduo conocedor de su obra, pulió aquellas asperezas que percibía en las anteriores traducciones y tradujo numerosas obras con mayor prolijidad y fidelidad. Junto a di Giovanni, Borges tuvo la posibilidad de proyectar su obra en aquel idioma que desde la niñez usó y siempre admiró. En las últimas páginas de la autobiografía, hablando desde el presente, proyecta el trabajo futuro en compañía del traductor: “Desde hace casi tres años, por fortuna, tengo al lado a mi propio traductor, y juntos vamos a publicar entre diez y doce volúmenes de mi obra en inglés, idioma que no merezco usar y que ojalá hubiera sido mi lengua materna. (Borges,
1970:151)
Ahora bien, resulta relevante remontarnos a la génesis de la obra autobiográfica e intentar comprender cómo se construyó, por, a lo menos, dos motivos. Por una parte, por ser éste el primer texto declaradamente autobiográfico que el autor publica y, en segundo lugar, por el idioma en el cual se ha realizado la publicación. Examinemos a continuación ambos aspectos.
Si bien Borges acostumbró a dispersar elementos biográficos tanto en su obra poética como en sus cuentos, a desplazarse desde la identidad a la otredad, un ensayo autobiográfico es el primer texto en reunir una visión unificada de su vida, organizada temporalmente –o al menos revisada- por el propio autor. Anteriormente, se había limitado a esbozar algunos aspectos de su vida en entrevistas, aludiendo de manera circunstancial a ciertos episodios
y acontecimientos.
Sabemos que Borges había tenido anteriormente, en épocas aún de adolescencia, contactos con el género biográfico, al menos en dos ocasiones. Por un lado mediante publicaciones que realizó para distintos medios sobre otros autores. En estos casos, tomaba el rol de biógrafo para inmiscuirse en la vida y obra, principalmente, de destacados escritores de la tradición literaria inglesa como Whitman o de Quincey. Por otro lado, rememoró a un escritor de la tradición argentina en un ensayo de mayor extensión como es el caso del libro Evaristo Carriego.
Refirámonos ahora al segundo aspecto, sobre el idioma de la autobiografía. El texto fue concebido bajo la ayuda de di Giovanni, y es publicado en inglés, por tanto suponemos que existe una relación entre la publicación de aquel texto autobiográfico y la colaboración de di Giovanni con Borges. Indagando en la construcción de la autobiografía, Rodríguez Monegal, en la cronología de su biografía literaria de Borges, nos aclara que el texto fue “compilado por Norman Thomas di Giovanni de distintas fuentes (entrevistas, prólogos, etcétera.), y es publicado en The new Yorker, prestigioso semanario y luego recogido en la antología the aleph, que publica E.P Dutton”(RM, 1987:455).
Sobre lo primero que llamaremos la atención de la cita anterior, será sobre la naturaleza híbrida de la autobiografía, al componerse ésta de fragmentos recogidos de diversos lugares, tales como las entrevistas, prólogos, ensayos y demases. Por tanto, el texto puede perfectamente haber sido confeccionado en base a una aguda recopilación realizada por Norman Thomas di Giovanni, y sólo revisado, corregido y/o complementado por Borges. Una segunda acotación merecen los lugares de publicación de la autobiografía. Con la publicación del texto en el New Yorker, se repite la actividad de Borges adolescente que biografiaba a los escritores ingleses y publicaba en periódicos dichos textos. Sin embargo, es otro el hecho más fundamental en este caso y sobre el cual queremos detenernos, y es precisamente que la publicación de la autobiografía haya sido realizada en el idioma inglés.
Si revisamos la obra poética, narrativa y ensayística de Borges, casi todos sus textos han sido publicados primariamente en español. Pese a la estrecha relación que Borges tuvo desde su nacimiento con la cultura inglesa, el autor tenía plena consciencia de que el idioma en el cual se desarrollaría su obra sería otro: “no ignoraba que el español era mi destino ineludible” (Borges, 1970:49) afirmará en la autobiografía.
Hemos señalado al inicio del párrafo anterior que todos los textos fueron publicados primariamente en español y luego traducidos a otras lenguas.
Casi todos, ha excepción de dos poemas, incluidos en el libro recopilación de 1969, El otro, el mismo, los cuales aparecen sin traducción y llevan por título Two english poems. Al respecto, Rodríguez Monegal nos entrega información clave sobre las circunstancias de escritura y el uso del idioma en aquellos poemas:
“Borges se sintió muy solitario e infeliz. La infelicidad puede ser advertida en sus escritos, especialmente en dos poemas que escribió entonces. Fueron escritos en inglés para ayudarle a ocultar, bajo la máscara de un idioma que conocía bien pero que no usaba normalmente en poesía, lo profundamente desgraciado que se sentía” (RM, 1987: 246)
Los poemas tanto como la autobiografía, son poseedores de una temática intimista, personal, en este caso correspondiente a la imposibilidad amorosa entre el hablante y una mujer no identificada en el texto. En consecuencia, no sería extraño pensar que Borges utilizase el idioma anglosajón en ocasiones que el motivo se torna personal, utilizándolo para cubrirse de las posibles interrogantes que pudiesen surgir de la lectura. Fue el mismo autor quien nos confesó lo personal que se vuelve el uso del aquel idioma: “el anglosajón es para mí una experiencia tan íntima como mirar una puesta de sol o enamorarse.” (Borges, 1970:135). Y claro, no podía ser de otro modo, si fue la lengua con la cual creció y aprendió de aquella babélica biblioteca de libros ingleses heredada de su padre.
Sin embargo esto no es todo. Rodríguez Monegal, nuevamente nos transmite información relevante desde el extratexto, en el espacio dedicado al año 1970 de la cronología borgeana incluida al final de su libro. Ahí, refiriéndose a Autobiographical essay, anuncia: “Aunque Borges colaboró en la redacción de dicho texto, se ha negado a autorizar su traducción al español, las traducciones publicadas son piratas.”(RM, 1987: 455)
¿Qué motivos hay para negar su traducción al idioma con el que se gestó toda su obra? ¿De qué teme Borges al no masificar tal obra al español? ¿Por qué surge esta reticencia a dar a conocer su vida a los hispanoparlantes?
¿temerá ser descubierto en algunos detalles ficcionales por sus seguidores, que le reprochen la ausencia, por ejemplo de detalles sobre sus amoríos, o que le acusen de esto y de aquello respecto a sus decires políticos? Lo único cierto, es que son múltiples las interrogantes que quedan tras tal enigmática negación.
Ahora bien, la autobiografía por su parte, suscita una serie de interrogantes que Álvarez resume en tres principales:
Los principales problemas que presenta la lectura interpretativa de un texto autobiográfico son: 1. el lugar y la función de este texto dentro del conjunto de la obra del autor; 2. El orden de la narración autobiográfica, y 3. La relación del narrador con su narración y su héroe. (Álvarez, 442)
Problema 1: Si abordamos esta problemática ligada a la autobiografía Borgeana podremos percatarnos de que, el lugar de la biografía en la obra está en una etapa de madurez, donde al autor ha sido en el último tiempo vanagloriado por la crítica y por sus seguidores. Recordemos que antes de la biografía, habíanse publicado ya el otro, el mismo (1967), recopilación de poesía, elogio de la sombra (1969), poesía y prosa, nueva antología personal (1968), entre otros, todo ello sumado a decenas de entrevistas otorgadas a distintos medios internacionales, sin contar, al menos tres documentales internacionales para los cuales el argentino colaboró. Reflexión aparte consideramos merece la función de la autobiografía dentro del conjunto.
Como hemos descubierto gracias al dato en la cronología de 1979 del libro de Rodríguez Monegal, la autobiografía es un texto hecho de retazos, recopilados por el secretario, agente literario y traductor Norman Thomas di Giovanni, el cual fue publicado únicamente en inglés, mostrándose reticente Borges a su traducción al español. Bajo estas consideraciones, no es osado pensar que la obra autobiográfica no surge de un deseo personal del autor, y que, más que nada, es una manera de inmiscuirse de lleno en el mercado anglosajón, para el cual, según el mismo Borges comenta en la autobiografía, ya preparaba varios tomos de sus obras.
Problema 2: en tanto al orden u organización estructural de la autobiografía, señalaremos brevemente que esta se compone de cinco secciones: I. Familia e infancia, II. Europa, III Buenos Aires, IV Madurez, V Años de plenitud.
Los títulos de inmediato nos permiten una conjetura, y es que Borges no considera la etapa de la adolescencia propiamente, y en su lugar, señala los espacios físicos en los que se encontraba por aquel entonces. Se detiene en descripciones, en la situación social de entonces en dichos lugares, pero evita hablar frontalmente de su etapa adolescente y cuando lo hace, lo hace de manera oblicua, aludiendo a otro aspecto.
Problema 3: si bien la relación del narrador con la narración es de reconocimiento absoluto y existe una identidad entre narrador y personaje, Borges pareciese no incurrir en el afán de dibujarse héroe. A lo largo de la autobiografía, se presenta lo más humildemente posible, sin exaltar ningún aspecto de su personalidad. Como señalará un año después de la
autobiografía, en el prólogo al informe de Brodie: “la ya avanzada edad me ha enseñado la resignación de ser Borges” (Borges, 1995). Tal vez, la parte que más se preste para esta construcción heroica de sí, es cuando en un comienzo se refiere a su familia, y se pone delante de un linaje guerrero, cuestión que ha sido estudiada en una de las pocas indagaciones sobre la autobiografía borgeana, en su vertiente genealógica principalmente. (Ver Amaro, 1999).
II.- Borges, una biografía literaria de Rodríguez Monegal
La primera edición que se registra de la biografía borgeana de Rodríguez Monegal data del año 1978. Su alusión en esta exploración es netamente por que nos interesa observar en que diverge su biografía de las formas tradicionales y de otras textos biográficos borgeanos revisados como Genio y figura de Borges (Jurado, 1964); Borges (Barnatan, 1972); encuentro con Borges (Irby; Murat, Peralta, 1963); Jorge Luís Borges (Ríos Patrón, 1955); entre otros.
Con el titulo de Borges, una biografía literaria, Rodríguez Monegal se propone realizar la escritura de la vida de las obras por si mismas. Para ello, el autor trazará lazos solidarios entre los acontecimientos vitales, los lugares, los estados anímicos, las preocupaciones de Borges en determinados momentos de su vida, con la creación literaria, tejiendo redes que permiten explicar la obra por la vida y del mismo modo la vida por la obra.
De este modo, Rodríguez Monegal se detiene en distintos momentos de la vida de Borges y analiza sus variadas publicaciones, intentando explicar aquel producto literario en base a una amalgama de experiencias acontecidas al autor de fervor de Buenos Aires. Como ejemplo, válganos mencionar algunos de los capítulos más disímiles para formarnos una idea genérica del modo como el autor aborda la obra de Borges en paralelo a su vida. Algunos de los capítulos son: el museo familiar, el acto de escribir, la biblioteca infinita, la batalla de las revistas, la pluma y la espada, la invención de Borges, el anciano gurú, el arte de dictar, entre muchos otros.
Sin embargo, para emprender una tarea como la propuesta, es menester dominar la vida tanto como la obra del argentino, para lo cual es menester poseer un conocimiento de la imaginación borgeana por un lado, y por otro, un dominio biográfico suficiente sobre los momentos y las etapas más relevantesdelescritor. Alrespecto, Rodríguez Monegalseñalalasdificultades que implicaría acceder a información de fuente directa: “En general, a él le disgusta discutir su propia obra, y en este caso particular las cosas se hacían más difíciles por que el es muy reticente sobre su vida privada y por que
considera la biografía un género imposible.” (RM, 1987:439)
A pesar de esta consideración de la biografía como un género imposible, Borges dejo escrita la suya en inglés(o tal vez nunca la escribió él, por lo mismo), como revisamos en el apartado anterior. No obstante, y pese a la dificultad que enuncia el biógrafo para acceder tanto a información de la vida privada como sobre la obra, Rodríguez Monegal consigue publicar el texto, resultante de una infinidad de referencias obtenidas de distintos medios sobre el escritor argentino. Es el mismo Rodríguez Monegal quien nos describe con mayor claridad el tipo de proyecto emprendido, comentándole a Borges la forma que pretendía darle a su obra. En la nota final sobre el libro señala:
Un día de 1975(...) le informé sobre el tipo de biografía que quería hacer. Habría de ser mayormente la biografía de la obra literaria llamada Borges: cómo llego a producirse, cómo las experiencias del hombre la habían moldeado, cómo se había desarrollado dentro y fuera de él, y hasta en oposición a él. Le expliqué que mis fuentes no serían los datos biográficos habituales sino los textos mismos: textos escritos por Borges y también los textos que escribió con ayuda de familiares, amigos, colaboradores, entrevistadores, críticos y hasta enemigos. Subrayé que veía mi biografía sobre él, mi texto, como un comentario y una prolongación de su autobiografía. (RM, 1987: 439-440)
Tal como señala el autor de la biografía literaria, el texto se nutre de informacióntextualdelaobraborgeana, tantocomodefuentesdocumentales externas, evitando caer en la limitación de los hechos biográficos para la explicación de la obra, atendiendo a otros modos de elucidación para advertir el núcleo temático que la obra posee, rastreando sus correlaciones con otros textos, con libros que Borges frecuentaba, con episodios verídicos, lugares, tiempos, personas, films, entre muchos otros elementos que se funden en la imaginería borgeana.
Un tercer momento de este trabajo será dedicado al documental los libros y la noche (Bauer, 1999). El film del director argentino se nos presenta como un documental ficcional sobre la vida y obra de Jorge Luís Borges. El documental al que aludimos, se construye sobre la conjunción de elementos de múltiple naturaleza, articulándose por medio de la voz en primera persona que simula
la de un Borges adulto. A lo largo del documental, se entrecruzan fragmentos de entrevistas realizadas por Borges en la televisión, fotografías, poemas, fragmentos de libros, portadas, videos antiguos de Argentina y Europa, así como también cuentos recreados audiovisualmente.
Si nos detenemos a observar la secuencia organizativa del documental y la disposición de la narración visual, veremos que éste se abre con un Borges maduro, sentado junto a un pequeño gato, declamando versos en inglés. Acto seguido, la voz en primera persona comienza la primera parte rememorando los primeros años, con la recreación visual del pequeño Borges en la biblioteca de su hogar. El relato transcurre lentamente, con música clásica de fondo, encadenando los acontecimientos con la reflexión del autor sobre aquellos momentos: “en 1914 viajamos a Europa, llegamos a Ginebra y allí estudié en el college (...)” (Bauer, 1999). El relato de esta primera época es entrelazado con imágenes reales de Borges, de lugares que visitó en Ginebra, de espacios que frecuentó.
Luego, Bauer introduce la ficción literaria: Una recreación del cuento el otro, marca un momento importante en el relato visual. Se trata, como es sabido, de la narración en la cual el Borges adulto se encuentra con el Borges adolescente, estando en tiempos y espacios distintos según afirma cada uno. Pese a la imposibilidad fáctica de producir el encuentro, hay cierta operación real, posible de asimilar a partir del cuento, como es el caso de la operación autobiográfica, en la cual el sujeto debe repetir ese encuentro innumerables veces, para retratar con fidelidad ese que fue. Es un Borges adulto el que debe acudir a reconocer ese que ha sido, por la no menos compleja operación del recuerdo y la rememoración. Por tanto, desde el presente en el cual escribe la autobiografía debe acudir a cada época de su vida, debe ir a ese encuentro con el otro, ese que fue, y que intenta perpetuar en un ensayo autobiográfico.
Terminada la recreación del otro, la narración en primera persona toma nuevamente el curso. La vuelta a Buenos Aires es el motivo, y con ello, la referencia al libro inspirado en ese entonces, Fervor de Buenos Aires, para el cual Bauer inserta un fragmento en el cual Borges alude en entrevista a dicho texto. Nuevamente fotografías, manuscritos, portadas de libros, con una milonga de fondo, intentan configurar el universo borgeano de ese entonces.
Ya en un momento posterior, la voz en primera persona sigue con el recorrido vital. Es el turno de su época trabajando en la biblioteca Miguel Cané. El relato es intervenido por reflexiones sobre los libros y la idea del laberinto, expresada por el propio Borges en entrevista. De esto se sigue la recreación visual de la biblioteca de babel, cuento del libro de 1941, el jardín de los
senderos que se bifurcan. Es relevante hacer notar que todas las recreaciones visuales que se hacen de los textos son actuadas por el mismo personaje que encarna a Borges (Walter Santa Ana), provocando así una continuidad entre la narración biográfica y la obra. Llegando a la mitad del documental, Borges, por medio de las entrevistas, se refiere a su cargo en la dirección de la biblioteca nacional. Pasará luego hablar de algunos textos, para leer un fragmento del poema de los dones, donde se encuentra el verso que da nombre al documental: “Nadie rebaje a lagrima o reproche/esta declaración de la maestría/ de Dios, que con magnífica ironía/ me dio los libros y la noche (Borges, 1972:153). A continuación, el Borges adulto dictándole a su secretaria es recreado, haciendo ecos de cómo ejerció su labor cuando ya la ceguera se ha instalado en su vida.
A la recreación le sigue un fragmento biográfico, en este caso referido a la madre. Nuevamente la pantalla se repleta de imágenes, recortes de periódicos, fotografías en sepia, videos antiguos y otros elementos que aportan emocionalidad al instante.
Ya culminada las imágenes en memoria a la madre, la recreación del cuento el libro de arena nos lleva a ver a Borges en contacto con un momento futuro. Seguido de ello fragmentos de entrevistas como se ha repetido en el documental, sumado de reflexiones del propio Borges sobre los libros, la vida y la labor del escritor.
Al culminar, la experiencia de la muerte se muestra tanto en una recreación del director como en una de sus últimas entrevistas. Un paneo por el cementerio, el epitafio y la tumba cierran, acompañado con la declamación de aquel inigualable poema, los enigmas: “Yo soy el que ahora está cantando/ Seré mañana el misterioso, el muerto/el morador de un mágico y desierto/ Orbe sin antes ni después ni cuándo.” (Borges, 1972: 229)
Como hemos señalado, la narración visual se articula sobre elementos disímiles, tanto ficticios como reales, utilizando como documentos desde materiales biográficos, testimonios, entrevistas, fotografías y recortes, hasta cuentos del propio autor, los cuales recreados visualmente, con el mismo personaje que encarna a Jorge Luís Borges, sugieren la continuidad entre el habitante biográfico y el personaje de la obra.
Pues bien, hasta ahora nos hemos preocupado de observar cómo se construyen estas tres obras testimoniales centradas en la vida de Jorge
Luís Borges. Ciñéndonos estrictamente a la denominación formal de cada una, hemos revisado la autobiografía, la biografía y el documental. En este apartado nos proponemos reflexionar sobre las formas que toma la recreación de una vida, especialmente en estos tres casos revisados, comentando algunos conceptos necesarios para la discusión.
La más clásica de las definiciones que poseemos de la autobiografía es la que desarrolló en la decada del 70` Lejeune, quien la defina como “un relato retrospectivo en prosa que alguien escribe ocupándose de su propia existencia, en el que se centra en la vida individual, y en particular en la historia de la personalidad” ( Lejeune, 42:1991)
Si a esta definición primaria, que sería válida en el caso de la autobiografía borgeana, la confrontamos con la biografía, al menos dos aspectos se vuelven conflictivos. El primero de ellos es la noción de autor, pues en el caso de la biografía quien conduce la narración es otro que habla en tercera persona, recreando desde la exterioridad la vida del biografiado. Y el segundo aspecto es la inserción del momento final o la muerte del biografiado, cuestión que la autobiografía no puede más que especulativamente abordar, siendo generalmente el biógrafo el sujeto que logra conocer tanto las circunstancias como las causales.
Ahora bien, la autobiografía como género testimonial posee algunos rasgos que la constituyen como diferente de cualquier otro discurso memorial:
Como características comunes a la mayoría de las autobiografías hay tres importantes: que se trata de una obra de madurez – o mejor dicho de vejez- que pertenecen a personas conocidas en sus diferentes profesiones y que hay una revisión del transcurso de la vida junto con la exposición de los motivos que impulsan al autor a escribirla.
(Álvarez, 439)
Si bien las características esbozadas por el autor son verificables en al autobiografía, la última se ausenta, pues no se encuentra esa reflexión sobre la obra misma en autobiographical essay , lo cual refuerza nuestra idea de que el texto ha sido elaborado por di Giovanni para introducir al bonaerense en el mercado anglosajón, y no fue elaborado con una intención primaria por Borges, quien, por lo demás, nos habría advertido, como solía hacerlo en la mayoría de sus publicaciones sobre la naturaleza del texto, sus motivos o el contexto de creación.
Refirámonos en un segundo momento a la biografía de Rodríguez Monegal
(en adelante abreviaremos como RM). Como esbozamos en su momento, la biografía de RM pretende seguir los textos de Borges, siendo en este caso la biografía un anexo que explique y profundice las circunstancias de elaboración ficcional. Ahora bien, el género que RM propone, escapa a los moldes tradicionales de la biografía, en tanto se preocupa de la obra borgeana en su totalidad, la obra como vida, con diversos momentos, experimentando múltiples circunstancias del escritor, las cuales son introducidas en la explicación de la ficción. De esta manera RM triza la barrera de la vida y la obra, comprendiendo la vida y la obra como dos espejos paralelos que espejean su contenido. Con ello, RM se abre a la posibilidad de buscar raíces biográficas a las obras ficcionales, intentando hacer un minucioso seguimiento de problemáticas diversas que nos ofrece la imaginación del ya archicitado Borges, en momentos y circunstancias del transcurso de su vida.
Con su propuesta, RM afirma implícitamente que la obra literaria no posee la tan aclamada autonomía que muchos defienden, sino que ésta está inexorablemente vinculada a la experiencia vital del autor.
Sobre los libros y la noche, documental ficcional de Bauer, podemos decir que hay un intento de esbozar la figura de Borges desde la plena ficción. Si bien Monegal nutre su biografía literaria de los propios textos, es imposible su tarea sin un cabal conocimiento biográfico. En el caso del documental, hay intervenciones, claro está, como lo esbozamos en su momento, de fragmentos de entrevistas, fotografías, paneos de lugares donde Borges pasó sus días, pero lo central se encuentra constituido en este caso por la voz ficcional en primera persona que crea la ilusión de ser el mismo autor quien nos presenta su vida. La simulación autobiográfica, sumada a la imbricación con los cuentos, valiéndose del mismo actor para la representación de el otro, la biblioteca de babel y el libro de arena, traza una línea entre la ficción narrativa -y por ende sus temas y tópicos preferidos- con la realidad de la biografía, generando una imagen que proyecta con mayor habilidad y efectividad la unión entre obra y vida.
A lo largo de esta exploración, hemos querido sutilmente llamar la atención sobre los modos de perpetuar la vida de un hombre. No nos interesó discutir la veracidad de cada propuesta, sino comparar como a través de tres modos completamente distintos existe un fin común, que es dar cuenta de la vida y obra de un literato. Hemos querido abrir el debate sobre la relación ficción- realidad, entendiendo con Gonzáles Becker que la autobiografía es un hecho de lenguaje, y se encuentra confeccionada de recuerdos, pero también de
olvidos y silencios. De este modo concordamos con la idea de que el autor
ficcionaliza inconsciente o conscientemente los acontecimientos que ha protagonizado y su propia persona. De este modo, entonces, la autobiografía adquiere carácter de discurso complementario, esto es, un texto que puede dar una nueva imagen del personaje que puede oponerse a la conocida hasta ese momento o agregar aspectos desconocidos. (González Becker)
Efectivamente, la autobiografía borgeana anexa información desconocida, profundiza alguna en parte sabida, y corrobora otra por el mismo ya anunciada. Sin embargo, pese a la sinceridad con la cual el texto parece presentársenos y “a pesar de lo convincente que pueda resultar el texto autobiográfico, el pasado es una ilusión creada por la mente del artista, que ahora lo recrea” (Álvarez, 442), por tanto es obra también de la ficción del lenguaje, lo que implica selecciones, omisiones, recortes y transgresiones, necesarias para la composición, pues “la autobiografía trabaja con materiales subjetivos, los propios recuerdos” (Álvarez, 445), y estos nunca son totales, y son parte siempre de un proceso de configuración que el propio autor ha decidido proyectar fuera de sí, a la memoria de los lectores.
Concluimos reflexionando en la posibilidad de unión entre la ficción y la realidad para dar cuenta de la vida y obra de un escritor, pues, Borges mismo dejó innumerables pistas sobre su identidad en el espacio más personal, como son los poemas. Así al revisar la obra poética no es extraño leer versos que aluden en cierto sentido a sí mismo y su estado anímico en mi vida entera (Borges, 1972: 81) “He persistido en la aproximación de la dicha y en la intimidad de la pena”, o las innumerables referencias identitarias al otro en el Poema conjetural (Borges,1972: 130) “Yo que anhelé ser otro, ser un hombre de sentencias, de libros, de dictámenes, a cielo abierto yaceré entre ciénagas”, en Emerson (Borges,1972: 224) “Por todo el continente anda mi nombre; no he vivido. Quisiera ser otro hombre”, en Junín (Borges, 1972:
261) “Soy, pero también el otro, el muerto, el otro de mi sangre y de mi nombre”, por nombrar sólo algunos de los más conocidos.
Tal vez Borges nunca pretendió ser figura, aclamado por masas, idolatrado por críticos y lectores, y en la autobiografía tampoco quiso recrearse como un ser que no es, sino, simplemente, dejar testimonio de su existencia, como bien lo dejo escrito en un poema de su primer libro, Fervor de Buenos aires, titulado Llaneza (Borges,1972:42)
No necesito hablar/ni mentir privilegios;/ bien me conocen quienes aquí me rodean, / bien saben mis congojas y mi flaqueza./eso es alcanzar lo más alto, lo que tal vez nos dará el cielo:/ no admiraciones ni victorias/sino sencillamente ser admitidos/como parte de una Realidad innegable,/como las piedras y los árboles.
Ser admitidos, como parte de esa realidad innegable que es la literatura.
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