El territorio y su relevancia argumentativa en las exposiciones de los museos de la Región de la Araucanía

The territory and its argumentative relevance in the exhibitions of the museums of the Araucanía Region

Juan Pablo Iturra Reyes

0000--0002-2627-593X

Universidad Católica de la Santísima Concepción

jiturra@magister.ucsc.cl

Citación: Iturra Reyes, J. P. (2021). El territorio y su relevancia argumentativa en las exposiciones de los museos de la Región de la Araucanía. Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura, 31(2), 424-442. doi.org/10.15443/RL3025

Resumen: En este trabajo proponemos un análisis de los esquemas de argumento por signo que fueron identificados en las etiquetas interpretativas de las exposiciones permanentes de los museos de la región de la Araucanía. Se analizan cualitativa y críticamente tres casos de los veintiún esquemas por signo identificados. Las herramientas teóricas esgrimidas proceden de la pragma-dialéctica y la lógica informal. Nuestro objetivo es caracterizar los esquemas por signo identificados en las etiquetas de las exhibiciones de los museos de la Araucanía, en la búsqueda de orientar su manejo en el diseño de exhibiciones museísticas significativas. Para ello, hemos desarrollado una matriz metodológica que adopta el levantamiento de una estructura argumental. Así, fue posible identificar los puntos de vista como las razones que lo justifican, además de identificar los esquemas argumentativos, a los cuales se les ha aplicado sus respectivas preguntas críticas. El análisis nos permitió concluir que en el empleo del esquema por signo siempre es necesario apoyarse en el entorno cercano donde se maneja el argumento, esto incluye la noción de lugar o de territorio en sus distintos niveles de significación. Asimismo, se ha comprobado como fundamental la incorporación de la tercera pregunta crítica al esquema por signo, la cual hace referencia al contexto donde se presenta el argumento. Por último, se ha detectado que los esquemas considerados complejos también realizan una referencia al lugar, pero con la utilización y combinación de variadas figuras retóricas, como la resignificación o sustitución.

Palabras Clave: Exposición museográfica - Etiqueta interpretativa - Argumentación - Esquema argumentativo - Esquema de argumento por signo

Abstract: In this paper we propose an analysis of the argument schemes by sign, which were identified in the interpretative labels of the permanent exhibitions of the museums of the Araucanía region. Three cases of the twenty-one identified argument-by-sign schemes are analyzed qualitatively and critically. The theoretical tools used come from pragma-dialectics and informal logic. Our objective is to characterize the sign schemes identified in the labels of the exhibits of the museums of Araucanía, in order to guide their management in the design of meaningful museum exhibits. For this purpose, we have developed a methodological matrix that combines the survey of an argumentative structure, so it was possible to identify the points of view as the reasons that justify it, and the identification of the argumentative schemes to which their respective critical questions have been applied. The analysis will allow us to conclude that, in the use of the scheme by sign it is always necessary to rely on the close environment where the argument is used, this includes the notion of place or territory in its different levels of significance. In addition, the incorporation of the third critical question to the schema by sign, which refers to the context where the argument is presented, has been found to be fundamental. Finally, it has been detected that the schemes considered complex, also make a reference to place, but with the use and combination of various rhetorical figures, such as resignification or substitution.

Keywords: Museum exhibition - Interpretative label - Argumentations - Argumentative scheme - Argument scheme by sign

1. Introducción

Las instituciones museográficas presentes en la sociedad contemporánea, en la mayoría de los casos, ofrecen exhibiciones permanentes. Estas, a su vez, utilizan etiquetas interpretativas en un porcentaje muy elevado como formato sostenedor de un discurso estrechamente ligado con los artefactos de las colecciones. La opinión a nivel internacional se encuentra relativamente consensuada (Borun, 1977; Borun & Miller, 1980; McManus, 1989) respecto de que las etiquetas son altamente significativas e influyentes en la dimensión cultural, comportándose como un vínculo semiótico crítico entre museo y visitante.

Los museos, junto con sus colecciones, ayudan a dar forma a nuestro sentido personal y colectivo de historia e identidad; nos ayudan a comprender el pasado, presente y futuro. Mientras la noción y definición de lo que es realmente un museo parece variar de acuerdo con contextos culturales como sociales, las instituciones museográficas permanecen funcionando, en esencia, como un lugar que ofrece una experiencia cultural que puede ser física, sensorial, emocional e incluso espiritual.

La manera en que llegamos a conocer, apreciar y comprender los artefactos o las colecciones está mediada por el lenguaje. El lenguaje es central para el diseño y la experiencia de las exposiciones en los museos. La centralidad del lenguaje para la experiencia del visitante y la práctica de los museos en general se refleja en el cuerpo de estudios que se ha acumulado en la museografía, principalmente desde la declaración de ‘La mesa de Santiago’ en 1972. Estos estudios, además, se preocupan por analizar la adquisición de conocimientos y las preguntas sobre cómo llevar a cabo la comunicación del museo con su auditorio y su contexto social. Desde entonces, un reducido número de estudios han utilizado de forma sistemática la teoría funcional del lenguaje con el objetivo de observar en mayor profundidad y con cierta sistematicidad el discurso presente en las etiquetas de las exhibiciones (ej. Ferguson, MacLulich & Ravelli, 1995; Macken-Horarik, 2004; Martin & Stenglin, 2007; Rada, 1989; Ravelli 1996, 1998, 2006a, 2006b), pero estos han permanecido relativamente marginados tanto en la disciplina museográfica, como también en las investigaciones de la lingüística aplicada. También se hace necesario mencionar y enmarcar al interior de una tradición semiótica social, respaldada por la teoría funcional sistémica, a un número de investigaciones que han explorado la construcción potencial de significados de los artefactos y colecciones (ej. Diamantopoulou, 2008; Pang, 2004; Ravelli & Stenglin, 2008; Stenglin, 2004), contribuyendo a conceptualizar las exhibiciones y sus etiquetas como sistemas simbólicos complejos y multidisciplinarios.

El panorama en Chile tiende a estar rezagado tanto a nivel de investigaciones realizadas en esta dirección, como en el diseño de las mismas exhibiciones. Esto atenta con el objetivo planteado por los mismos museos explícito, por ejemplo, en su ‘Misión’. Es al observar este panorama que nuestra investigación intenta contribuir en la descripción y análisis de las etiquetas, enfocándonos en los patrones y estrategias argumentativas que las instituciones museográficas de la Novena Región administran.

La línea de investigación es fruto del proceso de identificación y clasificación de los tipos de esquemas argumentativos desenvueltos en las etiquetas de las exhibiciones permanentes de los museos de la Araucanía. Es el ‘esquema de argumentación por signo’ donde se enfoca la mirada al ser el único esquema con presencia constante en las exhibiciones, además de presentar una mayor riqueza analítica en este tipo de contexto institucional. Nuestro objetivo general es caracterizar los esquemas por signo, identificados en las etiquetas presentes en las exhibiciones permanentes de los museos de la Araucanía, en la búsqueda de orientar su manejo en el diseño de exposiciones significativas.

Nuestra hipótesis es que los esquemas basados en una argumentación por signo entregan una versatilidad específica en el proceso de significación, concretamente a nivel territorial, siendo posible su adaptación y aplicación en los diseños de las exhibiciones museísticas. Suponemos que una de sus características fundamentales es permitir el montaje de interpretaciones, llegando a dar luces de una realidad mucho más compleja que se intenta comunicar.

En la primera sección se indican los elementos teóricos en los que se enmarca la presente investigación. En la segunda sección se presenta el marco metodológico, especificando los elementos de método a los cuales hemos adscrito. En el tercer apartado se da cuenta de los resultados obtenidos. En la cuarta sección se lleva a cabo la discusión de los resultados. Por último, en el quinto apartado se da cuenta de las conclusiones generales junto con sus proyecciones.

2. Marco teórico

2.1. Noción de museo

Durante las últimas décadas los museos han estado en un proceso de enmarcar, transformar y reinventar sus propósitos, sus políticas y prácticas. Prueba de ello es la búsqueda de una nueva definición de Museo en el Consejo Internacional de Museos Tokio 2019 (ICOM, 2019, 0m 0,1s). En Chile, en el contexto de la creación del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en el marco de la nueva institucionalidad cultural que se busca implementar en todo el país, han reflotado las interrogantes sobre la conceptualización de los museos.

La American Alliance of Museums advertía que una exposición se puede considerar exitosa cuando resulta estimulante intelectualmente y valiosa emocionalmente (2012, p. 2). Los textos de las exhibiciones, que generalmente son presentados en etiquetas, ya sea consciente o inconscientemente expresan materialmente una postura discursiva; es decir, “expresan la realidad desde una perspectiva particular y tienen intereses bien definidos en su núcleo” (Roppola, 2012, p. 236). El carácter argumentativo que otorgamos a los textos presentados en las exposiciones de los museos proviene de ser concebidos como los encargados de transmitir creencias, ideas e interpretaciones sobre cómo debemos aprehender, entender y en algunos casos evaluar una pieza museográfica. Al ejercer esta práctica es necesario justificar los puntos de vista expuestos, lo que los convierte en una clara práctica argumentativa, en búsqueda del vínculo de la relevancia necesaria para la difusión de conocimientos.

2.2. Teoría de la Argumentación Pragma-dialéctica

En relación con lo que podemos establecer como argumento nos posicionamos teóricamente en una visión funcional de la argumentación (van Eemeren, Grootendorst, Jackson & Jacobs, 1997), y concebimos a la argumentación como una competencia social. Argumentamos, ya que dirigimos nuestros esfuerzos sociocognitivos hacia la cooperación y por la coordinación colectiva. En palabras de Santibáñez la argumentación funciona:

Como una facultad a través de la que se establecen las creencias y otros estados intencionales contextuales que son mutuamente beneficioso (para todos los miembros del grupo), así como una competencia que coordina la toma de decisiones sobre los nuevos cursos de acción de un agente o individuo. (2018, p. 106)

Lo anteriormente dicho se enmarca en las necesidades humanas simbólicas, las cuales se buscan suplir o se presentan luego de la superación de las necesidades básicas. Ahora bien, ¿por qué interesarse por los argumentos presentes en las etiquetas de los museos? Porque, como hemos señalado anteriormente, se ha llegado a conceptualizar las exhibiciones y sus etiquetas como sistemas simbólicos complejos y multidisciplinarios donde modos lingüísticos interactúan con el afán de contribuir a la totalidad de los sentidos potenciales de la experiencia del visitante. Se percibe a los argumentos como el medio de expresión de estilos e ideas que reflejan a los proponentes o argumentadores de una manera que otras formas de discurso no lo hacen, porque los convierte en deliberadores que razonan juntos para comprender y modificar sus entornos cognitivos, que son aquellos en los que proliferan las creencias y los valores, que informan la comprensión de los individuos sobre sí mismo y sobre los que lo rodean (Tindale, 2021). La audiencia o el visitante al ingresar a una exhibición museística se encuentra en un territorio desconocido, donde lo primero que necesita hacer es encontrar su camino o dirección en este espacio de significaciones en que los argumentos se activan.

Para enmarcar un lenguaje común de descripción que puede ser esgrimido para diseñar y elucidar la red de significados y las relaciones construidas al interior de varios sistemas simbólicos, nos hemos posicionado desde la pragma-dialéctica y su concepción estructural básica del proceso argumentativo. En esta perspectiva, un argumento está armado por, al menos, un punto de vista y una razón. Es decir, contiene como mínimo una “combinación de aserción más sustento” (van Eemeren, et al., 1997, p. 306). Las razones, el sustento, son los elementos que pretenden justificar la aserción o punto de vista. En el caso de los argumentos en las etiquetas “el antagonista es una audiencia proyectada o imaginada que requiere pruebas para ser convencida de la aseveración” (van Eemeren, et al., 1997, p. 306). Para los fundadores de la pragma-dialéctica, la justificación del estudio de la argumentación es el análisis crítico del discurso argumentativo, donde “un ejemplo por excelencia es la interpretación y evaluación de casos reales a la luz de los estándares normativos para la conducta argumentativa” (van Eemeren, Grootendorst, Jackson & Jacobs, 1993, p. 37). El estudio de la argumentación se enmarca en el interior de una noción teórica más amplia que van Eemeren y Grootendorst (1990) llamaron pragmática normativa. Lo que el análisis exige al discurso argumentativo es que pueda ser evaluado en términos de su capacidad de persuasión a las audiencias, como también en términos de su competencia para resolver diferencias de opinión.

2.3 Esquemas argumentativos

Los esquemas argumentativos no son una creación moderna, sus huellas las podemos seguir a través de la historia de la dialéctica. La forma de los argumentos, su dimensión crítica y derrotable, como también su estructura fue reconocida en los tempranos años de los sofistas atenienses, quienes apuntaron las formas de mayor utilidad para persuadir y deliberar (Tindale, 2010). Aristóteles en la Retórica (1999) como en los Tópicos (1982) entrega una lista de tópicos que podríamos considerar como los predecesores de los patrones argumentales desarrollados en los tiempos modernos (Macagno, Walton & Tindale, 2014). El estudio de los esquemas argumentativos se eclipsó durante la Ilustración, ya que se afianzo la opinión dominante de que las únicas formas de razonamiento que pueden identificarse con el pensamiento racional son las de la lógica deductiva y el razonamiento inductivo (Macagno, Walton & Reed, 2017). El regreso del concepto de esquemas argumentativos se comenzó a fraguar luego de los estudios de la argumentación en el siglo XX, así los esquemas más básicos comenzaron a ser identificados por Hastings (1963), Perelman y Olbrechts-Tyteca (1969), Kienpointner (1992), Walton (1996), Walton, Reed y Macagno (2008). Desde este punto de vista, el estudio de los esquemas ha sido reconocido como especialmente importante en la aplicación del modelaje y estudio del lenguaje discursivo cotidiano o natural.

Los esquemas argumentativos son patrones estereotipados de razonamiento (Walton, 1990), son inferencias que combinan relaciones semántico-ontológicas con tipos de razonamientos y axiomas lógicos, y representan las estructuras abstractas de los tipos más comunes de argumentos (Walton & Macagno, 2015). Se comportan como instrumentos dialécticos y retóricos de la actividad argumentativa, lo que involucra tanto la tarea de evaluar críticamente un punto de vista como las razones dadas en su apoyo (Macagno, et al., 2017). Dan cuenta de la estructura ‘premisa-conclusión’ y se comportan de forma presuntiva, operando en la interacción argumentativa real, de forma rápida y automática (Walton, Reed & Macagno, 2008).

Una de las características clave es que a cada esquema le corresponde un repertorio específico de preguntas críticas, las cuales buscan dar cuenta de las condiciones de derrotabilidad y los posibles puntos débiles del argumento y así evaluar su fuerza. A grandes rasgos las preguntas críticas son una serie de interrogantes que el buen uso de un esquema debe responder para no pasar por un movimiento falaz. Para Walton (1996) no se puede demostrar a priori la incorrección de un movimiento argumentativo llevado a cabo por medio de un patrón, sin que se ponga a prueba su uso a través de la ejecución de las preguntas críticas, las que constituyen una estrategia que intenta evitar el uso erróneo o mal intencionado de patrones de razonamiento. Las preguntas críticas son, así, herramientas de evaluación que ayudan a priorizar los tipos de exigencias que se le puede hacer al tratamiento de la información que se presenta por parte de los actores.

La clasificación de esquemas llevada a cabo por Walton, et al. (2008, p. 308) se divide en distintos patrones de razonamiento, como los abductivos, los analógicos o los inductivos y los de clasificación o de causa efecto. Algunos de los más comunes son: ‘argumento por signo’, ‘argumento por analogía’, ‘argumento de correlación a causa’, entre muchos más. Todos, como hemos mencionado, tienen sus respectivas preguntas críticas.

2.4 Esquema de Argumentación por Signo

Encontramos signos para todo tipo de cosas en nuestra vida cotidiana. Este tipo de presencia es una estrategia habitual de nuestro razonamiento en determinados ámbitos (Tindale, 2021, p. 89); de ello surge un tipo de esquema particular de argumentación: el esquema del argumento por signo, donde un hallazgo u observación particular se toma como evidencia de la existencia de una propiedad o evento en una situación dada. Formalmente lo representamos como lo indica Walton et al.:

“Premisa menor: Los datos dados, representados con el enunciado A, son verdaderos en esta situación. Premisa mayor (generalización): El enunciado B se indica generalmente como verdadero cuando su signo, A, es verdadero, en este tipo de situación. Conclusión: Por lo tanto, B es verdadero en esta situación” (2008, p. 10).

Planteemos un ejemplo simple para visualizar la formalización del esquema: ‘Aquí podemos ver algunas huellas de puma en el barro. Por lo tanto, un puma pasó en esta dirección’. El hallazgo particular de las huellas se toma como un signo de la presencia de un puma en el área que se indica. El razonamiento en el ejemplo es presuntivo y potencialmente derrotable, porque podría haber otras causas de las huellas del puma como, por ejemplo, una persona que, intentando jugar una broma, las haya realizado para engañar. Sin embargo, cuando no existen otras evidencias que se sitúen en contra del razonamiento planteado la conclusión se presenta con un alto grado de plausibilidad. Otro aspecto muy importante del argumento por signo es que la confianza depositada en la conclusión está condicionada por un principio de normalidad. La conclusión es relativa a lo que normalmente se espera en este tipo de situación. Por ejemplo, en el caso de las huellas del puma, todo está condicionado a que se espera la presencia de este tipo de felinos salvajes en el terreno del hallazgo. El argumento de la conclusión se ve fortalecido por su contexto inmediato.

Otro punto muy importante es la caracterización del argumento por signo como un “modo de razonar” distinto (Hastings, 1963, p. 55-64). A grandes rasgos, Hastings advierte que el argumento por signo siempre involucra una relación causal o correlativa que se expresa como una condición de probabilidad. Walton (1996, p. 48) indica que el esquema por signo tiene una estructura comparable o similar al modus ponens (Si A entonces B; A, por lo tanto, B). Sin embargo, el condicional ‘entonces’ en la premisa mayor no se comporta como un condicional estricto, como los que se encuentran en lógica deductiva, sino que es descrito como una “relación causal” o “condición de probabilidad” (Hastings, 1963, p. 59).

En el esquema del argumento por signo se postularon, por mucho tiempo, tan solo dos preguntas críticas (Walton, 1996). En este trabajo agregamos una tercera pregunta crítica, la cual extraemos de Tindale (2021, p. 61). La Primera pregunta crítica se ha formalizado como: ¿Cuál es la fuerza de la correlación del signo con el evento significado? Esta interrogante (Hastings, 1963), postula que cuanto más fuerte es la relación causal o asociación entre los dos eventos, más fuerte es el argumento del signo. De cierta manera los teóricos de los esquemas confían en que el argumento del signo se sustenta en la relación de los dos eventos. La segunda pregunta crítica hace referencia a otros eventos posibles de explicación, generalmente es formalizada como: ¿Existen otros eventos que podrían ser fuentes más confiables que tal signo? Hastings (1963) postuló que la existencia de otras causas para el signo hace menos probable que el razonamiento del signo sea admisible. La tercera pregunta crítica, que se agrega al análisis, se formaliza como: ¿Es éste el contexto adecuado para explicar esta relación signo/significado en particular? Esta pregunta busca mejorar la capacidad para detectar la relevancia a través de la experiencia y es a través de su referencia al contexto, donde es posible incluir el lugar o territorio del contexto cercano (Tindale, 2021, p. 61).

Existen grados de complejidad en los argumentos por signo, casos más complejos se encuentran en lo que se ha llamado “evidencias de acumulación de argumentos” (Walton 1996, p. 48). Argumentos que funcionan a través de una secuencia de signos, cada uno de ellos entrega una pequeña cuota de evidencia las cuales, tomadas en su conjunto, van montando un argumento sólido y plausible en su conclusión. Mientras más signos existan en la dinámica argumentativa, mayor es la capacidad de extraer inferencias. Entonces, cuando ya se ha acumulado suficiente evidencia la conclusión se convierte de cierta forma en obvia o elemental. Es evidente que este tipo de argumentación es presuntiva en su naturaleza como en su proceder y en cierta manera se puede tomar como un acto adivinatorio. Pero dada la acumulación de evidencia sugestiva ese ‘adivinar’ se convierte en plausible, y si resulta estar en lo correcto es porque cada signo entrega una cuota de evidencia. La acumulación de secuencias de razonamientos basados en muchos signos produce un peso de presunción en favor de la conjetura concluyente.

3. Marco metodológico

En este trabajo se estudia el discurso argumentativo de las etiquetas interpretativas presentes en las exposiciones de los museos de la Araucanía. El marco metodológico se articula desde la teoría pragma-dialéctica, conjugando análisis argumentativo y análisis pragmático del discurso (van Eemeren, 2010; van Eemeren & Grootendorst, 2002, 2004). El análisis se complementa con la perspectiva de la lógica informal específicamente las herramientas propuestas por Walton (1992, 1995, 1996, 2013) que son los esquemas argumentativos y la aplicación de las respectivas preguntas críticas. La investigación está direccionada a un análisis del discurso argumentativo, puesto que se da cuenta de un fenómeno lingüístico-social en términos de su empiricidad y conjunto de fenómenos interconectados, al reconstruir la realidad argumentativa desde un trabajo analítico que descompone los discursos argumentativos de las etiquetas en sus elementos constituyentes, para observar sus relaciones y características. Una vez reconstruida la estructura argumental y las estrategias argumentativas de las etiquetas, se ha operado metodológicamente de forma inductiva, vale decir, que al hacer el análisis nos hemos encontrado con el uso sistemático del esquema por signo, por ello el enfoque de la investigación se dirigió al análisis de este tipo de esquema.

3.1 Corpus

La unidad de análisis son las etiquetas interpretativas desplegadas en las exhibiciones permanentes de los 16 museos de la Araucanía visitados. La información de las instituciones se obtuvo en la plataforma virtual del Registros de Museos de Chile (SNM, 2021). Es por intermedio de la recolección y clasificación de los discursos argumentativos que se levanta el corpus de análisis, del cual se obtienen 140 estructuras argumentales, todas ellas con la pertinente identificación de su punto de vista y sus razones, que constituyen los esquemas argumentativos; por último, se aplicaron las respectivas preguntas críticas a estas estructuras argumentales.

De acuerdo con la suma total de resultados, es posible advertir que los esquemas con mayor presencia son:

1) ‘Esquema de correlación a causa’, presente en 44 estructuras argumentativas;

2) ‘Esquema de argumentación por signo’ con 21 presencias, desempeñándose como el principal sostenedor de estas estructuras argumentativas. Es a este último al que orientamos nuestro análisis por su presencia sistemática en los museos, a diferencia, por ejemplo, del ‘esquema de correlación a causa’ que no se encontró presente en todas las instituciones museográficas de la región.

3.2 Diseño de investigación

El enfoque metodológico es cualitativo (Flick, 2015), no experimental. Su alcance es transversal de índole descriptiva. En la caracterización de los esquemas el proceso metodológico fue de índole inductiva al clasificar la información del corpus argumentativo e identificar patrones. Además, las preguntas críticas (PC) se enfocaron en acceder a información de casos particulares, posicionando los resultados desde una dimensión crítica.

3.3 Procedimiento

En una primera etapa se llevó a cabo el acercamiento en terreno. Esto se efectuó a través de visitas presenciales a 16 museos de la Araucanía, durante el año 2019. La visita se enfocó en los textos de las etiquetas interpretativas de las exhibiciones; los discursos argumentativos recolectados se constituyeron en el corpus lingüístico argumentativo de la investigación. Luego de la transcripción se llevó a cabo el análisis pragma-dialéctico, el cual se realizó de acuerdo con los procedimientos propuestos por van Eemeren (2010); van Eemeren y Grootendorst (2002, 2004) lo que contempló una descripción lingüística-pragmática del discurso contextualizado enfocado en la dimensión dialéctica. Se identificaron y describieron puntos de vista, razones y subrazones; este análisis se complementó con el análisis de los esquemas argumentativos y preguntas críticas de Walton (1992, 1995,1996, 2013); Walton, et al. (2008).

4. Resultados

A continuación, presentamos los resultados de la investigación a través de dos directrices. La primera, que se presenta en la Tabla 1, da cuenta del proceso de identificación al interior de las estructuras argumentales. En ella se exponen los esquemas argumentativos encontrados, su relación entre punto de vista y razones, el número total del esquema en los museos de la Araucanía y el porcentaje de frecuencia en ellos. La segunda

Tabla 1.

Esquema Argumental

Relación Argumentativa

Número de Presencias

Porcentaje de Presencias

Presencias por Museos

Argumento por signo

sintomática

21

15%

9/16

Opinión de un experto

Causal o instrumental

8

5,7%

4/16

Experto desde el saber

Causal o instrumental

13

9,2%

5/16

Pendiente resbaladiza

Causal o instrumental

4

2,8%

3/16

Opinión popular

Causal o Instrumental

10

7,1%

6/16

Practica popular

Causal o Instrumental

16

11,4%

5/16

Argumento por analogía

Analógico

2

1,4%

1/16

Argumento de correlación a causa

Causal o instrumental

44

31,4%

6/16

Argumentación por consecuencias positiva/negativa

Causal o instrumental

16

11,4%

5/16

Argumento por compromiso

Causal o Instrumental

3

2,1%

2/16

Argumento por compromiso inconsistente

Causal o Instrumental

1

0,7%

1/16

Argumento Ad Hominen

Causal o Instrumental

2

1,4%

1/16

busca ejemplificar el estudio de los esquemas por signo y el proceder de su análisis. En ella se presenta la estructura formalizada en una figura, la forma en cómo se identificó el esquema por signo, y la aplicación de las preguntas críticas y sus correspondientes respuestas. Por razones de espacio no se presentan todos los casos, pero sí una muestra de ellos que permite dar cuenta de las particularidades del análisis cualitativo realizado.

En trabajos anteriores se ha comprobado que ciertos esquemas se manifiestan como ideales para la argumentación interpretativa, pero estos estudios se han reducido al ámbito legal (Walton, Macagno & Sartor, 2021). En las presentaciones patrimoniales de los museos de la Araucanía también se busca interpretar algo del pasado, pero generalmente sin un texto o un enunciado fuente. Generalmente los editores de etiquetas se enfrentan a eventos y artefactos prehistóricos de sociedades ágrafas, así que el signo o el acopio de ellos es la fuente de interpretación.

Observemos un caso particular, donde es factible apreciar el rango de maniobra del esquema de argumentación por signo. El caso es extraído de la exhibición permanente del Museo Regional Araucanía (MRA) de Temuco:

Figura 1. Vitrina 4: ‘Alfarería Pitrén: Las Formas del Mundo Natural’

 

Lo que vemos en la Figura 1 es la estructura argumental. Se han identificado el punto de vista (PV) y sus respectivas razones (R1 y R2). Adecuemos nuestra estructura al esquema por signo: “A es verdad en esta situación. B es, generalmente, indicada como verdad cuando se observa que su signo, A, es verdad. B es verdad en esta situación” (Walton, 1996, p. 47).

El contenido proposicional del esquema por signo nos queda como: ‘La cerámica pitrén’ (A) es lo más representativo de esta cultura. La ‘cultura Pitrén’(B) es, generalmente, indicada como tal cuando se observa que su signo, ‘cerámica pitrén’ (A), está presente. La ‘cultura Pitrén’ (B) está presente en esta situación.

Al obtener el ‘esqueleto’ del caso es posible llevar a cabo las preguntas críticas (PC) correspondientes al esquema por signo:

PC1: ¿Cuál es la fuerza de la correlación del signo con el evento significado?

El tipo de conexión es una fuerte correlación entre el signo y lo significado. El signo se manifiesta necesario ya que la cerámica se comporta como un indicador fundamental de la presencia del Complejo Cultural Pitrén. El patrón de experiencia proviene de la arqueología, donde la cerámica a través de la historia de la disciplina ha sido uno de los elementos de prueba más importantes para establecer la existencia de una cultura o sociedad determinada.

PC2: ¿Hay otros eventos que puedan ser fuentes más confiables que tal signo?

El signo es sumamente confiable, gracias a la cerámica es posible registrar y diferenciar el Complejo Cultural Pitrén de otras culturas prehistóricas de la región.

PC3: ¿Es éste el contexto adecuado para esta relación signo/significado en particular?

Sí lo es, la exhibición se presenta como un contexto adecuado para la heurística que se pretende levantar. La experiencia de observar los artefactos cerámicos entrega refuerzo y mayor relevancia representativa al signo: lo podemos ver, se hace presente. El yacimiento se da cuenta por intermedio de la identificación en un mapa y fotografías de los primeros trabajos arqueológicos en terreno, en un claro intento por identificar el lugar y así dar fuerza argumentativa, al anclar en el territorio los elementos presentados. De esta forma, se apoya la relación de los eventos y la fuerza del argumento a través del lugar físico del hallazgo.

Las dos razones se sustentan desde esquemas internos diferentes. R1 se apoya en una correlación positiva entre ‘cerámica’ y ‘el mundo natural’, organizando sus elementos argumentativos internos en un esquema de correlación a causa. R2 se sostiene desde la acumulación de características sintomáticas, posicionando a la ‘cerámica’ como representante de la ‘concepción estética’ del Complejo Cultural Pitrén. Las razones justificadoras del argumento también se apoyan en los objetos de la colección presentada. Al ver las cerámicas con formas zoomorfas, fitomorfas y antropomorfas; complementadas con las razones sustentadoras, el visitante puede enriquecer el signo, llenarlo de significación y considerarlo representativo.

Ahora revisemos un caso de argumento por signo de mayor complejidad extraído de la exhibición permanente del Museo Mapuche de Purén:

Figura 2. Etiqueta 8: ‘Vestimenta y Ornamentos Femeninos Mapuches’

 

En la figura 2 se observan diferencias con la anterior dinámica presentada (Figura 1). Así, en el interior de la dinámica es posible observar tres razones justificatorias (R1, R2, R3); la última de ellas se respaldada por subrazones (R3.1; R3.2; R3.3).

Es posible formalizar el esquema del argumento por signo en su contenido proposicional como: El textil precolombino (A) se encuentra en los atuendos tradicionales de la mujer mapuche. Generalmente se indica que la identidad mapuche (B) está presente cuando el textil precolombino (A) se encuentra en los atuendos tradicionales. Por lo tanto, la identidad mapuche (B) podría estar presente en los atuendos tradicionales de la mujer mapuche.

En todas las razones existe una predominancia del esquema por signo; esto último se evidencia en el hecho de que todas ellas hacen referencia al elemento simbólico. R1 presenta un esquema interno que apela a la práctica popular, al igual que R3 junto con sus respectivas subrazones. A diferencia de R2 que se esquematiza internamente, apelando a la opinión de un experto desde la posición de saber.

Las preguntas críticas que este tipo de esquema nos exige son:

PC1: ¿Cuál es la fuerza de la correlación del signo con el evento significado?

El tipo de conexión es una fuerte correlación entre el signo y el significado. El signo se manifiesta necesario, ya que el textil precolombino mapuche se comporta como un indicador fundamental de la presencia de la identidad de esta cultura. El patrón de experiencia es el uso y la forma de lucir los atuendos tradicionales, no es un uso folclórico, sino permanente en la mujer mapuche. El textil precolombino en general, a través de la historia, ha sido uno de los elementos característicos para identificar la presencia o la herencia de las culturas precolombinas.

PC2: ¿Hay otros eventos que puedan ser fuentes más confiables que tal signo?

Al profundizar en las potencialidades del caso, nos encontramos que el signo es confiable. Al mirar críticamente la primera razón (R1), vemos que el signo es representativo, pero se hace necesario combinar con un argumento que apele al conocimiento de un experto. En R2 se nos presenta Düwekafe, tanto en su conocimiento técnico como también mítico y simbólico, buscando agregar a la argumentación mayor fuerza, resignificando desde características internas de la cultura de la cual se habla. Es a través de la presencia del textil en la vestimenta de la mujer mapuche, donde nos es posible registrar y diferenciar la identidad de esta cultura.

PC3: ¿Es éste el contexto adecuado para esta relación signo/significado en particular?

Sí es adecuado, la experiencia de observar los atuendos femeninos mapuches con sus características particulares da fuerza y entrega mayor relevancia representativa al signo. Pero el proponente aún no se sentía satisfecho y en conjunto con los objetos exhibidos buscó entregar mayor sustento a través de las subrazones de la razón R3. Es a través de los sustentos de esta razón que el argumento no descarrila. Es mediante la caracterización del atuendo femenino mapuche que la audiencia podrá ser capaz de identificar y comprender las particularidades significativas de la vestimenta.

La interpretación se fundamenta en el esquema por signo ya que sin él la combinación con otros esquemas no es posible de realizar. El territorio está suscrito en la mujer mapuche engalanada con su atuendo tradicional; por intermedio de la descripción e identificación de las características es posible apelar a un lugar cognitivo común, tanto para mapuches como no mapuches, en un claro intento por identificar un territorio; apoyar la relación de los eventos y dar fuerza al argumento. Consideramos que la resignificación de los cuerpos y sus atuendos, desde la perspectiva de la argumentación es válida y constituye un fundamento para descripciones de mayor densidad, en que los signos iluminan el significado hasta el poder de la alusión. Así, a través de la combinación y el juego de las figuras retóricas se da cuenta de la significancia argumentativa en la evocación de lugar o territorio.

La tercera argumentación por signo que presentamos proviene de la exposición permanente del Museo Dillman S. Bullock de Angol:

Figura 3. ‘Etiqueta 18’

 

El contenido proposicional del esquema se puede formalizar como: La alfarería (A) está presente en esta situación. Generalmente, se indica que el arte de las manos y de técnicas que convierten la arcilla en recipientes y artefactos usados en la vida cotidiana y en la ritualidad (B) está presente cuando el signo, la alfarería (A), se encuentra en este tipo de situación. Por lo tanto, el arte de las manos y de técnicas que convierten la arcilla en recipientes y artefactos usados en la vida cotidiana y en la ritualidad (B) podría estar presente en esta situación. Ahora bien, el esquema a simple vista parece más denso que los anteriores, pero es solo en apariencia por no reducir la premisa del evento que se relaciona con el signo.

En la relación de razones y punto de vista existe una predominancia del esquema por signo: R1 presenta un esquema interno que apela a la práctica de un experto desde una posición de saber y R2 con sus respectivas subrazones, presenta un patrón interno cercano al esquema de correlación a causa. Ambas razones buscan sustentar el signo ubicado en el punto de vista.

Las preguntas críticas sugeridas para este tipo de esquema son:

PC1: ¿Cuál es la fuerza de la correlación del signo con el evento significado?

La fuerza de la correlación entre signo y significado es de intensidad alta. El signo, la alfarería, se manifiesta necesario al comportarse como el mayor indicador de la presencia del arte y las técnicas de la alfarera. En R1 encontramos el conocimiento de la alfarera para buscar las materias primas; en esta razón se encuentra la mención a un lugar físico, el río, además de mencionar un acto de agradecimiento al espíritu benefactor de la greda.

PC2: ¿Hay otros eventos que puedan ser fuentes más confiables que tal signo?

El signo, la alfarería, es muy confiable. Al mirar críticamente las primeras razones notamos que el signo es representativo. El proponente amplía su descripción apelando a la presencia del experto, la alfarera mapuche, para luego, en las siguientes subrazones robustecer la descripción al mencionar procesos y técnicas en la preparación de la greda. El uso de la traducción al mapudungun de los elementos más relevantes es una clara estrategia retórica en la búsqueda de entregar mayor fuerza al argumento. En R1 la mención a Reikuse, cumple el mismo objetivo.

PC3: ¿Es éste el contexto adecuado para esta relación signo/significado en particular?

Sí es adecuado, los objetos presentados se combinan con lo dicho y entregan mayor fuerza al argumento. Es por intermedio de la caracterización del proceso, en el arte de la alfarería mapuche, que la audiencia podrá ser capaz de identificar y comprender el símbolo que es la alfarería para la concepción estética de los pueblos precolombinos de la región y para las ciencias que se dedican a su estudio.

La argumentación se fundamenta en el esquema por signo, pero no encontramos un territorio o lugar explícito en el texto aparte de la mención de los ríos como fuente de materias primas (R1). El territorio esta evocado, en este caso, por la lengua; el mapudungun contextualiza. El recurso retórico de la traducción, que a primera vista no parece relevante, entrega la fuerza suficiente para que el argumento se ancle en el territorio cercano. Esta substitución no descarrila porque con ella es posible apelar a un lugar cognitivo común. Esto quiere decir que el Walmapu hace presencia a través de la lengua.

En este caso se hace evidente la complejidad que toma el argumento cuando el lugar físico o territorial no se explicita. Consideramos que la substitución, desde la perspectiva de la argumentación, es válida y constituye una alternativa al diseño de descripciones en que los signos iluminan el significado, pero con la necesidad de apoyarse en la autoridad de la mención, como lo demuestra el presente caso.

Otro punto relevante para considerar es que el argumento se centra en la experiencia de una otredad cultural, esto obliga a la entrega de una interpretación que refleje comprensión en sus propios términos o cercano a ellos. Así, la traducción de algunos conceptos se manifiesta como una elección valida, pero necesariamente el argumento tiende a complejizarse y a exigir una mayor capacidad de experticia en el juego interpretativo a través de la argumentación.

5. Discusión

Hemos podido constatar que los esquemas de argumentación por signo presentan una tendencia natural a la combinación y el montaje, tanto entre ellos como con otros tipos de esquemas argumentativos. Es decir, que se ratifica la capacidad innata que poseen de realizar una conexión causal entre dos eventos desde una relación generalmente positiva entre ellos. Esto se acerca a lo plantado por Prakken (2010) sobre las relaciones estructurales de los esquemas al interior del discurso (p. 169).

La presencia sistemática del esquema de argumentación por signo en los contextos de presentaciones museográficas es consecuencia de su tendencia a erigir y facilitar la combinación tanto de los elementos del mismo discurso como de los elementos del contexto cercano. Lo primero se demuestra con el hallazgo de que, en toda presencia del esquema por signo éste se entrelaza con otros esquemas. Así, el esquema enlazado puede ser clasificado como una subespecie del anterior, pero solo de manera compleja (Walton, 2019, p. 201). Esta complejidad se resolvió, en el contexto museográfico de la región de la Araucanía, por medio de asentar la presencia del elemento sintomático en el punto de vista de la estructura argumental. Con la ayuda de este procedimiento, sumado a que los sustentos de las razones buscaron respaldar el signo más que la creencia misma planteada, el proponente estableció la predominancia del esquema por signo en la estructura argumentativa. Los proponentes entienden que, situando el signo como relevante o significativo, la interpretación será captada y adquirida por el auditorio que visita el museo.

Nuestra hipótesis de investigación fue planteada en términos de que los esquemas basados en una argumentación por signo son capaces de entregar una versatilidad específica en el proceso de significación, concretamente a nivel territorial. Se advierte que los resultados están alineados con lo señalado, puesto que en los veintiún esquemas por signo analizados se confirma que la relación se sustenta desde el contexto inmediato, el cual, está compuesto por los artefactos presentes en la exhibición y la mención al yacimiento donde se han descubierto los objetos patrimoniales exhibidos, ambos conectados por el signo, ubicado en el punto de vista y siempre anclado al territorio donde se encuentra situada la institución museográfica. De esta forma, el argumento resuena donde se produce, lo que se dice está arraigado en el lugar o territorio donde se dice, de modo que, si se dijeran las mismas cosas en otro lugar, el efecto sería más débil y el impacto en la audiencia probablemente también sería menor. Se comprueba que la experiencia mejora nuestra capacidad para detectar la relevancia en el caso de los argumentos simples, como también lo que pretenden significar. Porque al tener presente el territorio, donde se producen los signos, se apoya la relevancia de la relación y se entrega mayor fuerza al argumento. Estos resultados siguen lo expuesto por Tindale (2021) con la excepción de que hemos advertido que, en los argumentos con mayor complejidad, también se apunta al territorio del contexto cercano, pero con juegos retóricos como el de sustitución o resignificación ejemplificados en los casos de la figura 2 y figura 3 en la sección de resultados. Este juego de sustitución da pie para una posible investigación, ya que sospechamos que está relacionado con la búsqueda de una comunicación intercultural o transcultural, que cada día se presenta más necesaria en los contextos institucionales de comunicación patrimonial.

En el caso de la arista aplicada de la hipótesis, la cual supone que es posible su adaptación y aplicación en los diseños de las exhibiciones museísticas, se considera que es fundamental considerar el uso de discursos argumentativos en las etiquetas interpretativas, apoyados en esquemas por signo en sectores claves de la exhibición para, a través de ellos, posicionar significativamente los procesos cognitivos que se comparten con el auditorio general.

Los resultados comprueban que el esquema por signo es el ‘esqueleto’ que mejor permite el acople de interpretaciones en la búsqueda de una interpretación de mayor densidad, sobre todo por su característica de estar apoyado en la evocación de territorio donde se ha planteado el argumento, en alusiva intención de implicar la situación argumentativa total.

6. Conclusiones

El presente trabajo permitió develar una parte que consideramos fundamental del conjunto de recursos necesarios, para una comunicación relevante y significativa en los contextos museográficos.

Lo primero que podemos señalar es que se corrobora la tendencia natural a la combinación y el montaje de los esquemas al interior del discurso argumentativo. Conjuntamente, se confirma la hipótesis de que la relación se fuerza desde el contexto cercano, porque en todos los casos de esquemas por signo son los artefactos en exposición los que cumplen el rol de signo, combinados con la descripción del yacimiento arqueológico donde fue descubierto el objeto patrimonial en exhibición. Se evidencia la necesidad de aludir al lugar o territorio, en la búsqueda de relevancia significativa.

En el contexto museográfico de la región de la Araucanía se procedió a ubicar al elemento sintomático en la premisa inicial, donde se presenta el punto de vista. Esta fue una estrategia utilizada en todos los casos revisados. A través de esta maniobra por parte del proponente, sumado al manejo de las razones enfocadas en sustentar el signo más que la creencia misma, se logra establecer la predominancia del esquema por signo al interior del discurso argumentativo de las etiquetas interpretativas.

La investigación permitió, por medio del análisis de casos, comprobar la importancia de las preguntas críticas en la evaluación de argumentaciones apoyadas en esquemas argumentativos. Pero principalmente en este caso, la incorporación de la tercera pregunta al esquema de argumentación por signo se manifestó esencial tanto para el montaje, desmontaje y evaluación del argumento. Con la tercera pregunta incorporada, el territorio resalta y entrega señales rápidas de su importancia para la situación de habla total, nos remite a un ámbito más concreto y a la vez hace alusión de manera explícita a las dinámicas socio-territoriales.

Por último, se ha detectado que los esquemas considerados complejos también realizan una referencia al territorio, pero con la utilización y combinación de variadas figuras retóricas como la resignificación o sustitución que ameritan una investigación en profundidad.

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