Valores aspectuales de meter como verbo auxiliar: transformaciones históricas y contrastes dialectales

Aspectual values of meter as an auxiliary verb: historical transformations and dialect contrasts

Claudio Edgardo Garrido Sepúlveda

0000-0002-0217-8123

Universidad Católica del Maule

cgarrido@ucm.cl

Citación: Garrido Sepúlveda, C. E. (2021). Valores aspectuales de meter como verbo auxiliar: transformaciones históricas y contrastes dialectales. Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura, 31(1), 120-140. doi.org/10.15443/RL3208

Resumen: En el siguiente trabajo, se analiza el desarrollo histórico del verbo meter, particularmente sus usos auxiliares como construcción incoativa y causativa. El objetivo consiste en establecer un contraste entre las variedades americana y peninsular; esta última, representada por la investigación de Comer (2018). Para el contraste de variedades dialectales, se seleccionan cuatro criterios de análisis: la fijación sintáctica, la incorporación sintáctica, la animacidad del sujeto y la dinamicidad del infinitivo. En este sentido, el estudio se apoya en la teoría de la gramaticalización y en la gramática de construcciones. Los datos analizados han sido extraídos de corpus históricos como el CORDE y CORDIAM. Como conclusión, se describe que el uso americano del verbo meter evidencia un mayor grado de gramaticalización en cuanto al grado de fijación formal y a la incorporación sintáctica, en tanto que el uso peninsular está más gramaticalizado en relación con la animacidad del sujeto y la dinamicidad del infinitivo. Además, se ofrece evidencia en favor de un mayor conservadurismo sintáctico del español americano.

Palabras clave: Perífrasis incoativas – Perífrasis causativas – Gramaticalización – Verbo meter

Abstract: In the following paper, the historical development of the verb (meter), particularly its auxiliary uses as an inchoative and causative construction is analyzed. The objective is to formulate a contrast between the American and Peninsular varieties; the latter represented by Comer’s research (2018). For the contrast of dialect varieties, four analysis criteria were selected: syntactic fixation, syntactic incorporation, the animacy of the subject, and the dynamicity of the infinitive. In this sense, the study is based on the grammaticalization theory and on construction grammar. The data analyzed have been extracted from historical corpus such as CORDE and CORDIAM. In conclusion, it is described that the American use of the verb (meter) shows a higher degree of grammaticalization in terms of the degree of formal fixation and syntactic incorporation, while the peninsular use is more grammaticalized in relation to the animacy of the subject and the dynamism of the infinitive. Moreover, evidence in favor of a greater syntactic conservatism of American Spanish is provided.

Keywords: Inchoative Periphrases - Causal Periphrases - Grammaticalization - Verb meter

1. Introducción

Durante la última década, las perífrasis verbales han sido objeto de estudio lingüístico en virtud del sofisticado proceso histórico por el que estas se originan (Garachana, 2017). Sin embargo, la tendencia imperante ha sido la de explorar la diacronía de estas construcciones en abstracción de los aspectos diatópicos. Precisamente esta ausencia es la que se busca subsanar en este trabajo, mediante un contraste dialectal de las transformaciones históricas en los usos auxiliares del verbo meter. En concreto, se analizan, en perspectiva diacrónica, los valores incoativos (meterse a + INF) y causativos (meter [a X]) a + INF) del español americano. Los resultados son comparados con los principales hallazgos de Comer (2018), tesis doctoral en la que se analizan ambas construcciones en el español general, con un marcado énfasis en la variedad europea. Por lo mismo, el objetivo de este artículo es analizar la auxiliarización de meter en el español americano, en contraste con el español europeo.

Con el fin de alcanzar dicho propósito, el estudio se apoya en los modelos teóricos que han demostrado potencial explicativo en el análisis histórico de las perífrasis verbales, a saber, la teoría de la gramaticalización y la gramática de construcciones (ver § 2). En particular, esta indagación selecciona cuatro criterios de análisis que son los que permitirán establecer la comparación con los datos de Comer (2018): la variación preposicional, la intercalación de unidades léxicas, la animacidad del sujeto y la dinamicidad del infinitivo. En cuanto al procedimiento de extracción de ejemplos históricos, se vaciaron todos los usos americanos del CORDE que dan cuenta de valores auxiliares en el empleo de meter (ver § 3). A continuación, pues, se sintetizan los antecedentes teóricos más relevantes en relación con la construcción meter(se) a + INF.

2. Marco teórico

2.1 Meter(se) a + INF entre las perífrasis incoativas y causativas

La noción de perífrasis verbal ha sido definida en consideración de su estructura interna (verbo auxiliar + verbo auxiliado no personal) (NGRAE, 2009, § 28.1a) y atendiendo al carácter monopredicativo de la construcción (Gómez Torrego, 1999, § 51.1.1). En el primer sentido, es admisible el tratamiento de la construcción meterse a + INF como una perífrasis verbal, porque constituye la unión de un verbo auxiliar, desprovisto de su significado léxico, y un verbo auxiliado (1a).

1.

(a) Su hijo se metió a estudiar periodismo.

(b) Su hijo se metió a eso.

(c) Su hijo se metió a la universidad a estudiar periodismo.

En el segundo sentido, no obstante, pareciera no ser tan evidente la existencia de una única predicación, pues paráfrasis como las que se articulan en (1b-c) presentan al infinitivo como el término de un sintagma preposicional que funge como argumento (1a) o como adjunto (1b) del verbo. Sin embargo, este razonamiento es, más bien, un reconocimiento de la huella diacrónica por la que transitó la construcción en su proceso de auxiliarización, pues pasa por alto el hecho de que en (1b-c) meter es portador de sus valores léxicos, en tanto que en (1a) hay un blanqueamiento (Damourette & Pichon, 1911-1930, Heine & Reh, 1982, Lehmann, 1982) del significado pleno de origen y una transición hacia valores tempoaspectuales, característicos de los verbos auxiliares. En concreto, (1a) focaliza el inicio de la acción, tal como las perífrasis incoativas empezar a + INF o ponerse a + INF. Por lo mismo, se trata de una construcción que gravita en este paradigma.

Además del valor incoativo, meter ostenta un uso causativo (2ab) en el que un “agente hace que un paciente efectúe una acción, que empiece una actividad” (Comer, 2018, p. 64). En dicha construcción, el agente instiga la acción y el paciente la ejecuta con matices de involuntariedad.

2.

(a) Lo metieron a jugar en el partido.

(b) Metieron las papas a cocer.

En relación con este uso causativo, ha habido cierta reticencia a la hora de reconocer su estatus perifrástico (Gómez Torrego, 1988, p. 110-111), debido a que no se ajusta a tal o cual requerimiento formal, como por ejemplo, la subida de clíticos (3ab).

3.

(a) Lo metió a trabajar.

(b) * Metió a trabajarlo.

Por lo mismo, autores como Fogsgaard (2002) y Gómez Torrego (1999) no incluyen meterse en la lista de perífrasis aspectuales, en tanto que la NGRAE (2009, § 28.3f) solo introduce un par de observaciones concisas y generales sobre meterse. No obstante, como ha argumentado Garachana (2017), si se concibe la noción de perífrasis verbal como una noción prototípica, no es posible establecer una categoría cerrada con límites abruptos, sino que, más bien, se trataría de un conjunto radial, con elementos más prototípicos, que se ubican en el centro de la categoría, y con elementos menos prototípicos, que orbitan en la periferia.

La reflexión lingüística en torno a este verbo también se ha dirigido a la relación de cuasi-sinonimia (Greimas & Courtés, 1979, p. 268) existente entre el verbo meter y poner. La proximidad semántica y contextual de estos verbos se vislumbra tanto en los usos léxicos como auxiliares (4a-d).

4.

(a) Puso/metió el pan en el horno.

(b) Se pusieron/se metieron debajo de un árbol.

(c) Me puse/me metí a practicar montañismo.

(d) Lo puso/metió a limpiar su habitación.

No obstante, se trata de una identidad parcial, puesto que no son verbos intercambiables en todos los contextos, tal como se observa en los siguientes ejemplos (5a-d).

5.

(a) Pon/*mete los platos en la mesa.

(b) Se puso/?se metió los aros.

(c) Me puse/*me metí a dormir.

(d) Los puse/?metí a conversar.

Entre los autores que han indagado en las diferencias semánticas entre ambos verbos, destacan los aportes de Cifuentes y Llopis (1996), Cifuentes (1999), orientados a los valores locativos, los de San Martín (2005), referidos a los usos aspectuales, y las contribuciones de Comer (2013), Comer, Enghels y Vanderschueren (2015), Enghels y Vanhulle (2018), y Comer (2018), focalizadas tanto en sus usos léxicos como auxiliares.

Según Cifuentes (1999, p. 73), la diferencia central emana del tipo de dirección que valida cada verbo. En este sentido, meter sería un verbo direccional interior (similar a introducir o entrar), que denota movimientos en la dimensión dentro/fuera; poner, en cambio, es un verbo posicional (semejante a colocar), que no restringe el tipo de desplazamiento y dirección. Por otra parte, San Martín (2005, p. 55) observa que, en sus usos auxiliares, meterse, a diferencia de ponerse, porta la noción de no estar preparado para ejecutar la acción del verbo auxiliado, tal como se refleja en los ejemplos (6ab).

6

(a) Se metió a estudiar ingeniería, aun cuando le cuestan las matemáticas.

(b) Se metió a estudiar ingeniería, porque era buenísimo en matemáticas.

En este sentido, sería mucho más natural construir enunciados como el de (6a), en que la subordinada porta una carga negativa, posiblemente derivada de su valor léxico. Por el contrario, en enunciados como (6b) la coherencia parece estar en tensión, debido a lo incompatible de las polaridades semánticas.

Sin duda, el contraste más exhaustivo que se ha desarrollado entre ambos verbos es el que ha trabajado Comer (2018) en su tesis doctoral. Su comparación aborda los usos locativos, de transferencia, de cambio de estado, causativos e incoativos. En su análisis, describe los núcleos semánticos compartidos y los no compartidos, desde dos perspectivas: una sincrónica y otra diacrónica. Además, el estudio aplica diversos cómputos estadísticos —particularmente, al uso locativo, incoativo y causativo— con los que sustenta el análisis. Entre los resultados más importantes, se incluyen los siguientes (Comer, 2018, p. 403-411):

i. Meter está más restringido al significado locativo (concreto y abstracto), en tanto que poner se desprende mucho más de dicha significación.

ii. Poner es más polisémico que meter, es decir, denota acepciones que meter no computa (como la de verbo dicendi y expresiones fijas).

iii. En el plano sintáctico, poner es más variado en su gama de construcciones.

iv. Respecto del uso locativo, las diferencias principales residen en la dirección del desplazamiento: meter se restringe bastante a desplazamientos de dirección interior, en tanto que poner es más neutro, pues valida más direcciones diferentes (de verticalidad, de interioridad y de horizontalidad).

v. En cuanto al uso incoativo, meterse es el verbo más marcado y especializado. Es evidente su semantismo negativo —derivado de la noción de ‘inmiscuirse’— y, por lo mismo, es un auxiliar menos prototípico que ponerse. Además, meterse se conjuga mayormente en tiempos imperfectivos y suele abundar en contextos discursivos dialogales. Se destaca, asimismo, que meterse está menos gramaticalizado que ponerse.

vi. Finalmente, en el uso causativo, los verbos difieren en sus preferencias sintácticas y semánticas. Al igual que en el uso incoativo, meter revela un menor grado de gramaticalización, pues se inclina a seleccionar sujetos subordinados animados e infinitivos dinámicos. Además, meter depende más de un complemento locativo explícito o subyacente y tiende a expresar eventos causativos con mayor duración (como el ingreso a un trabajo o a una carrera profesional).

2.2 Las perífrasis verbales en perspectiva diacrónica: el desarrollo de meter(se) a + INF

El interés por el estudio histórico de las perífrasis verbales se origina en el trabajo de Yllera (1980), en el que consigna una gran variedad de construcciones verbales usadas en el castellano medieval. Con posterioridad, los estudios se han focalizado en el análisis diacrónico sustentado en las teorías del cambio lingüístico y en el examen cuantitativo de los datos procedentes de corpus lingüísticos históricos. Dichas indagaciones han arrojado luz tanto sobre el origen de las perífrasis verbales, en general, como sobre el desarrollo de cada estructura, en particular. En la actualidad, tal como sintetiza Garachana (2017, p. 22), es sabido que las perífrasis verbales se originan, en ocasiones, según “los patrones de la gramaticalización”, o bien, por mecanismos de construccionalización, de atracción analógica o por influjo de otra lengua, como el latín.

En el caso más restringido del paradigma de perífrasis incoativas, los estudios sugieren que su desarrollo histórico ha estado marcado por procesos de gramaticalización y de construccionalización (Comer & Enghels, 2017; Enghels & Vanhulle, 2018; Cuní, 2019; Garrido & González, 2020), en un sentido relativamente complementario. Así, pues, a juzgar por los principios clásicos de la teoría de la gramaticalización (Hopper & Traugott, 1993; Brinton & Traugott, 2005), se reconoce un proceso gradual de blanqueamiento semántico en la auxiliarización del verbo pleno, de reanálisis del verbo infinitivo subordinado como verbo auxiliado y de movimiento hacia el polo gramatical. Asimismo, en la perspectiva de la gramática de construcciones (Goldberg, 1995, 2006; Croft, 2001), se sucede un proceso de convencionalización que va desde la combinación frecuente de palabras hacia la colocación de unidades, y desde allí hacia el establecimiento de una construcción o esquema abstracto, caracterizado por un significado gramatical estable y por su carácter productivo. En ambas perspectivas, los procesos de fijación sintáctica, de incorporación de sujetos variados (como no animados o construcciones impersonales) y de extensión en la combinatoria con nuevos tipos de auxiliados, entre otros, han sido interpretados como una señal de gramaticalización y construccionalización. Tal vez, la diferencia más visible entre un modelo y otro se ha hecho notar en el tipo de vínculo que se establece entre el valor causativo e incoativo del auxiliar poner(se). Así, pues, para Cuní (2019), el primero precede y causa el segundo, por lo que postula un proceso de gramaticalización que une ambos matices en una cadena derivativa. En cambio, para los lingüistas de la Universidad de Gante (Comer & Enghels, 2017; Enghels & Comer, 2018; y Enghels & Vanhulle, 2018) ambos valores son el resultado de procesos de construccionalización paralelos, valga decir, no hay un vínculo causativo que los conecte.

Es de notar que la concepción de una perífrasis verbal como un esquema abstracto supone la posibilidad de que actúe como construcción de apoyo (De Smet & Fischer, 2017; Abbott-Smith & Behrens, 2006) sobre otras perífrasis o procesos de auxiliarización. Esta idea ha resultado bastante explicativa respecto de cómo algunas perífrasis verbales más prototípicas ejercen una atracción analógica sobre otras formas verbales que acaban por adquirir el funcionamiento sintáctico de la construcción de soporte y devienen en un nuevo esquema abstracto. Tal ha sido el caso de tener de/que + INF que se convencionaliza por el influjo de haber de/que + INF (Garachana, 2017), y de la perífrasis incoativa del español de Chile ganarse a + INF, cuya auxiliarización se explica como una extrapolación de la sinonimia léxica con ponerse al ámbito sintáctico (Garrido & González, 2020).

En el caso particular de meterse a + INF, la investigación de Comer (2018) ha retratado detalladamente la diacronía de sus usos causativos e incoativos, en contraste con los usos auxiliares de ponerse. En términos generales, destacan las siguientes conclusiones (Comer, 2018, p. 295):

i. Ambas construcciones han experimentado una fijación gradual del nexo preposicional, luego de un período de variación (en-a-Ø). No obstante, se evidencia que la fijación de a se ha manifestado con mayor fuerza en las construcciones con ponerse.

ii. No es posible argumentar en favor de que una construcción causa la otra. Más bien, se trata de desarrollos paralelos que coexisten desde el siglo XIII.

iii. Tampoco es posible sostener que el uso causativo origina el uso incoativo. Por el contrario, se trata de procesos evolutivos independientes.

iv. Respecto de la gramaticalización de cada esquema, Comer (2018, p. 296) sostiene que “(i) la construcción incoativa está más gramaticalizada que la causativa, (ii) poner está más gramaticalizado que meter, (iii) la evolución semántica se expande de lo prototípico a lo menos prototípico”.

Si bien el análisis de Comer (2018) constituye un estudio pormenorizado e integral, que desentraña interrogantes esenciales acerca del desarrollo histórico de ambas construcciones, existen al menos un par de proyecciones que no han sido contempladas en dicha investigación. Primero, está el hecho de que, para el estudio diacrónico, la autora selecciona los datos procedentes de intervalos cronológicos separados —a saber, los siglos XIII, XV, XVII, XIX y XXI—, en lugar de seleccionar todos los siglos consecutivos. Segundo, su estudio no establece distinciones dialectales que permitan observar el ritmo de avance en la consolidación de las construcciones en cada variedad del español. En efecto, para el siglo XXI, se seleccionan exclusivamente datos del español peninsular, pero para los siglos anteriores, se compilan todos los ejemplos del CORDE (Comer, 2018, p. 194). En consecuencia, el cruce diacrónico y diatópico es un trabajo pendiente en lo que respecta al estudio lingüístico de meter(se) en sus usos auxiliares.

3. Metodología

Con el objetivo de responder las preguntas de investigación, se ha diseñado una base de datos histórica de los usos auxiliares de meter(se) en el español americano. De este modo, se posibilita el contraste dialectal con el análisis diacrónico aplicado a los datos de la variedad peninsular. Para esto, se han seleccionado todos los ejemplos relevantes del Corpus Diacrónico del Español (CORDE) y del Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América (CORDIAM). Como resultado, se registraron 166 ejemplos que van del siglo XVI al XX (Tabla 1).

Tabla 1. Cómputo total de usos auxiliares de meter(se)

Siglo

causativa

incoativa

Total

XVI

14

13

27

XVII

2

6

8

XVIII

2

6

8

XIX

2

41

43

XX

4

76

80

Total

24

142

166

Se ha descartado la inclusión de datos de un corte sincrónico posterior en corpus lingüísticos del español actual, pues los cómputos resultarían desproporcionados y porque, en consideración del objetivo de este análisis, la información decisiva se sitúa en la cronología total, más que en las últimas dos décadas.

El conjunto de ejemplos ha sido analizado en función de criterios semánticos, gramaticales y dialectales de tal suerte que el etiquetado valide el establecimiento de contrastes con el trabajo de Comer (2018). Para observar el comportamiento semántico, se atendió (i) al valor de la construcción (incoativa o causativa), (ii) a la clasificación semántica del verbo auxiliado (ADESSE, 2019) y (iii) al aspecto léxico del mismo, también llamado aktionsart, y que da lugar a verbos de logro, de estado, de realización y de actividad (García Murga, 2014). En el plano gramatical, se registró (i) la variación preposicional, (ii) la fijación sintáctica a partir de la intercalación de elementos, (iii) el tipo de sujeto y (iv) el tipo de verbo auxiliado según el punto de vista sintáctico —copulativo, transitivo, inergativo e inacusativo—. En adición, se etiquetó la procedencia geográfica del ejemplo, con el fin de facilitar el establecimiento de contrastes entre las diferentes variedades dialectales americanas. De estos indicadores, no obstante, se han priorizado aquellos que permiten efectuar un contraste con el análisis de Comer (2018), a saber, la variación preposicional, la intercalación, la animacidad del sujeto y la dinamicidad del infinitivo.

El diseño de la base de datos permite el cómputo de tendencias porcentuales a través de los siglos, de ahí que se haya adoptado el análisis cuantitativo —en complemento con el análisis cualitativo— para efectuar los contrastes. Es de notar, no obstante, que la suma total de ejemplos constituye una cifra baja, de modo que las tendencias reflejadas en las cantidades debieran interpretarse como meros indicios. Sin embargo, no se trata de una limitación en comparación con los registros de Comer (2018), autora que trabaja con 263 ejemplos de usos incoativos y 80 de usos causativos de meter(se) entre el siglo XV y XIX (Comer, 2018, p. 199, 260) —frente a los respectivos 142 y 24 ejemplos americanos que se estudian en este trabajo—. En último término, es preciso destacar que los ejemplos americanos del CORDE se encuentran subsumidos en el análisis de Comer (2018), por lo que los contrastes trazados —en especial, las divergencias— deben ser entendidos como un distanciamiento del español general con predominio de las tendencias dialectales peninsulares. Sin embargo, esta tampoco es una limitación. Al contrario, cualquier distanciamiento en los datos, en rigor, debería ser mayor, puesto que la inclusión de los ejemplos americanos en el análisis de Comer (2018) necesariamente actúa como un elemento atenuador en las diferencias cuantitativas del presente contraste. Para efectos prácticos, en el siguiente análisis, cuando los datos de Comer (2018) son aludidos como “español general”, lo que debe entenderse es precisamente aquello que se consigna en este párrafo.

4. La auxiliarización de meter en la variedad americana

A continuación, pues, se presentan los principales hallazgos derivados del análisis histórico de los usos auxiliares de meter en la variedad americana, tanto en los valores incoativos como los causativos. La disposición de los apartados busca, en líneas generales, facilitar el cotejo con los resultados de Comer (2018) y, a la par, salvaguardar el carácter autónomo o independiente de este estudio.

4.1 Grado de fijación Formal

La construcción incoativa meterse a + INF, al igual que ponerse a + INF (Comer, 2018; Garrido & Nahuelmán, 2021), ha experimentado, en sus fases iniciales, un proceso de variación sintáctica en el nexo preposicional que une el auxiliar con el auxiliado. En concreto, según Comer (2018, p. 207), ha sido admisible —además de a— el uso de la preposición en. En términos de frecuencia, la variante secundaria (en) persiste entre los siglos XIII (4,7%) y XXI (4,2%) y alcanza su máximo nivel de funcionalidad en el siglo XVII (44,2%). En otras palabras, hay un movimiento ascendente y luego descendente. Para el contraste con los datos reconocibles en el territorio americano, resultan de utilidad la Tabla 2 y el Gráfico 1:

Tabla 2. Alternancia preposicional en el uso incoativo

Siglo

a

en

total

#

%

#

%

XVI

9

69,2%

4

30,8%

13

XVII

3

50%

3

50%

6

XVIII

4

66,7%

2

33,3%

6

XIX

40

97,6%

1

2,4%

41

XX

80

100%

0

0%

76

A grandes rasgos, se observa la misma curva que documenta Comer (2018), pero con la diferencia de que, en América, la preferencia de uso por en alcanza niveles mayores, sobre todo en el siglo XVII, momento en que ambas preposiciones alternan sin que una predomine sobre la otra (Gráfico 2). Además, desde el siglo XIX en adelante, el descenso de en parece ser más abrupto que en España, pues casi desaparece por completo.

Gráfico 1. Alternancia preposicional en el uso incoativo

Gráfico 2. Frecuencia de la preposición de en el uso incoativo de meter: contraste de variedades

Algunos ejemplos representativos de dicha alternancia preposicional se exhiben a continuación:

6.

(a) “Eran causa que otra mucha cantidad de naturales, por apartarse destas crueldades, se metiesen a esconder por las montañas” (Fray Pedro de Aguado, Historia de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada, c. 1573 – 1581, Colombia [CORDE]).

(b) “Me hallé presente a todo lo que pasó, mas paréceme que sería meterme en escribir historia de hombres” (Fray Toribio de Benavente, De cómo los indios notaron…, c. 1565, México [CORDIAM]).

(c) “Pues si las varas de los hechizeros fantásticos se quieren meter a hazer conversiones como la vara del juez recto integérrimo ¿cómo esta no ha de serlo de rigurosa justicia haziéndola de ellas, castigando las mentiras de sus sofisterías con la sabiduría de su verdad?” (Anónimo, Carta de una asociación para curtir cueros, 1608, Chile [CORDIAM]).

(d) “También se metió en escarbar etimologías, y dícenos que Teta se dijo en castellano de Tita, cierta letra griega, que parece teta y píntala así” (Huamán Poma de Ayala, Crónica de Huamán Poma de Ayala, c. 1615, Perú [CORDIAM]).

En el caso de los usos causativos, es posible atestiguar una dinámica relativamente similar, esto es, se observa la misma variación preposicional a/en. No obstante, a diferencia de los usos incoativos, hay una tercera variante: la elisión preposicional. Respecto de esta última posibilidad, Comer (2018, p. 263) registra ejemplos en el siglo XIII y XV con frecuencias bajas que van, respectivamente, del 5,7% al 6,5%. La alternancia a/en, en cambio, presenta una competencia más pareja que en el caso de los usos incoativos, pues la variante secundaria —en— ostenta una curva que va del 17,1% en el siglo XIII al 33,3% en el siglo XIX, pasando por una frecuencia máxima de 47,1% en el siglo XVII. Una similitud relevante en estos datos es que tanto en los usos incoativos como en los causativos la variante en alcanza su apogeo en el siglo XVII.

Ahora bien, respecto de los ejemplos registrados en la variedad americana, es preciso recordar el hecho de que se registraron tan solo 24 ejemplos de usos causativos, por lo que resulta más arriesgado proyectar generalizaciones. En efecto, de estas 24 ocurrencias, no hay registros de elipsis preposicionales. Además, solo se encontró un ejemplo que exhibe la preposición en (7a); el resto de casos siguen el modelo construccional predominante que favorece la preposición a (7b-d).

7.

(a) “[…] Seiscientos y trienta patacones que metí en aguardar” (Bernardo Gómez de Vera, Testamento, 1617, Chile [CORDIAM]).

(b) “[…] así pediréis que no se permita ni consienta y que se ejecute la pena contra los dichos veedores y que se quiten los indios a los que los metieren a labrar por cualquiera mina peligrosa u honda pudiéndola labrar por socavón” (Anónimo, Nombramiento e instrucciones para el defensor de los naturales en Potosi, 1577, Perú, [CORDE]).

(c) “[…] los dichos don Martín de Ayala, segunda persona del Topa Ynga Yupanque, y su muger, doña Juana Curi Ocllo, coya, hija de Topa Ynga Yupanque, y de sus hijos. Que le daua el dicho exenplo y castigo y dotrina que le dio a su entenado Martín de Ayala, mestizo sancto, y le enpuso y le metió a seruir a Dios” (Huamán Poma de Ayala, Capítulo de cómo Dios ordenó la dicha historia, c. 1615, Perú [CORDIAM]).

(d) “Pues ahí tienen que el hijito de mi compadre se había muerto porque a los once años lo habían metido a trabajar a las entintadoras” (Carlos Fuentes, La región más transparente, 1958, México, [CORDE]).

A pesar de la escasez de datos, lo interesante es que el único caso registrado se inscribe en el siglo XVII y, en términos de frecuencia, equivale al 50%, pues para el mismo siglo solo se ha inventariado un ejemplo adicional (7c). Por lo tanto, se trata de un dato que está en sintonía con la tendencia descrita por Comer (2018), es decir, los usos americanos también dan cuenta de que la presencia de la preposición en, dentro de la construcción causativa, alcanza su cumbre en el siglo XVII.

Ahora bien, Comer (2018, p. 265) ha observado que el uso de la preposición en sugiere una asociación más fuerte con el significado locativo original de meter. Por ende, su presencia sería sintomática de un menor grado de gramaticalización. En este sentido —y sobre la base de los datos aquí revisados—, es posible postular que, en contraste con el uso peninsular, en América se evidencia un estado menos gramaticalizado de la construcción incoativa en el siglo XVII, pero una mayor celeridad en la gramaticalización de la perífrasis en el siglo XIX. En cuanto a los usos americanos de la construcción causativa, si se soslaya la baja representatividad numérica, se podría intuir un mayor grado de gramaticalización, pues el uso de en solo se asoma en el siglo XVII —sin que supere porcentualmente la frecuencia equivalente en la construcción incoativa— y, además, ni siquiera se documentan casos de elisión preposicional, variante que daría cuenta de un menor grado de construccionalización, tal como ocurre en la variedad peninsular.

4.1.2 Incorporación sintáctica

Uno de los indicios del grado de gramaticalización de una construcción perifrástica consiste en la denominada adyacencia (Torres Cacoullos, 2000; Bybee & Torres Cacoullos, 2009; Torres Cacoullos & Walker, 2011; Comer, 2018), esto es, la presencia o ausencia de elementos intercalados entre el auxiliar y el auxiliado. El supuesto básico es que, en una construcción gramaticalizada, la cohesión entre el auxiliar y el infinitivo será más robusta o habrá un mayor grado de incorporación sintáctica (Fauconnier, 1983).

En el caso de los usos incoativos de meterse, Comer (2018, p. 217) documenta un alto grado de intercalación sintáctica (52,8% en el siglo XXI). Sin embargo, esta cifra surge de manera repentina sin que se aprecie una curva gradual en su diacronía. De hecho, es la incorporación sintáctica la que comienza a crecer desde el siglo XIII (67,4%) al siglo XIX (84,7%). En otras palabras, hacia el siglo XIX había indicios de una mayor gramaticalización de la construcción, pero el valor léxico y la autonomía sintáctica se recuperan abruptamente en la actualidad.

En contraste, los datos del español americano arrojan las siguientes cifras (Tabla 3 y Gráfico 3).

Tabla 3. Intercalación de elementos léxicos entre meterse y el infinitivo

Siglo

+ intercalación

- intercalación

total

#

%

#

%

XVI

5

38,5%

8

61,5%

13

XVII

0

0%

6

100%

6

XVIII

1

16,7%

5

83,3%

6

XIX

5

12,2%

36

87,8%

41

XX

26

34,2%

50

65,8%

76

total

37

26,1%

105

73,9%

142

Gráfico 3. Grado de incorporación sintáctica

Lo que se observa es que, con la excepción del siglo XVII —cuya ausencia de datos podría considerarse una anomalía—, la incorporación sintáctica disminuye hasta llegar a un nivel mayor de gramaticalización en el siglo XIX. Este movimiento, de hecho, coincide con la tendencia descrita por Comer (2018). También es coincidente el hecho de que, en el siglo XX, se atestigua un salto en la autonomía o flexibilidad de la construcción, pues repentinamente comienza a admitir la intercalación de incisos. No obstante, ambas variedades presentan diferencias porcentuales que sugieren una mayor rigidez sintáctica en el uso americano moderno que en el uso peninsular.

En relación con el tipo de elemento intercalado, los datos generales evidencian que los sintagmas preposicionales (en total 23) (8a) y adverbiales (14) (8b) son los que más adquieren el carácter de incisos, aunque también aparecen algunos sintagmas nominales (5) (8c).

8.

(a) “¡Mentira! -le gritó Amador, interrumpiéndole. - ¡Ah francesito -exclamó doña Bernarda-, conque así te metes en las casas a seducir a las niñas!” (Martín Rivas, Novela de costumbres político-sociales, 1862-1875, Chile [CORDE]).

(b) “Las aconsejé buscar con empeño una velería, chocolatería o bizcochería que traspasar, que se metiesen allí a cuidar de su capitalito, y que mientras se adiestraban en el giro yo les auxiliaría lo posible, principalmente para las compras de la calle” (José Joaquín Fernández de Lizardi, La Quijotita y su prima, 1818, México [CORDE]).

(c) “¡No desmientes la raza! - Te tengo que robar para mí solo, siquiera por un par de días, por ahí aparte, donde no se meta Timoteo, a echar aleluyas, ni vengan a embromar, con cosas sabias” (Tomás Carrasquilla, La marquesa de Yolombó, 1928, Colombia [CORDE]).

Respecto de los usos causativos, Comer (2018, p. 266) demuestra que la intercalación de elementos siempre ha sido más admisible y, por tanto, se trata de un uso menos gramaticalizado. En líneas generales, los porcentajes entre incorporación e intercalación sintáctica suelen ser equilibrados (cercanos al 50%), con la excepción de los siglos XVII y XIX en que se registra un descenso en la intercalación (41,2% y 26,7% respectivamente). Luego, en el siglo XXI, nuevamente se registra el salto abrupto (58,3%) en cuanto a flexibilidad sintáctica.

El contraste con la variedad americana se observa en los siguientes datos (Tabla 4 y Gráfico 4).

Tabla 4. Intercalación de elementos léxicos entre meter y el infinitivo

siglo

+ intercalación

- intercalación

total

#

%

#

%

XVI

3

21,4%

11

78,6%

13

XVII

0

0%

2

100%

6

XVIII

2

100%

0

0%

6

XIX

0

0%

2

100%

41

XX

1

25%

3

75%

76

total

6

25%

18

75%

142

En este caso, nuevamente la escasez de datos constituye una barrera, puesto que hay cifras cercanas a la unidad que podrían ofrecer una imagen sesgada del uso real. Por tanto, solo es preciso esbozar algunos comentarios cualitativos. En ese sentido, el único indicio llamativo es que, en los siglos en los que sí se registran ambas variantes (XVI y XX), los casos de incorporación sintáctica superan marcadamente a los usos intercalados. En otras palabras, en la variedad americana, la construcción se perfila con un mayor índice de gramaticalización.

Gráfico 4. Intercalación de elementos léxicos entre meter y el infinitivo

En relación con el tipo de material intercalado, siempre se trata del segmento que funciona como el objeto directo del verbo meter, es decir, la expresión de tipo nominal que denota la entidad que se ve afectada por la causa (9a-c).

9.

(a) “El offiçio de behedor / asistia a las fundiçiones Juntamente con el fundidor y persona / que metia oro a fundir” (Francisco de Galvez, Carta de Francisco de Galvez…, 1576, Chile [CORDE]).

(b) “Dijo que tiene 1 chacara de coca llamada Coreuarca de la cual coge 1 costal que es 3 cestos en cada mita y que cuando mete los yndios serranos a ayudarles que no coge tanto porque les da de lo que coge a ellos” (Anónimo, Visita de los valles de Sonqo…, 1568-1570, Perú [CORDE]).

(c) “¿Pero quién mete a Luciano Pulgar a hablar de cosas cuya importancia debe reservarse a plumas autorizadas por la posición y por la ciencia?” (Marco Fidel Suárez, Sueños de Luciano Pulgar, 1923, Colombia [CORDE]).

4.1.3 Animacidad del sujeto

Otro indicador que da cuenta del nivel de gramaticalización es la expansión semántica del sujeto (Heine, 1993). En las fases iniciales, el sujeto tiende a aludir a referentes humanos y concretos. En cambio, en las fases finales —gramaticalizadas—, el sujeto se torna más abstracto y carente de intención.

Según Comer (2018), la expansión semántica del sujeto en meterse a + INF ha sido más lenta y esporádica que en el caso de ponerse a + INF. Al respecto, señala que “los sujetos animados al principio tenían el monopolio […], pero a partir del siglo XV se introducen sujetos inanimados […], aunque muy esporádicamente” (Comer, 2018, p. 234). Además, no se registran construcciones impersonales, ni siquiera en el siglo XXI. En consecuencia, los ejemplos del tipo (10a) son escasos —solo alcanzan una frecuencia de 1,4% en todo el corpus de esta autora—, en tanto que construcciones como la de (10b) son agramaticales.

10.

(a) La maldad se ha metido a acecharlos.

(b) *Se metió a llover.

(c) *Aquella idea lo metió a sospechar.

La conclusión evidente es que, en este sentido, la construcción no ha avanzado mucho en su gramaticalización. Algo similar —aunque más acentuado— se observa en los usos causativos: no hay registros de sujetos no animados en todo el período. En efecto, ejemplos como (10c) se perciben agramaticales en el español actual.

En el caso de la variedad americana, las tendencias son coincidentes. Solamente se ha registrado un ejemplo en que el sujeto podría ser calificado como no animado en el siglo XVII (11a):

11.

(a) “todo lo que se metiere a curtir en la dicha cortiduria anssi destos dichos otorgantes como de otras qualesquier perssonas y particulares se a de partir por mitad tanto el uno como el otro en plata o en quesos cruz yten las costas de las cosas que sse compraren para el dicho benefiçio ha de sser […]” (Anónimo, Carta de una asociación para curtir cueros, 1608, Chile [CORDIAM]).

(b) “¡Vaya, si estos viejos supieran el ridiculísimo papel que hacen en semejantes lances y la mofa que hacemos de ellos, sin duda que no se meterían a enamorar! Yo le decía a este abuelo mil claridades” (José Joaquín Fernández de Lizardi, La Quijotita y su prima, 1818, México [CORDE]).

En efecto, la construcción relativa (todo lo que), que funge como sujeto, remite a pieles o materiales similares que típicamente son curtidos. Sin embargo, se trata de una construcción pasiva refleja, de modo que no es el prototipo de sujeto inanimado de una oración activa. La construcción, por tanto, es de tipo causativo y deriva de la estructura Alguien mete a curtir algo (> Algo es metido a curtir > Algo se mete a curtir). En consecuencia, la casi nula presencia de sujetos no animados sugiere que los usos americanos de meter como auxiliar se encuentran en un menor nivel de gramaticalización.

Además de observar la animacidad de los sujetos, se atendió al nivel de control que los sujetos animados ejercen sobre el evento, pues la pérdida de control también ha sido interpretada como un indicador de gramaticalización (Cuní, 2019). Sin embargo, solo se ha documentado un ejemplo (11b) en que se vislumbra un sujeto animado sin control. Este hallazgo se inscribe en el siglo XIX, en la variedad mexicana y resulta de gran valor. Sin embargo, dado que Comer (2018) no ha atendido a la pérdida de control por parte del sujeto, no es posible trazar un contraste con el uso peninsular. Lo seguro es que el ejemplo permite inferir una amplitud en el grado de abstracción del sujeto en el siglo XIX, pero que no tiene éxito, pues en el español moderno no es una combinación operativa y, efecto, es percibida como agramatical (*me metí a enamorar).

4.1.4 Dinamicidad del infinitivo y productividad

En primer lugar, se entiende, en líneas generales, que los verbos transitivos e inergativos denotan eventos dinámicos, en tanto que los verbos inacusativos y copulativos remiten a eventos no dinámicos —o menos dinámicos— (Enghels, 2007; Comer, 2018; Mendikoetxea, 1999). En este sentido, los datos de dicha autora evidencian un dominio bastante elevado de los infinitivos dinámicos —tanto transitivos (estudiar, practicar) como inergativos (correr, vivir)— entre los siglos XIII y XIX, tanto en el contexto construccional incoativo como en el causativo. Sin embargo, la presencia de infinitivos dinámicos es mucho más fuerte en las construcciones incoativas. De hecho, el uso causativo experimenta un incremento notable de infinitivos inacusativos en el siglo XXI (50%) —como florecer o llegar— (Comer, 2018, p. 284).

En el caso de la variedad americana los datos obtenidos se recogen en la Tabla 5 y en la Tabla 6.

Tabla 5. Evolución semántica del infinitivo en la construcción incoativa de meterse

Siglo

Tr

Inerg

Inac

Total

#

%

#

%

#

%

XVI

10

76,9

3

23,1

0

0

13

XVII

5

83,3

1

16,7

0

0

6

XVIII

4

66,7

2

33,3

0

0

6

XIX

34

82,9

6

14,6

1

2,4

41

XX

51

67,1

23

30,3

2

2,6

76

Total

104

73,2

35

24,7

3

2,1

142

Tabla 6. Evolución semántica del infinitivo en la construcción causativa de meter

Siglo

Tr

Inerg

Inac

Total

#

%

#

%

#

%

16

12

85,7%

1

7,1%

1

7,1%

14

17

2

100%

0

0%

0

0%

2

18

2

100%

0

0%

0

0%

2

19

1

50%

0

0%

1

50%

2

20

1

25%

3

75%

0

0%

4

Total

18

75%

4

16,7%

2

8,3%

24

Este mismo cómputo es representado en el Gráfico 5 y en el Gráfico 6, con el fin de facilitar la comparación.

Gráfico 5 y Gráfico 6. Comparación de la evolución semántica del infinitivo en la construcción incoativa y causativa de meter

Tal como se observa en el Gráficos 5 y en el Gráfico 6, la variante americana también evidencia un predominio masivo de infinitivos animados, tanto en el uso incoativo como en el causativo. La suma de verbos transitivos e inergativos es superior en todo el período. Sin embargo, también se observan algunos contrastes. Primero, la construcción causativa no presenta un mayor empleo de infinitivos inacusativos, como ocurre en los datos analizados por Comer (2018). En efecto, Comer (2018, p. 284) registra los siguientes porcentajes de infinitivos inacusativos en la construcción causativa: 25,7% en el siglo XIII, 35,5% en el XV, 32,4% en el XVII, 6,7% en el XIX y 50% en el XXI. Este contraste podría actuar como un indicador de que la construcción causativa está menos gramaticalizada en el contexto americano. Sin embargo, a juzgar por el único ejemplo citado en la tesis de Comer (2018, p. 285) (12a), surge la pregunta de si acaso habrá un desajuste en el etiquetado, pues el infinitivo centrifugar, en rigor, es un verbo transitivo. En efecto, en el mismo ejemplo, el sintagma nominal mis prendas podría recuperarse de modo pronominal en función del OD (centrifugarlas). Este ejemplo contrasta con (12b) de la variedad mexicana, pues la acepción de engordar que allí figura, cuyas dependencias son X[sujeto] engorda, sí se ajusta al modelo de verbo inacusativo. Una prueba que resulta decisiva, en este caso, es la transformación del esquema sujeto + verbo a un SN con participio adjetivado. Así, pues, El hombre centrifuga no admite *El hombre centrifugado; en cambio, El cerdo engordó sí admite El cerdo engordado. Por lo tanto, el supuesto 50% de infinitivos inacusativos en las construcciones causativas del siglo XXI resulta ser un dato inverosímil y cabe la posibilidad de que la noción de verbo inacusativo que maneja Comer (2018) condicione los datos obtenidos.

12.

(a) “Lo único que te queda es echar a correr bajo la lluvia hasta alcanzar el Laundry Service de Chueca […], de modo que allí meto mis prendas a centrifugar […].” (CORPES XXI: Rodríguez Soria, Antonio José, Fresy Cool, s.XXI, Apud Comer, 2018, p. 285).

(b) “[…] y a los de Tascala que con nosotros estavan, les dezían que los meterían en jaulas a engordar e que poco a poco harían sus sacrifiçios con sus cuerpos.” (Bernal Díaz Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, 1568, México [CORDIAM]).

El segundo contraste es que los infinitivos inacusativos que se combinan con auxiliares causativos solo se registran en el siglo XVI y XIX; en este último siglo su porcentaje asciende, pero cuantitativamente no se trata de un indicio relevante, pues solo se han registrado dos ejemplos en el siglo XIX.

En segundo lugar, resulta revelador comparar la medida de productividad, índice que se calcula dividiendo la cantidad de tipos léxicos diferentes (type) por el número de ocurrencias en un determinado corte histórico (Enghels & Vanhulle, 2018). Esta cifra también puede ser llevada a un porcentaje de productividad, tal como lo formula Comer (2018). Los resultados comparados se proyectan en el Gráfico 7 y en el Gráfico 8.

Gráfico 7 y Gráfico 8. Comparación de medida de productividad en la construcción incoativa y causativa de meter(se)

A juzgar por estos indicadores, el uso americano manifiesta mayores índices de productividad entre los siglos XVI y XIX. Además, los datos sugieren que hacia el siglo XIX y XX, la productividad decae en el uso americano de ambos valores auxiliares. Dicho índice constituye una paradoja respecto de la tendencia previa, pues es un indicador de un mayor grado de construccionalización y gramaticalización. No obstante, tanto en el uso incoativo como en el causativo, se observa que la medida de productividad va en decadencia respecto de la cifra representativa del español general con predominio de la variante peninsular. Dicho de otro modo, hacia la actualidad los índices parecen invertirse; en consecuencia, la variedad americana moderna parece seleccionar menos infinitivos.

5. Conclusiones

El análisis de los usos auxiliares de meter en la variedad americana sugiere la dificultad de establecer un contraste categórico en el que cada geolecto —americano y europeo— se sitúa en un polo más o menos gramaticalizado. Más bien, lo que se observa son tendencias relativamente divergentes y convergentes, asociadas particularmente a cada criterio sintáctico.

Así, pues, respecto del grado de fijación formal, es decir, la variación preposicional en la construcción, el uso incoativo del español americano manifiesta una curva divergente en el grado de gramaticalización. En concreto, durante el siglo XVII parece haber una mayor rentabilidad en el uso de la preposición en, que luego decae abruptamente —más que en la variedad peninsular— en favor de la fijación formal de a, hecho que operaría como señal de un mayor grado de gramaticalización. Por otra parte, el uso causativo americano también evidencia situarse en un nivel más gramaticalizado que en la variedad peninsular, dada la mínima variación preposicional. En el caso de la incorporación sintáctica, ocurre algo similar. Tanto en el uso incoativo como en el causativo la variedad americana se muestra más reticente a la posibilidad de intercalar material léxico, es decir, parece encontrarse en un estado más avanzado de gramaticalización.

Sin embargo, cuando se examinan los otros criterios, se observa la tendencia opuesta. Respecto de la animacidad del sujeto, ambos usos aspectuales del auxiliar meter denotan una menor libertad en la selección de sujetos no animados. Por lo tanto, el grado de gramaticalización parece ser más avanzado en este punto en contraste con el uso europeo. Lo mismo salta a la vista en el análisis de los infinitivos con los que el auxiliar se combina. En particular, la presencia de verbos menos dinámicos (inacusativos y copulativos) es mayor en los registros de Comer (2018), lo que insinúa un mayor avance en la gramaticalización. Además, las medidas de productividad en los usos incoativo y causativo sugieren que la variedad americana decae en el periodo estudiado, mientras que la variedad peninsular asciende.

La síntesis de las tendencias reseñadas está recogida en la siguiente tabla.

Tabla 6. Contraste de variedades dialectales en los usos auxiliares de meter

Criterio

Uso incoativo

Uso causativo

Español peninsular

Español americano

Español peninsular

Español americano

Grado de fijación formal

- gramaticalizado

+ gramaticalizado

- gramaticalizado

+ gramaticalizado

Incorporación sintáctica

- gramaticalizado

+ gramaticalizado

- gramaticalizado

+ gramaticalizado

Animacidad del sujeto

+ gramaticalizado

- gramaticalizado

+ gramaticalizado

- gramaticalizado

Dinamicidad del infinitivo

+ gramaticalizado

- gramaticalizado

+ gramaticalizado

- gramaticalizado

Tal como se aprecia, si bien no es posible posicionar las variedades en un orden rígido de gramaticalización, llama la atención la regularidad con que los valores incoativo y causativo se perfilan en cada contraste de variedades; su comportamiento parece funcionar en bloque. Además, es revelador el hecho de que, en aquellos criterios sintácticos internalistas, es decir, que apuntan a la modificación de ítems léxicos en el interior de la construcción —como la variación preposicional y la intercalación de elementos—, la variedad americana se presenta más gramaticalizada que la peninsular. En cambio, en aquellos criterios sintácticos externalistas, es decir, que apuntan a la selección de elementos en los nodos no saturados de la construcción —tipo de sujeto y tipo de infinitivo—, la variedad americana se muestra menos gramaticalizada.

Un principio que podría unificar el comportamiento señalado es el nivel de innovación sintáctica de ambas variedades. El punto es el siguiente: la presencia de elementos intercalados, la variedad preposicional, la inserción de nuevos tipos de sujeto y el aumento de infinitivos en la construcción suponen un mayor grado de innovación o creatividad sintáctica. En este sentido, la variedad americana exhibe indicadores de mayor conservadurismo sintáctico frente al uso peninsular. Este hallazgo es tan valioso como sugerente, pues activa una serie de interrogantes a las que sería preciso atender, desde una perspectiva dialectológica y sociolingüística: ¿Qué ocurre en otros dominios sintácticos? ¿El contraste en el nivel léxico evidenciaría la misma disparidad? ¿Qué factores sociolingüísticos explican este supuesto conservadurismo sintáctico americano? Tales son algunas de las preguntas que podrían delimitar la proyección de las reflexiones a que da lugar el contraste dialectal de los usos verbales auxiliares.

Agradecimientos y financiamiento

Este trabajo ha sido patrocinado por el proyecto de investigación “Las perífrasis aspectuales procedentes de verbos locativos en el español de Chile: procesos de gramaticalización y marcas variacionales” (ANID/CONICYT Fondecyt de Iniciación 11190169).

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