Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura

2009, 19 (2) 4-26

 

 

El seseo en Granada  ¿una variedad de prestigio o una norma confundidora?

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The seseo in Granada, a prestige variety or a confussing rule?

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Elisabeth Melguizo Morenoa

aProfesor ayudante doctor

Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura

Facultad de Ciencias de la Educación Universidad de Granada

 

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RESUMEN

En este artículo pretendo adentrarme en el análisis del seseo en dos comunidades de habla: una formada por individuos nacidos y residentes en la localidad granadina de Pinos Puente; y otro constituido por hablantes procedentes de dicho municipio que han instalado su residencia definitiva en Granada.  El  objeto  central  de este trabajo reside en poner de manifiesto el valor  que  ha  adquirido el seseo como variedad lingüística distinta de la nativa (ceceo) en las comunidades  de  habla  mencionadas.

 

Palabras clave: sociolingüística, seseo, prestigio,  acomodación.

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ABSTRACT

In this article I intend to go deep into the analysis of seseo in two speech communities: one formed by people born and having their residence in the Granada town of Pinos Puente, and another formed by speakers comin from the before mentioned town who have definitely  settled in Granada. The central aim of this essay lies in showing the value that seseo has acquired as a different linguistic variation from the native (ceceo) in the before mentioned speech  communities.

 

Keywords: sociolinguistics, seseo, prestige, accommodation

 

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Introducción

El seseo consiste en el uso sistemático del sonido [s], tanto en los contextos donde debe aparecer [s] como en los que tienen [θ].

La investigación que llevamos a cabo tiene su origen en la Tesis Doctoral “Convergencia y divergencia dialectal. A propósito del habla de Pinos Puente y sus contactos con Granada” (Melguizo 2007) que tenía como finalidad estudiar las repercusiones lingüísticas que la inmigración rural ocasiona en el ámbito urbano. Concretamente, se analizaba el funcionamiento de las sibilantes /s/ y /θ/ que, según sus manifestaciones, conducían al seseo, ceceo o distinción fonológica entre Granada y un núcleo poblacional de su área metropolitana: Pinos Puente. El volumen total de la muestra investigada era de ciento cuarenta y cuatro informantes (setenta y dos hombres y setenta y dos mujeres). Cada cala poblacional tenía un total de setenta y dos hablantes (treinta y seis hombres y treinta y seis mujeres). Para el estudio, se seleccionaron individuos pertenecientes a tres generaciones de edad: Generación (15-24 años); Generación (25-54 años) y Generación (> 54 años) y a tres niveles educacionales diferentes (sin estudios: 0-6 años; estudios medios: 7-11 años y estudios superiores: más de 11 años).

Conviene aclarar que los sujetos investigados proceden de un área de ceceo: Pinos Puente (según el ALEA, mapa 1705, «Áreas de mantenimiento o de neutralización de la oposición /s/: /T/») en la que dicha norma vernacular goza de un prestigio encubierto. En el pueblo, la gente cecea pero fuera de él, se considera una forma que posee una valoración social negativa. Esta tendencia generalizada alterna, en ocasiones, con la distinción de s/θ que alcanza gran protagonismo.

El contexto de migración resulta de especial importancia para explicar la interacción de patrones convergentes y  divergentes  que  aparecen por cuestiones de prestigio social. En la investigación doctoral se pudo comprobar que cuando los individuos de Pinos Puente se instalaban en la capital granadina empezaban a acomodarse a la norma que goza de mayor prestigio social: la distinción. Los hablantes investigados perciben que su variedad lingüística nativa, ceceo, posee una valoración social negativa y tratan de abandonarla en beneficio de rasgos más prestigiosos (distinción s/θ o seseo). En ese intento, los inmigrantes pineros cometen errores, puesto que son incapaces de articular la sibilante /s/ de forma plena aunque, evidentemente, todos distinguen los fonemas s/ T en la escritura. Fruto de estas confusiones surgen sonidos intermedios de /s/ y /θ/, a veces, prácticamente imperceptibles al oído y, el fenómeno conocido como seseo, objeto de estudio en este trabajo. Por tanto, el seseo ha de interpretarse aquí como una norma lingüística que surge de la distinción. Los datos determinarán después si la hipótesis que planteamos ahora es fiable o, si por el contrario, debe entenderse de otro modo.

El área geográfica ceceante a la que pertenecen los sujetos de la muestra investigada (Pinos Puente) hace que posean una dificultad añadida en la consecución de la distinción. Han de articular el sonido [s] en contextos en los que ellos pronuncian [θ].

Por consiguiente, se puede afirmar que la articulación siseante resulta de los intentos del hablante por acomodarse a una variedad lingüística de mayor prestigio (distinción de s/θ). Alcanzar la distinción supone para el usuario un enorme esfuerzo que paradójicamente le resulta rentable ya que gracias al prestigio social que posee esta estructuración en la capital, el hablante logra ascender en la escala social.

Ahora bien, para valorar adecuadamente el seseo hemos de tener en cuenta la segmentación de áreas lingüísticas en Andalucía. El seseo, como veremos, está presente en dicha fragmentación. Vamos a considerar el criterio fónico para delimitar las áreas lingüísticas que existen en Andalucía. Existen otros criterios de delimitación de áreas: el geográfico y el lingüístico; éste último basadoenelestudioderasgosxicos. Partiendodelestudiodelxicoagrícola que aparece en el ALEA (Alvar, Llorente & Salvador 1961), Alvar (1964) y Fernández-Sevilla (1975) determinaron varias áreas léxicas. Aunque, fue principalmente Fernández-Sevilla el que distingue entre Andalucía oriental y occidental. Por su parte, Martínez y Moya (1982) realizaron un estudio del Léxico del Olivo y descubrieron la existencia de una isoglosa que en la provincia de Jaén coincidía con la Fernández-Sevilla y servía para trazar dos áreas en función del uso común de ciertas unidades del léxico.

Hemos de partir del supuesto de que Andalucía es un continuo dialectal en el que existen variedades convergentes, es decir, más próximas a las formas de prestigio nacional; y divergentes, más alejadas del español estándar (Carbonero 2000; Villena 2006). De este modo se puede diferenciar entre patronesdecomportamientolingüísticoprestigiososynoprestigiosos. Entre los primeros, se encuentran: la relajación y pérdida de sonidos implosivos, el yeísmo y la pérdida de la /d/ intervocálica. Pero a su vez, dentro del grupo de rasgos de prestigio existen dos áreas dialectales que no sólo poseen rasgos diferentes sino también valoraciones distintas de las formas lingüísticas: la occidental de patrón sibilante (seseo y palatal fricativa [∫]), y la oriental de patrón convergente, que trata de coincidir con el estándar nacional. Por otro lado, se encuentran los rasgos no prestigiosos, que se distancian del español estándar y tienen un prestigio encubierto: el ceceo, la elisión de /x/ y la aspiración de /s/.

En esta línea resulta interesante que Villena (2000) distinga dos comunidades de habla1 en Andalucía: la occidental, cuyo centro de referencia es Sevilla, y donde sus rasgos más característicos: el seseo y la palatal fricativa [∫], gozan de prestigio abierto; y la oriental en la que, al no tener un centro que impulse la norma regional, estas formas se consideran no prestigiosas y sus rasgos tienden a aproximarse al estándar nacional. La distinción s/θ y la conservación de /t∫/ son aquí los fenómenos de mayor aceptación.

La situación descrita es una realidad que han ido demostrando los estudios a lo largo del tiempo. Pese a su escasa incidencia en el volumen total de la muestra (Melguizo 2007), en este artículo decidimos estudiar el seseo para determinar con exactitud las variables fundamentales que explican su funcionamiento. Para ello sólo atenderemos a las ocurrencias unívocas de [s] [s] y de [θ] [s].

Los resultados advierten que por lo general, los hablantes optan por el ceceo (norma vernácula) o la distinción (norma de prestigio). Sin embargo, el seseo aparece entre sus realizaciones tímidamente, hecho que resulta especialmente llamativo para su estudio.

No debemos olvidar la profunda imbricación que poseen todas las formas analizadas: ceceo, distinción y seseo (Melguizo 2007). La estabilidad de estas tres estructuraciones depende del funcionamiento del prestigio en el área geográfica en la que nos situemos. Así, en opinión de Moya y García (1995: 218): “en Hispanoamérica, es el seseo la forma más valorada; mientras que en Andalucía, son las realizaciones distinguidoras”.

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1 El término de comunidad de habla alude a una entidad que se define por las actitudes comunes de sus miembros ante el uso lingüístico y comparten normas de comportamiento objetivo.

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1.  Variables

 

Para este estudio se han tenido en cuenta las variables que predicen en mayor medida la aparición del seseo en las dos muestras de habla estudiadas. El análisis de correlaciones determina los factores que funcionan tanto en el pueblo como en Granada:

-   Edad. Los tres grupos generacionales estudiados son: generación (15- 24 años); generación (25-54 años) y generación: (mayores de 54 años).

-  Educación. Distinguimos tres niveles educativos: sin estudios, estudios medios y estudios superiores. El grado de instrucción de los individuos resulta fundamental para determinar si el seseo surge únicamente como norma confundidora en el intento de los hablantes por acomodarse a la distinción o es propio de unos estamentos sociales determinados.

-  Escala de ingresos. Los informantes tenían que responder a la siguiente pregunta:

Rodee con un círculo en qué posición de la siguiente escala se sitúan usted y su familia por los ingresos:

 

2.  Índices generales

 

Los datos globales arrojan un índice relativamente bajo de seseo en las dos calas de población investigadas. No obstante, advertimos diferencias notables entre los sujetos residentes en Pinos Puente y los inmigrantes instalados en Granada (tabla 1):

 

El seseo es un fenómeno apenas inexistente en el pueblo (.03). En Pinos Puente, como sabemos, la norma prioritaria es el ceceo (.70) y son pocos los intentos de los hablantes por adquirir la distinción (.17). De ahí, que también se reduzcan los casos de seseo (.03). Si recordamos, eran los hablantes jóvenes con estudios superiores los que patrocinaban, principalmente, la distinción en el pueblo. La educación junto con la temprana edad de estos informantes favorecía la discriminación entre s/θ. Normalmente, el índice de confusión (ceceo o seseo) en los jóvenes es menor, debido a su elevado nivel educativo; sin embargo, los hablantes de otros tramos generacionales y bajo grado de instrucción impulsan, por lo general, normas igualadoras.

Cuando estos sujetos se trasladan a Granada, se incrementa el índice de seseo en casi 10 puntos. Este ascenso se debe, en nuestra opinión, al prestigio de que goza la distinción en la capital granadina, aunque también puede deberse al contacto casual con granadinos seseantes. Los inmigrantes tratan de acomodarse a la norma distinguidora en mayor medida que en el pueblo. Allí, se sentían cómodos articulando sonidos ceceantes puesto que la norma igualadora gozaba de prestigio encubierto; en cambio, en Granada, la valoración social del ceceo es negativa; mientras que la distinción goza de una muy buena aceptación social. Es por esto por lo que los inmigrantes tratan de abandonar el ceceo que les es propio, en beneficio de la distinción. El problema no está tanto en la articulación de la [s], cuanto en su asignación

al contexto etimológico que le corresponde. Por tanto, la producción de la misma hace que también su congénere sibilante /θ/ se articule como [s]. El seseo granadino ha de ser interpretado, en principio, como resultado de la confusión de los inmigrantes en su intento de acomodarse a la norma estándar (distinción).

Distinta interpretación del fenómeno ofrecen Moya y García (1995) en su estudiosobreel Hablade Granada. Ellosrecogenuníndiceconsiderablemente alto de esta estructuración (40%) en la capital granadina. En su opinión, “el seseo se oye en cualquier zona urbana y en todo tipo de hablantes. Pero el observador no necesita mucho esfuerzo para percibir que el seseo flota sobre la distinción o sobre intentos, más o menos estables, de distinción” (Moya y García 1995: 147). Asimismo, establecen una comparación con otros estudios donde existe un alto grado de coincidencia en los porcentajes de seseo: Salvador (1980: 41,45%) y Moya (1992: 42,5%). La principal diferencia entre estos trabajos y el nuestro reside en el hecho de que mientras los primeros, centraban su atención en el habla de la capital; nosotros, estudiamos el grado de acomodación que manifiestan los hablantes procedentes de un área rural al habla de la capital granadina. Por tanto, cabe decir que la naturaleza del estudio es bien distinta: en el primer caso, los informantes son de Granada capital; mientras que en el segundo, son inmigrantes de origen rural.

A continuación, estudiaremos las variables que explican con más detalle el funcionamiento del seseo en nuestra investigación.

 

3.  Seseo según generaciones

 

La variación condicionada por la generación a que pertenecen los hablantes resulta particularmente caracterizadora (tablas 2 y 3):

 

 


 

Las cifras ponen de manifiesto comportamientos lingüísticos diferentes en los hablantes de ambas muestras:

En el pueblo, son las generaciones de más edad las que muestran los índices más elevados de seseo (.10). En los otros dos grupos generacionales, el valor asignado al seseo desciende considerablemente hasta alcanzar prácticamente el cero (.00 y .01). Estos resultados son indicadores, puesto que advierten de quiénes son los que tratan de adquirir mayormente la distinción en Pinos Puente; aunque, aún no son datos definitivos. Habrá que ver si la educación también incide en el funcionamiento de la variable dependiente (seseo). Otros estudios obtienen datos similares: Sawoff (1980) recoge un porcentaje elevado de seseo en los mayores (0.62); Carbonero et alii (1992) señala cifras intermedias de seseo (0.42) en este grupo generacional puesto que lo propio es el ceceo (0.53) y Moya y García (1995) afirman que son las generaciones de más edad las que conservan el seseo patrimonial, con índices muy elevados (73%).

En Granada, el alto prestigio social de la distinción hace que aumenten los índices de seseo en todos los grupos generacionales. Sin embargo, apenas se perciben diferencias entre los tramos de edad; solo existe una fluctuación de un punto entre ellos (.12; .11; .12). Por tanto, el seseo no parece correlacionarse con la edad del inmigrante. En realidad, su proyección se ha extendido a todos los grupos sociales, con independencia de la generación a que pertenezcan. La confusión (que es como hemos de interpretar el seseo inicialmente porque aún no está demostrado que el


 

fenómeno obedezca sólo a la distinción), por tanto, no sólo es más alta en la capital, sino que también ha adquirido un peso importante.

Los gráficos 1 y 2 ilustran la situación lingüística comentada. Mientras en Pinos Puente, se da una estratificación normal del fenómeno, es decir, se incrementa el seseo a medida que avanzan las generaciones; en Granada, los inmigrantes de cualquier tramo generacional alcanzan unas cotas casi idénticas de esta estructuración.

 

 

4.  Seseo según educación

 

De la información que nos suministra esta variable, lo más destacado, a nuestro parecer, es comprobar si el seseo está influenciado por la educación del hablante. Además, nos interesa estudiar la interacción de las generaciones y la educación, con el objeto de analizar los grupos sociales que impulsan el patrón de igualación (seseo).

En cualquier caso, comentaremos en primer lugar los datos globales que presenta el fenómeno analizado (tablas 4 y 5):

 

 

 

Los datos arrojan diferentes patrones de comportamiento lingüístico: a) el seseo en Pinos Puente está favorecido por los sociolectos altos (.10), y es prácticamente inexistente entre los grupos sociales medios (.02) y ba- jos (.00); b) sin embargo, en Granada, el grupo que con mayor evidencia sostiene el seseo, es el correspondiente a los estamentos bajos, que presenta una probabilidad media de casi el 20% (.18). La fluctuación con respecto a los otros estamentos es de 9 y 13 puntos, respectivamente. Por tanto, se puede afirmar que mientras en el pueblo, eran los sujetos con un alto nivel educativo los que patrocinaban el seseo; en la capital, son los inmigrantes sin estudios los que optan por esta estructuración. Otros trabajos obtienen resultados similares: Carbonero et alii (1992) manifiesta que el seseo en Jerez es propio de los grados superiores de instrucción formal (0.76 nivel culto) y Moya y García (1995) destacan el elevado porcentaje que obtiene el seseo en las clases altas (24%).

Interesa ahora analizar con mayor exactitud este cambio lingüístico. La intersección de la educación y la edad proporciona más información so- bre el funcionamiento de esta variable, el seseo (véase gráficos 3 y 4):

 


 

Como se observa en el gráfico 3, el tipo de estratificación que describe esta variable es normal. Sin embargo, la progresión que manifiestan los estamentos sociales no es proporcional: los estratos altos se sitúan en índices muy elevados; por el contrario, en los grupos sociales medios y bajos cae bruscamente el valor correspondiente al seseo. Los datos atestiguan, pues, que son los hablantes pineros de la tercera generación con estudios superiores los que patrocinan el seseo. Son los sujetos de mayor edad y más instruidos los que tratan de adquirir, en mayor medida, la distinción y, en

ese intento, confunden /s/ y /θ/, produciendo un importante número de

articulaciones seseantes.

Ahorabien, cuandoestosinformantesdeprocedenciaruralseinstalan en Granada (gráfico 4), se incrementa el índice de seseo en todos los grupos sociales. En el entorno urbano, cambia por completo el funcionamiento del seseo y, en consecuencia, su interpretación. Si antes, eran los mayores con estudios superiores los que impulsaban el fenómeno; ahora, son los jóvenes sin ningún grado de instrucción formal los que presentan las cifras más altas de seseo. En la capital granadina, el seseo goza de una buena aceptación social pero se ve relegado a un segundo plano cuando los jóvenes inmigrantes patrocinan la distinción, como nueva norma de prestigio social de la capital (Moya y García 1995). Con todo, hemos de apuntar que el seseo en los inmigrantes no nace como consecuencia de la confusión de sibilantes (pueblo); sino como una de las normas lingüísticas que goza de prestigio en la capital. No podemos obviar que los jóvenes (incultos) han nacido, en su mayoría, en Granada puesto que sus padres se instalaron en la capital años atrás. Por tanto, ellos no producen sonidos seseantes porque procedan de un área de ceceo (Pinos Puente) y les resulte difícil acomodarse a la norma culta granadina (distinción), sino por otros motivos, que estudiaremos a continuación.

Por otro lado, el bajo nivel educativo de los jóvenes inmigrantes también ha podido impedir que las normas de prestigio nacional incidan en su actuación lingüística. Así pues, este grupo social ha adoptado el seseo en detrimento de la distinción, que ha sido un fenómeno patrocinado principalmente por los estamentos altos.

Este singular comportamiento de los jóvenes inmigrantes puede tener diversas causas. Por esto, decidimos cruzar ahora algunas variables que pensamos que podían explicar mejor la presencia del seseo, entre los

jóvenes escasamente instruidos.

En primer lugar, estudiamos los barrios. En el gráfico 5 observamos que las cotas más altas de seseo están representadas por jóvenes sin estudios que viven en el Polígono de Cartuja-Almanjáyar. Esta área geográfica era considerada una zona de expansión en el estudio del Habla de Granada (Moya y García 1995) y, se incluía dentro de lo que los autores denominaron grupo heterogéneo. En este sector, Moya y García obtuvieron un 33% de realizaciones seseantes y, concluyeron diciendo que la expansión urbana está íntimamente ligada a la regresión del seseo en Granada, en beneficio de la distinción. Los autores advirtieron que si bien, en los barrios tradicionales, el seseo estaba presente con valores muy altos en todos los tramos de edad (70%); en el resto de distritos urbanos (entre los que se encuentra el barrio que nosotros consideramos), el seseo es propio de la tercera generación (viejos); mientras que los otros dos grupos apenas alcanzan el 10%.

En efecto, nuestros datos apuntan un índice relativamente bajo de seseo en Cartuja y Almanjáyar (.25), aunque nada despreciable. Parece ser que es en este distrito donde se instalan más jóvenes, cuyos padres proceden de Pinos Puente, que poseen un bajo nivel educativo. Como sabemos, esta zona es la cuna de gente con escaso poder adquisitivo y, preferentemente, gitanos. De ahí que este sector poblacional de nuestro estudio esté compuesto, en su mayoría, por hablantes de raza gitana.

 

 

En segundo lugar, creímos oportuno analizar la procedencia de las personas con las que trataba el joven inmigrante sin estudios. Nuevamente, comprobamos cómo los contactos del informante pueden haber repercutido en su actuación lingüística (véase gráfico 6).

Los datos demuestran que el joven inmigrante sin estudios que sesea posee principalmente contactos solo en Granada. Este hecho favorece la presencia del seseo entre sus articulaciones, puesto que esta estructuración aún se conserva en la capital granadina. Por tanto, cabe la posibilidad de que en su red social haya hablantes que seseen y, el inmigrante se deje influenciar por ellos. No obstante, hemos de apuntar que el seseo también despunta tímidamente cuando el joven alterna contactos del pueblo y de Granada. El trato entre gente procedente de dos ámbitos distintos: rural (Pinos Puente) y urbano (Granada) hace descender considerablemente la cota de seseo. Pensemos que, en este caso, puede ocurrir que el hablante sesee por confusión sistemática de sibilantes o porque el seseo es la segunda estructuración más valorada en la capital (Moya y García 1995). El seseo

en el pueblo aparecía, según hemos visto, tras un intento de adquisición de la distinción o incluso por prestigio social, por tanto, los contactos rurales que posea el joven se adecuan a este patrón. Por el contrario, los urbanos sesean porque es un fenómeno que goza de buena aceptación social. Desconocemos si es la distinta interpretación que origina la aparición del seseo en los contactos del joven inmigrante, lo que hace disminuir el número de realizaciones seseantes. Lo cierto es que existe un predominio claro del fenómeno, cuando el sujeto de la primera generación posee contactos únicamente en Granada.

Otra variable que pensamos que podía potenciar el seseo en los jóvenes inmigrantes es el nacimiento de la pareja. De los ocho sujetos encuestados, seis de ellos tenían pareja y dos, estaban solteros. Por tanto, cruzamos el seseo con el lugar de nacimiento del cónyuge del informante y obtuvimos el siguiente gráfico (7):

 

A la vista del gráfico 7, podemos afirmar que el seseo predomina entre aquellos jóvenes cuya pareja ha nacido en otro lugar, distinto del pueblo (Pinos Puente). De hecho, es curioso que ninguno haya encontrado pareja de origen rural; aunque nada extraño, puesto que su red de amigos está ubicada en la capital y, los contactos en el pueblo se restringen casi exclusivamente a la familia o algún amigo.


 

Recurrimos a la biografía  personal  del  hablante  y  comprobamos  que en cuatro de los jóvenes inmigrantes sin estudios, su pareja había nacido en Granada  capital;  la  pareja  de  otro  informante  procedía  de  Córdoba y, el último, se había casado con una chica argentina. Por consiguiente, podemos decir que los cónyuges nacidos en Granada han podido adoptar el seseo y, por tanto, influir en su pareja; el sujeto cuya pareja era de Córdoba también ha podido verse influenciado por el seseo, puesto que allí es una norma generalizada; y, en Hispanoamérica también sabemos que la norma seseante goza de prestigio social. Si a ello añadimos que el grupo social que estudiamos (jóvenes inmigrantes), prácticamente en su totalidad, ha nacido en la capital, resulta lógico que el seseo pueda estar presente entre sus realizaciones.

En último lugar, conviene aludir al tiempo de residencia de los padres de estos sujetos. En general, la mayoría de ellos llevan viviendo en la capital granadina casi treinta años. Por este motivo, no sólo sus hijos han nacido en Granada, sino que también ellos se han visto influenciados por las normas lingüísticas que, por entonces, gozaban de aceptación social: seseo.

En suma, podemos decir que han sido éstos los factores que han impulsado el seseo entre los jóvenes inmigrantes sin ningún grado de instrucción formal:

 

1.  Lugar de nacimiento en Granada.

2.   Bajo nivel educativo y, por tanto, menor permeabilidad a las normas cultas de la capital (distinción de s/θ).

3.   Barrio de residencia: Polígono de Cartuja-Almanjáyar. En este distrito urbano convive un sector de población muy heterogéneo, en el que también reside gente procedente de otros barrios de la capital, como El Albaicín o El Sacromonte. No obstante, Moya y García (1995) recogen un índice bajo de seseo (33%) en el denominado grupo heterogéneo, aunque no analizaron propiamente el barrio indicado.

4.  Contactos sólo en Granada.

5.   Nacimiento de la pareja del informante en un lugar distinto del pueblo: Granada, otras provincias andaluzas (Córdoba) o en Hispanoamérica (Argentina).

6.  Tiempo de residencia en la ciudad de padres e hijos. A mayor tiempo de residencia, mayor índice de seseo.

 

5.  Seseo según escala de ingresos

 

La posición del hablante en una escala de ingresos puede determinar, asimismo, el funcionamiento del seseo (tablas 6 y 7):

 

 

Los datos demuestran dos patrones de comportamiento lingüístico diferentes en los hablantes de ambas muestras (pineros e inmigrantes). Mientras en Pinos Puente, el seseo es un fenómeno que se correlaciona positivamente con los ingresos del informante, es decir, a mayor renta percibida por el sujeto, mayor es el índice de seseo (prestigio positivo). En Granada, se produce la tendencia opuesta, esto es, conforme descendemos en la escala de ingresos del inmigrante, se incrementa el seseo (prestigio negativo). Asimismo, hemos de apuntar que en la capital granadina aumenta considerablemente el número de realizaciones seseantes, puesto que aquí el seseo goza de prestigio social junto con la distinción. Por tanto, ya sea por

confusión al intentar acomodarse a la distinción, ya sea por ser la variedad lingüística que han adquirido los inmigrantes, el seseo tiene una presencia más destacada en la capital granadina.

No obstante, interesa investigar por qué se produce un funcionamiento opuesto y, por tanto, una interpretación distinta, del seseo.

La intersección de esta variable con la educación y la edad del hablante nos aporta mayor información sobre este fenómeno. El gráfico 8 pone de manifiesto que los hablantes pineros que obtienen los índices más altos de seseo son los sujetos de la tercera generación con estudios superiores y de estatus socioeconómico alto (nivel 3 de la escala de ingresos). Por tanto, podemos afirmar que la educación se correlaciona positivamente con la renta del informante, a mayor nivel educativo, más elevado es el poder adquisitivo. En síntesis, son los hombres mayores de cincuenta y cuatro años, más instruidos y de estatus socioeconómico alto, los que obtienen los índices superiores de seseo. Melguizo (2007: 465) advierte que “la distinción estaba patrocinada en el pueblo por las edades intermedias, principalmente, y la tercera generación”. Tiene cierta lógica, pues, que este último grupo, el de los mayores, impulsen el seseo en Pinos Puente ya que, quizá en otro tiempo, el fenómeno tuvo cierto prestigio y ahora ha dejado de tenerlo.

Los hombres, según advertimos, consideran el seseo una norma prestigiosa. El apego de los hombres a los fenómenos de menor aceptación social, en nuestro caso el ceceo, los induce a valorar de forma más negativa que las mujeres los fenómenos más prestigiados (distinción).

 

 

 

 

En Granada, la situación es bien distinta (gráfico 9): son los inmigrantes (hombres) jóvenes, escasamente instruidos y de bajo poder adquisitivo (nivel 1 o 2 de la escala de ingresos), los que patrocinan el seseo. Es lógico suponer que la edad temprana de nuestros informantes (15-24 años) les impida tener unos ingresos altos, puesto que muchos de ellos son estudiantes o se encuentran buscando trabajo. Por este motivo, la educación se correlaciona positivamente con la renta del hablante, es decir, a menor educación, menor estatus socioeconómico. Por consiguiente, los factores que influyen en el descenso del estatus son los ingresos, la educación y la profesión.

 

 

 

Conclusiones

 

El análisis global del seseo nos proporciona una imagen más veraz del funcionamiento de esta entidad lingüística. Si bien, en un principio, pensamos que el bajo índice que arrojaba esta estructuración sólo se debía a los continuos intentos de los hablantes investigados por adquirir la norma

más prestigiosa (distinción de s/θ), tras el estudio, observamos que existían

dos pautas de funcionamiento de este fenómeno tanto en el pueblo (Pinos Puente) como en Granada:

1.El seseo puede surgir de la distinción, esto es, de los intentos del hablante por acomodarse a una variedad lingüística de mayor prestigio (distinción

de s/θ). Como sabemos, los hablantes objeto de estudio proceden de un

área de ceceo (Pinos Puente), por tanto, poseen una dificultad añadida en la consecución de la distinción. Han de articular el sonido [s] en contextos en los que ellos pronuncian [θ]. La extensión del uso de /s/ los conduce a la producción de sonidos intermedios de s y θ o [s] plena. Por tanto, el seseo ha

de interpretarse, en este caso, como una norma confundidora. Esta primera tendencia (1) es más frecuente entre los inmigrantes, dado el prestigio social que posee la distinción en la capital; sin embargo, en el pueblo, también aparece en los sociolectos altos.

2.El seseo se interpreta como un fenómeno que tiene o ha tenido prestigio social en otro tiempo. Esta forma lingüística posee una valoración social positiva en la capital granadina, de hecho, es la segunda estructuración más valorada (Moya y García 1995). Es lógico suponer que los pineros que se instalan en Granada (inmigrantes) traten de adquirir una norma prestigiada aunque, al igual que su ceceo originario, igualadora. En el pueblo, el seseo también parece tener cierto prestigio social entre los hablantes mayores con estudios superiores, que tienden a abandonar otras formas lingüísticas menos prestigiosas: el ceceo.

En consecuencia, podemos afirmar que este cambio lingüístico se debe al prestigio que poseen los fenómenos en el pueblo y en Granada. Como sabemos, en Pinos Puente, el ceceo es la norma lingüística más valorada puesto que posee un prestigio encubierto; por tanto, los hablantes cultos que deciden adoptar los usos lingüísticos estándares, bien se acomodan a los patrones distinguidores y de ahí, surge el seseo; bien optan por el seseo como fenómeno que goza de prestigio social. Por su parte, en Granada, la forma lingüística de mayor prestigio es la distinción, seguida del seseo y el ceceo (Moya y García 1995). Dado que los informantes que patrocinan el seseo en la capital son jóvenes escasamente instruidos, se puede afirmar que no han tenido acceso para adquirir la distinción, que ocupa el eslabón más alto de prestigio social. En su lugar, se han acogido a la segunda estructuración que goza de mejor aceptación en Granada, es decir, al seseo. Su temprana edad les ha permitido elegir unos usos lingüísticos determinados, pero su bajo grado de instrucción le ha coartado esta posibilidad. Todo ello ha repercutido decididamente en su actuación lingüística. No obstante, el resto de grupos sociales investigados, bien siguen este patrón de comportamiento lingüístico, es decir, sesean porque consideran que el fenómeno goza de prestigio; bien tratan de acomodarse a la distinción y el seseo surge por confusión.


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