Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura

2011, 21 (1) 40-52

 

HACIA UNA POÉTICA “PROVINCIANA” DEL RECUERDO: ESTAR AQUÍ/SER ALLÁ EN LA OBRA LITERARIA DEL EXILIO DE OSVALDO RODRÍGUEZ MUSSO

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GOING FORWARDS TO A “PROVINCIAL” POETICS OF REMEMBRANCE: TO BE HERE/ TO BE THERE IN THE EXILE LITERARY WORK OF OSVALDO RODRÍGUEZ

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Ximena Figueroa Flores1, Hugo Herrera Pardo2

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Conicyt/BCH Cotutela Doctoral

1figueroablume@gmail.com 2hugo.herrera.pardo@gmail.com

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RESUMEN

A la luz de la categoría espacio ontológica Estar aquí/ser allá, que postulamos como herramienta de análisis, leeremos algunos textos significativos dentro de la obra literaria  (se  hace  la  distinción  debido  a que también incursionó en el dibujo y, por supuesto, la música) de Osvaldo Rodríguez Musso. Este quiebre ontológico creemos cubre el entramado semántico que ha ocupado en general la obra  de  este  poeta  y  es  aquello lo que le ha dado a estos discursos una doble condición de marginalidad, reflejada tanto por su situación de escritura desde/ sobre el exilio —desde aquí la  evocación del recuerdo— así como  por  su  realidad de escritor de provincia. Y a causa de este evidente estado de postergación de la obra de este autor dentro de la literatura nacional, intentaremos responder a la pregunta de por qué la crítica literaria chilena del exilio no le ha otorgado una posición significativa a esta poética “provinciana” del recuerdo.

 

 

Palabras clave: Literatura del exilio, poética “provinciana” del recuerdo, doble marginalidad, recepción crítica.


ABSTRACT

In light of the spacial-ontological category Being here/Being from there, which we propose as an analytical tool, we will read some significant texts within the literary work of Osvaldo Rodríguez Musso (this distinction being made due to the fact that he also made a foray into drawing in addition to his musical work, of course). We believe that this ontological rupture covers the semantic framework that has been occupied in general in the work of this poet and it is that which has given these discourses a condition of dual marginality, reflected as much in his condition as writing from/about exile— where memory is evoked—as well as his reality as a provincial writer. Because of the evident deferral of the work of this author within our national literature, we will attempt to answer the question as to why Chilean literary critics of exile haven´t given a significant position to the

¨provincial¨ poetics of memory.

 

Keywords: Exile literature, ¨provin- cial¨ poetics of memory, dual marginal- ity, critical reception.


¿Qué saben las cosas de distancias, de kilómetros, de nubes?

¿Cómo les cuento qué es el mar?

O. “Gitano” Rodríguez M.

Un avant propos: Del estar aquí/ser allá en la obra literaria de Osvaldo Rodríguez Musso

 

En la obra literaria de “Gitano” Rodríguez Musso se deja ver de forma permanente una cierta obsesión por la ausencia y el abandono. Entre sus escritos de exilio (desde y sobre él) aparece constantemente un mundo imperecedero que habita en el recuerdo de un pasado anhelado y por eso mismo pesaroso.

 


Voy a auscultar tu ausencia,

a recorrer con los dedos la textura del olvido, a escribir el abandono sobre el pasto,

a desbordar este silencio

esta falta de espacio en queme has sumergido.


 

 

 

 

Rodríguez (1994: 13)


 

Estos versos presentan una temática sobre el exilio que atraviesa la poesía de Rodríguez Musso, la cual es el significar una materialidad inconclusa; el tacto que recorre la textura del olvido, la escritura sobre el pasto, el desbordar el silencio. Es como un registro que muestra sus propios límites y dentro de esta temática quizás la más frecuente sea la evocación a un espacio que está siempre presente, un espacio en específico: la ciudad de Valparaíso, que se reconstruye desde la memoria hacia las palabras resaltando una y otra vez sus elementos particulares. Valparaíso en esta poesía se encuentra convertida en ciudad inolvidable, en una suerte de Aleph propio de este autor. Aquel lugar desde el cual aparece continuamente reunido algo de otros lugares del mundo o a la inversa; el puerto siempre presente como fantasma en otras ciudades:

 

[T]odas las ciudades tienen algo de Valparaíso […]. [E]l ascensor Polanco, que muchos porteños creen único, tiene un primo hermano en Estocolmo y otro en Lisboa. La calle de Jan Neruda, en Praga, podría perfectamente descender del Cerro Alegre.

(1996: 5).

El alejamiento de la ciudad natal de Valparaíso por causa del exilio es el leitmotiv de estas producciones artísticas y literarias (en especial a partir de su segundo libro: Diario de doble exilio de 1975). En estas últimas adquiere una importante significación la distancia, como consecuencia de este continuo desplazarse hacia otros espacios menos anhelados. Tal fenómeno nos ha llevado a formular una conceptualización que, creemos, contiene, en


términos espacio-ontológicos, la particularidad de esta poética que hemos denominado como “provinciana” del recuerdo (y que luego desarrollaremos), esta es: el Estar aquí pero ser allá.

 

Entendemos, a priori, este estar aquí/ser allá como una especificidad geográfica territorial referida a la simple distinción entre el aquí y el allá, en la que se halla situado por una parte, la figura del poeta mismo y el lugar de su escritura (desde aquí); y por otra, la representación de su anhelo manifestado en el espacio evocado (el allá). En pocas palabras: El poeta Osvaldo Rodríguez Musso situado desde aquí poetizando sobre el allá.

 

Luego de esto, concebimos las categorías temporales y ontológicas, vale decir: estar/ser, como condiciones particulares de una situación recurrente en la que, a partir de los planteamientos de Kusch en “América profunda” (1975), el “estar” sería representativo del espontáneo relacionarse americano, atado a una identidad irresoluta que se configura a partir de las diferencias y de esa constante necesidad de autoafirmarse, típicas de la cultura latinoamericana. Enfrentada a la categoría del “ser” la que es atingente a lo propiamente europeo, a su identidad etnocéntrica, aparentemente resuelta y por ende esencialista.

 

Existe en esta poética del exilio y del recuerdo una suerte de inversión ontológica a partir de estos términos, ya que se está en el lugar donde se debería ser en un lugar “otro” que no es latinoamericano y se es donde se debería estar en el Valparaíso que guarda la pluma y la memoria. Un estar [desde] aquí en una constante búsqueda y encuentro de las palabras precisas que le permitan acercarse, aunque figurativamente, a ese ser [de] allá pasado, a la evocación del recuerdo de la experiencia vivida en su espacio provinciano anhelado que le da sentido también a su ser de la actualidad.

 


Aquí o allá, bajo cualquier estrella, tristes atardeceres de trenes olvidados, como el recuerdo de los árboles

en los jardines que hoy puebla este silencio.


 

 

 

(1994:76).


 

La referencia temporal de estos versos presenta un manifiesto quiebre en el cual se alternan presente (primer verso), pasado (segundo y tercer verso) y nuevamente presente (cuanto verso), en el cual queda expresado que la vuelta a este presente se encuentra totalmente marcado por una experiencia que define al sujeto del poema desde el pasado: “en los jardines que hoy puebla este silencio”. Este quiebre ontológico es un topoi característico de la poesía del exilio de “Gitano” Rodríguez.


Podemos decir también que existe en esta poética un permanente estar siendo allá, propio de su condición descentrada de poeta de provincia, en la cual aparte de construirse dentro del canon literario más cercano al de la periferia que al oficial, está siendo siempre en un allá, incluso si se situase en su ciudad natal. Aquello está vinculado a lo que apostaremos más adelante; su doble condición de marginalidad.

 

Debe reconocerse que la poesía de Rodríguez Musso no ha recibido hasta la fecha atención por parte de la crítica. Postulamos que este quiebre ontológico nos puede llevar a responder los factores y elementos de tal fenómeno. Por ello, en lo sucesivo, indagaremos este quiebre a partir de distintas instancias, tanto de producción como de recepción, en específico las particularidades de su discurso sobre el exilio, su recepción crítica y los problemas de su público lector.

2 Exilio y provincianismo. A propósito de una doble marginalidad

¿cómo estarán las playas blanquísimas de Horcón? […]… qué dirían los pijes del colegio Mackay o del Club de Viña si me vieran. […] “Militares de mierda, me estoy muriendo de pena…”

 

(“Escrito en Niza”. Rodríguez. Revista Araucaria de Chile. Nº 8. 1979: 200-201).

 

Lasagendasprogramáticasdelpensamientocríticoyliterariolatinoamericano de las últimas cuatro décadas han impulsado la reubicación de formaciones discursivas dentro del marco de las literaturas nacionales, y, en un plano mayor, dentro de las literaturas latinoamericanas tales como indigenismo, feminismo, poesía étnica, realismo mágico, literatura testimonial, por mencionar algunos casos. La reubicación de estas formaciones discursivas responde a las condiciones políticas y sociales del lugar de enunciación desde donde se piensa esa literatura y su correspondiente crítica, tal es caso del indigenismo dentro del desarrollo de la crítica literaria peruana o la literatura testimonial dentro del contexto de los países centroamericanos.

 

Ahora bien, pensamos que en el caso chileno esa condición política y social preponderante que atraviesa su literatura y las consideraciones que la crítica literaria chilena ha hecho de ella, es el exacerbado centralismo que recorre su historia política y cultural desde la colonia hasta nuestros días. De hecho, Sergio Boisier (1993) define al país como “una suerte de epifenómeno del centralismo latinoamericano”, y entrega algunas de las causas a las que se debería tal fenómeno, siendo éstas: las características geomorfológicas del territorio, el modelo borbónico de administración pública y soberanía, la guerra permanente desde el periodo colonial hasta fines del siglo XIX, la figura portaliana de los Intendentes y la migración campo-ciudad impulsada por el desarrollo modernizador.


Todo este fenómeno de primer orden para la organización de las formaciones sociales al interior de Chile, ha conllevado una extensa representación en la literatura chilena de la relación capital-provincia (y sus respectivos sujetos) que puede apreciarse con cierta nitidez desde el Martín Rivas de Blest Gana hasta producciones más recientes como la narrativa de Adolfo Couve, pasando por corrientes como el criollismo y la poesía lárica1.

 

Creemos que una de las razones de la desatención crítica que ha sufrido la obra de Rodríguez Musso es justamente ésta. Ya que si bien este autor fue un agente activo de la literatura chilena en el exilio participando y colaborando permanentemente en las revistas Araucaria de Chile y Literatura chilena en el exilio, surgidas durante esa experiencia su producción literaria sólo se encuentra referenciada y no problematizada. Así lo constata la siguiente alusión aparecida en el número 9 de la revista Literatura chilena en el exilio, específicamente en un artículo de Roberto Díaz Castillo titulado “Testimonio de la lucha antifascista”:

 

En las filas de estas letras de la resistencia militan y destacan Omar Lara Oh buenas maneras, Osvaldo Rodríguez Diario del doble exilio, Oscar Hahn Arte de morir, Fernando Alegría El paso de los gansos, David Valjalo y muchos otros que, como los ríos de Chile

–son palabras de Neruda– bajan de las alturas nevadas de la gran cordillera, bajan de las eternas soledades nevadas del gran silencio callado, y al salir de sus prisiones se desencadenan, combatiendo tierras y prados, horadando roquedos, tronando como mil

leones, suspendiéndose en rápidas, cristalinas y secretas cascadas.

(1979:5)

La poesía de “Gitano” Rodríguez no ha tenido la misma consideración que otros autores que también participaron del periodo como Gonzalo Millán, Oscar Hahn, Federico Schopf, Jorge Montealegre, Jaime Quezada, por citar algunos. En este caso se trata de una disrupción entre una subjetividad y una experiencia colectiva institucionalizada, sobre todo a partir de “operaciones de marcado” (Bourdieu, 2009) que otorgan importancia simbólica en los procesos de circulación de las obras, como son las antologías, los ensayos de críticos de relevancia (“Crítica del exilio” de Grínor Rojo de 1988, por ejemplo), los artículos académicos sobre la literatura chilena del exilio, entre otras.

 

Por otra parte, la evocación del paisaje anhelado hecha por Rodríguez Musso

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1 Un desarrollo de este tema puede encontrarse en la tesis de Magíster en Literatura (inédita) de Mario Verdugo “La provincia como discurso mítico. Espacios inmutables en

la narrativa de Andrés Gallardo y Marcelo Mellado” presentada en 2009 en la Pontificia Universidad Católica  de  Valparaíso.  Dicha  tesis  establece  seis  tópicos  recurrentes  en la representación del provinciano y la provincia en la literatura chilena (minusvalías, topofobias, sedentarismos, huidas, retrasos, esterilidades), para finalmente apreciar cómo la narrativa de Andrés Gallardo y Marcelo Mellado ironizan y subvierten esos tópicos a partir de la figura de la desmesura.

 

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en su poesía resalta, incluso por sobre la imagen de la patria, la imagen de Valparaíso. Se debe constatar que la propuesta contra-hegemónica de los escritores e intelectuales del exilio, fue, ha sido y sigue siendo pensada desde la imagen de la nación y no desde la comunidad de filiación más próxima, siendo este uno de los motivos por el cual esta poesía, hasta el momento, ha permanecido en los márgenes.

 


Sobre la fría muralla que yo pinté de blanco veo Valparaíso.


 

 

(1994:78)


 

Esto nos hace pensarlo como un escritor exiliado con una doble marginalidad: ya que a la marginalidad propia del exilio con su correspondiente política cultural homogeneizadora impuesta desde el poder, se suma su rasgo de escritor provinciano. En todo caso, la obra de “Gitano” Rodríguez no es una excepción en este sentido, ya que se ha profundizado muy escasamente, desde una perspectiva crítica, la poesía de exiliados provenientes desde provincias (sólo en los últimos años destaca, por ejemplo, la atención dada a los integrantes del grupo Aumen de Chiloé). En suma, se trata de otra de las aristas que el fenómeno de exacerbado centralismo ha tenido en la cultura y la literatura chilena.

 

En esta relación entre el exiliado de provincia y Valparaíso destaca un hecho significativo. Durante el período en el que este autor escribe desde el exilio, evocando a su ciudad natal, ésta ha comenzado a experimentar un acelerado “aprovinciamiento”2 que ya se venía manifestando, sobre todo a partir de las décadas del 40 y del 50 del siglo pasado. Durante fines de los años 70 y a lo largo de la década de 1980 se desmantela una cantidad importante de fábricas e industrias, por lo que Valparaíso pasa a ser otro relegado espacio provinciano con respecto a Santiago.

 

El exilio –como órgano de apartamiento y luego de integración espacio- cultural– se presenta en esta poética “provinciana” del recuerdo, doblemente marginal, referido no sólo como parte de la experiencia vivida del poeta, y con ello como lo que podría ser el testimonio de una “situación anormal, transitoria, algo así como un paréntesis que habrá de cerrarse con el puntual retorno a los orígenes” (Rama. 1978: 100), sino que además como construcción discursiva y como representación.

 

Con  respecto  a  esto  podríamos  decir  que  nuestra  apuesta  ontológico-

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2 Para este tema véase el artículo de Adolfo de Nordenflycht (2010) “Los jaguares se van: provincia e imaginario local de Valparaíso en Sueldo vital de Carlos León” en Anales de Literatura chilena, número 14, 157- 172.

 

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espacial del estar aquí/ser allá reúne dos tipos de exilio a la vez: el violento y el voluntario3. Es violento ya que implica un traslado físico obligado (por causas políticas) entre un aquí y un allá, y es lo que forma parte de la experiencia vivida por el poeta mismo, en su estar aquí forzoso.

 


Este es el armazón en donde vivo: palomas,

árboles infinitos, palabras,

los nombres de mis amigos muertos

y otros que el exilio repartió por el aire.


 

 

 

 

(1994: 65)


 

El quiebre ontológico: estar aquí/ser allá, se significa en la distancia entre el armazón que se presenta como continente y lo que se nos presenta como contenido, elementos etéreos que contrastan con esa materialidad que es el armazón: palomas, palabras, nombres de amigos muertos y otros que el exilio repartió por el aire.

 

También es un exilio voluntario porque se manifiesta como una huída psíquica del lugar desde donde se enuncia la experiencia (sus viajes por el extranjero), estando centrada más en la evocación mental del pasado, de aquello que tiene que ver con ese estar aquí pero ser allá y que es lo que constituye la representación y la consiguiente construcción discursiva de esta poética. Un exilio voluntario que es mucho más significativo en esta poética que el violento, ya que formula ese ser allá, que es la propia huida hacía el recuerdo y la rememoración, el juego de resignificaciones presentes no en lo físico propiamente tal, sino que en lo substancial de la memoria que reconstruye el espacio provinciano, y que es lo que define la particularidad de esta poética doblemente marginal. Es un exilio voluntario, entonces, porque la evocación está siempre presente, en las representaciones y sujetos que constituyen este discurso:

¿no están viendo que echan un bote al mar para volver a la patria?

Y allá entre la tórrida luminosidad de Angola,

en Luanda comiendo con Alfredo Gravina, ¿conoces Araucaria?

¡Cómo no!, y, a propósito, aquí viene un compatriota, “soy hermano de Pepe Donoso,lo entrevistaste, tienes trajebaño, pues vamos de pesca”

(¡dios! como en Valparaíso).

Rodríguez (1981: 8)

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3 Esto de acuerdo a las categorías que emplea Ana Pizarro en el Colloque de Cerisy-la- salle de 1978, en el cual, a partir de su presentación titulada “Le corp et la souffrance”, explica dos diferentes tipos de exilio: el de violencia y el por voluntad propia. (Fuente: Apuntes del seminario “La littérature latine-américaine au seuil du XXIe siécle” dictado por Mme Florence Olivier en el marco del magíster en Literatura General y Comparada de la Universidad Sorbonne-Nouvelle).

 

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En definitiva, estas producciones  literarias  forman  parte  de  dos  tipos de exilio: violento y voluntario; el primero como parte de la experiencia vivida del poeta, el segundo como representación y discurso en su poética. Sin embargo, y excediendo los márgenes de la representación, resulta significativo señalar que hacia finales de la vida de Osvaldo Rodríguez Musso, una vez que retorna con la vuelta a la “democracia” a su ciudad natal y no logra reinstalarse en ésta, él mismo reconoce en una carta a Micharvegas que:

 

Ahora no soy exiliado político sino emigrante y esto algo debe haber cambiado dentro de mi corazón viajero. Hace apenas seis meses que dejé Chile y me sigue penando el fracaso y la pena de haber dejado Valparaíso sin duda para siempre.

Osvaldo Rodríguez Musso (Bardolino, Italia, 15-11-94)

 

3   Los vacíos de la recepción crítica en la producción literaria de Osvaldo Rodríguez Musso

 

Deben reconocerse, al menos, dos momentos en el abordaje crítico de la literatura chilena del exilio. Un  primer  momento  corresponde  a  una recepción simultánea de la literatura chilena producida durante el exilio, en donde se destacan los trabajos de Soledad Bianchi, Grínor Rojo, Ana Pizarro, Alcides Jofré, entre otros. El segundo momento es más reciente, se trata básicamente de acercamientos desde la academia aparecidos en los últimos años, dentro de los cuales destacan los trabajos de Rubí Carreño (2009), quien pretende estudiar la crítica literaria chilena del exilio, y también los trabajos de Iván Carrasco, en los cuales postula a la literatura del exilio como una de las tres formas de literatura intercultural, junto a la poesía étnica y la literatura de grupos inmigrantes, que han venido a reconfigurar “los factores y procesos de construcción del canon literario y cultural contemporáneo y de los procesos identitarios concomitantes” (Carrasco, 2005: 31)– . De hecho, para Carrasco:

 

Lostextosinterculturalesconstituyenlavariedadmássingularydefinidadelaasimilación, adecuación y transformación de la literatura canónica europea en las élites culturales de Chile y América Latina y, al mismo tiempo, de la reacción contra la imposición de modelos culturales, lingüísticos y textuales. La textualidad intercultural ha permanecido durante mucho tiempo semioculta, pues ha formado parte de la literatura canónica como un elemento más, asociada a las llamadas literatura indigenista e indianista en sus diversas expresiones, no obstante conformar un hecho textual y sociocultural diferente

al de las culturas ancestrales

(2005: 41)

Reconociendo las aproximaciones críticas al fenómeno, debemos ahora acercarnos a la explicación del por qué el vacío crítico sobre la producción artística  de  Osvaldo  Rodríguez  Musso.  Una  primera  tentativa  podría


explicarse a partir de un comentario de Soledad Bianchi sobre las dos líneas o directrices predominantes de la literatura chilena del exilio. Según Bianchi (1984), podrían distinguirse dos momentos de esta formación discursiva, caracterizándose el primero de estos momentos por un registro de tipo más testimonial, distinguido por el compromiso político, y en donde Tejas verdes de Hernán Valdés aparece como el texto más relevante. En un segundo momento, de manera mayormente generalizada,  la  producción  literaria del exilio chileno avanza hacia una discusión por la búsqueda de una nueva identidad social. En esta segunda instancia, Bianchi destaca la novela A partir del fin del mismo Hernán Valdés.

 

Teniendo en consideración lo anterior, podemos explicarnos como otra de las razones o factores del silencio por parte de la crítica respecto a la obra de Rodríguez Musso el hecho, como ya hemos mencionado, de que si bien el exilio como experiencia vivida en Rodríguez Musso es de tipo violento y no voluntario, como lo podrían ser las experiencias de exilio cultural o artístico experimentados por escritores como Cortázar o Bolaño, por ejemplo, en cuanto a la representación, éste se instala como una constante que se separa de lo netamente testimonial, viéndose representadas en su discurso no sólo imágenes de dolor y sufrimiento relacionados exclusivamente con [“todo”] lo propiciado por el desacuerdo con los estamentos políticos preponderantes del país, sino que existe además como representación simbólica, como ejercicio de imágenes metafóricas que sirven para poner de manifiesto una construcción discursiva ligada al recuerdo, al abandono y a la preservación de un espacio geocultural que se guarda en la memoria. Una política de representación del exilio que no concuerda plenamente de las dos directrices señaladas por Bianchi y que explicarían, en parte, el vacío crítico que hemos estado indagando.

 

En suma, la producción literaria de “Gitano” Rodríguez Musso  forma parte de una línea alternativa dentro de la literatura chilena del exilio, ya que no practica un registro de tipo testimonial ni tampoco pretende ser representativa de la identidad nacional.

4  El problema del público lector de literatura del exilio

De acuerdo a Ángel Rama, el escritor exiliado funcionaría en relación a tres potenciales públicos, diferenciados por sus disímiles circunstancias:

 

[…] el público mayoritario del país o cultura en el cual se encuentra instalado provisoriamente; el público también amplio de su país de origen al que aspira a continuar hablando, no empece las trabas que imponen las dictaduras para la circulación de su mensaje; el público de sus compatriotas que integran el pueblo de la diáspora, el cual no puede asimilarse simplemente al del propio país de origen por las nuevas situaciones que


está viviendo.


(1978: 102).


 

Este hecho supone otra de las causas de la desatención por parte de la crítica que ha recibido la producción literaria de Osvaldo Rodríguez Musso; éste no ha encontrado aún su público lector, el que estaría aún difuso entre ciertos contextos de producción y de recepción.

 

En el marco del fenómeno de las “condiciones sociales de la circulación internacional de las ideas” (Pierre Bourdieu) este hecho se presenta como un caso particular, ya que, como postula Bourdieu, si uno de los factores estructurales que actúan como generadores de malentendidos es “el hecho de que los textos circulan sin su contexto, que no importen con ellos el campo de producción” (2009: 161) los textos de literatura del exilio, y en concreto la poesía y prosa de “Gitano” Rodríguez, mantienen una estrecha filiación con el contexto en que fueron escritos. Dicho de otro modo, son escrituras situadas, y de forma más precisa, doblemente situadas; presentan una filiación estructural, si se quiere, con su campo de producción, y aparte una filiación simbólica con su campo de origen. Por lo tanto, sus campos de producción y recepción se encuentran particularmente fragmentados, hecho que ha repercutido en la escasez y difusividad de su público lector. Debe reconocerse también que en todo esto influye el tema de la circulación de su obra, demasiado precaria y de difícil acceso, sobre todo de su primer poemario publicado durante el exilio, titulado precisamente “Diario de doble exilio” (1975).

 

Resulta interesante en este sentido reparar en una “operación de marcado” presente en el poemario “Canto de extramuros” (1994), cuyo prólogo es una carta que Julio Cortázar le envía a “Gitano” Rodríguez desde París en el año 1979. Podríamos preguntarnos con respecto a esto: ¿cuántos poemarios o producciones literarias en general podrían pasar desapercibidos si entre sus páginas se encuentra, a modo de prólogo, una carta de un autor cuyo capital simbólico es altamente significativo no solo para la literatura latinoamericana sino que a esta altura también para la literatura universal, como es Julio Cortázar? De seguro, no muchos.

5  Consideraciones conclusivas

La obra literaria de Osvaldo Rodríguez Musso, como perteneciente a un tipo alternativo de literatura del exilio, surge como una suerte de deuda que se tiene con el pasado, y en este ejercicio, lo convierten en “objeto de culto” (Aínsa 2006: 136) dotándolo de una especie de aura excepcional que lo monumentaliza. Pero esta poética “provinciana” del recuerdo, que si bien es


menos un testimonio del exilio (como experiencia vivida) que una apología del espacio anhelado, emana como compensatoria del abandono y la pérdida del lugar de origen, presentándose como una escritura hecha exclusivamente con los materiales que componen una restitución subjetiva de la memoria y el recuerdo. Restitución, como ya dijimos, individual del espacio geocultural provinciano que es Valparaíso, lo que corrobora nuestra apuesta sobre la existencia de una posible disrupción entre una subjetividad y una experiencia colectiva institucionalizada presente en estas producciones.

 

Fernando Aínsa nos dice a este respecto:

Frente a la historicidad expresión de un tiempo que pretende ser colectivo la literatura intenta preservar los asediados espacios de la memoria individual, los mecanismos mediante los cuales los recuerdos personales se subsumen en la memoria colectiva y cómo estos se metaforizan y alegorizan, propiciando la inserción del recuerdo individual

en lugares significados por la ficción o por la poesía.

(2006: 141).

El recuerdo de Valparaíso en la obra literaria de Rodríguez Musso, que adquiere el rol de musa por ser el objeto privilegiado de inspiración y de anhelo, no nos habla de la estructuración de un reconocimiento colectivo de esta ciudad como deseo generalizado de aquellos que vivieron el exilio. Esta poética del recuerdo no se confirma como aquella que identifique la experiencia y los pesares comunes de toda figura del poeta exiliado, tampoco se infiere de sus materiales una intención que intente fijar las directrices para la constitución de una identidad particular del sujeto de provincia. O que sea, en ese ejercicio de semiotización del lugar de origen, una producción literaria que cuenta de un testimonio útil o característico de la memoria colectiva (al límite o cerca de lo institucionalizado) y que en ello pueda ser aceptado dentro de algún determinado “proceso de canonización” (Carrasco, 2005).

 

Los discursos específicos que conforman esta poética, y en esto va también el problema de su desatención crítica, han permanecido fuera de los cánones previstos hasta el momento de apropiación y validación de la producción literaria chilena desde y sobre el  exilio.  El  acercamiento  a  este  tipo  de fenómeno de desatención crítica que sufren ciertas producciones artísticas, en su diversa índole, posibilitan auscultar el hecho de cuán determinante parece ser el papel que desarrollan las aproximaciones metodológicas institucionalizadas en la comprensión de la cultura, en el marco de las “comunidades imaginadas” a decir de Benedict Anderson, y sus respectivos espacios de construcción del saber, en donde finalmente se libran los procesos de apropiación, validación, silenciamientos, marginaciones, etc.


Este hecho hace recordar cierta consideración que Edward Said, en su ensayo “Crítica secular”, hace sobre la escritura de Mímesis de Erich Auerbach, cuando comenta que éste último creía no haber sido capaz de escribir un libro como el citado si se hubiera quedado en Europa, sin haber partido al exilio en Estambul. Said agrega que Auerbach habla precisamente de “ese entramado de técnicas y ética de investigación mediante las cuales la cultura dominante impone sobre un estudioso individual sus cánones de cómo debe practicarse la erudición literaria” (2004: 21).

 

Lo mencionado hasta acá apunta  a  dejar  en  claro  cuán  necesaria  es  la retroalimentación entre los discursos específicos y las metodologías académicas que, en algunos casos, terminan solapando ciertas expresiones necesarias de una cultura. Esta retroalimentación, en definitiva, permite reconocer a una cultura como tal, con todas esas diferencias que, a menudo, desbordan los márgenes de las políticas académicas y de investigación.

 


Preso del mundo viajo inalcanzable, condenado quizás y sin alivio,

voy habitando así mi lento exilio: la cárcel de la tierra interminable.


 

 

 

Rodríguez (1994: 61).


 

 

 

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Bibliografía

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